Pharma Mar no teme al mercado: sube inversión pese a que los costes la ahogan

  • La farmacéutica hará la mayor inversión de su historia pese a que el proyecto está parado y la situación financiera amenaza con quiebra
Jóse María Fernández Sousa-Faro
Jóse María Fernández Sousa-Faro

El equipo gestor de Pharma Mar, con su presidente José María Fernández Sousa-Faro, ha decepcionado a los inversores de la farmacéutica. El equipo directivo ha preferido obviar sus graves desajustes financieros y se juega todo a una carta: conseguir comercializar su fármaco Zepsyre. Por el momento, los inversores han mostrado su rechazo a la nueva hoja de ruta y a media mañana perdía entre un 4 y un 5% en Bolsa.

Entre las muchas razones por las que Sousa-Faro y su equipo no han convencido al mercado es que la firma no ha mostrado un ‘plan b’ o de contingencia. Pese a la difícil situación financiera, con unos costes fijos desorbitados y unos ingresos que han tornado a la baja en los dos últimos años, Pharma Mar no solo ha preferido jugárselo todo a la última carta, sino que además sube la apuesta. “En 2018 superaremos los niveles de inversión en I+D alcanzados en 2016 y serán los más altos de la historia”. Además, por si fuera poco clara su apuesta Sousa-Faro ha apuntillado que Zepsyre “cambiará la historia de Pharma Mar”.

El 90% del coste en I+D que asume la farmacéutica va a parar a su ensayo con lurbinectedina en la lucha contra el cáncer de pulmón microcítico denominado Atlantis. En otras palabras, el 90% de todo su prepuesto en investigación lo absorbe el desarrollo de uno de los campos de Zepsyre, su gran baza. El principal problema es que ni aunque la evolución del medicamento cumpla con las fechas marcadas por el equipo directivo, que son demasiado optimistas, solucionaría la acuciante situación financiera de la firma para este 2018 y el próximo 2019. Además, que el proyecto está fallando.

El primer proyecto que parecía iba a ver la luz de la rama Zepsyre, el que hacía frente al cáncer de ovario sufrió un duro golpe a principio de año. Bajo el nombre de Corail, Pharma Mar se adentró en última fase de ensayos para poder comercializarlo. Aunque nada más lejos de la realidad, las autoridades echaron para atrás el medicamento imposibilitando que pudiera comercializarse. La siguiente gran baza el proyecto Atlantis, para el cáncer de pulmón, tampoco parece contar con las garantías necesarias y el mercado se muestra pesimista con su evolución.

Se agota el tiempo para Pharma Mar

La estructura financiera de la firma apenas podría resistir otro importante tropiezo de alguno de sus proyectos. En los dos últimos años ha perdido 50 millones, y lo peor ha salido de su balance más de 40 millones de euros. Además, su patrimonio neto para absorber pérdidas podría entrar en negativo a finales de 2018, que es una manera suave de explicar que la empresa estaría en quiebra técnica. Por el momento, su gran acierto, el medicamente Yondelis, salva la situación crítica al aportar un 50% de los ingresos.

Pharma Mar
Evolución de las principales magnitudes de Pharma Mar

El problema es que las cuentas son muy tozudas y no suelen servir los cuentos o las esperanzas futuras para maquillarlas. Por un lado, los ingresos no prevén mejoras sustanciales al menos en el próximo año, sin una patente fuerte que genere una explosión de ellos cómo si lo consiguió Yondelis. Por el lado de los costes, la mayor inversión en I+D que ha anunciado el presidente compensan los pequeños recortes en otros gastos, por lo que se mantienen al mismo nivel. La diferencia final no varia en exceso de la de años atrás, por lo que la estructura financiera se tensará todavía más.

El futuro al que se enfrenta Pharma Mar no es solo incierto, sino que también tiene una seria limitación financiera. Pese a los problemas, al final una farmacéutica vale lo que valen sus patentes y en el caso de Pharma Mar no es distinto. Si la empresa consigue sacar adelante sus proyectos, en especial Atlantis, la situación mejorará, aunque si por el contrario fracasa la empresa queda en el aire y sin mucho más recorrido. Al final, es lo que tiene jugárselo todo a una carta que puede salir tan bien como tan mal.

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