La plantilla de Orange exige mejoras ante la fuerte subida de su negocio en España

  • Llevan cuatro meses de tensas negociaciones en las que el comité reclama revisión salarial al alza y se niega a reducir la jornada reducida.
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Más de tres meses de intensas negociaciones. Casi una decena de reuniones entre la dirección y la plantilla para pactar un nuevo convenio colectivo. Y las posiciones entre el comité de empresa y Orange están aún enfrentadas. Los trabajadores exigen a la compañía que la buena marcha del negocio en España, con la que se ha consolidado como el segundo operador tras superar a Vodafone, debe trasladarse a sus condiciones económicas de los próximos años.

El punto de partida de esta negociación es un incremento significativo del negocio de Orange en los dos últimos años. La operadora francesa se ha consolidado como la segunda por ingresos y negocio en el mercado español, después de superar a Vodafone. Sólo en 2018, con una fuerte guerra de precios, salió airosa y mantuvo un 3% de crecimiento del volumen de ventas y un aumento de más del 8% en el resultado bruto (Ebitda).

Con esas cifras, a mediados de enero arrancó la negociación del convenio colectivo que afectará a una plantilla de unas 6.300 personas en la operadora. Y ese punto de partida es lo que tienen los sindicatos como argumento para exigir más. "Queremos que se refleje la buena marcha de la empresa", advierten fuentes del comité de empresa. Desde ese arranque se han celebrado nueve reuniones y las posiciones siguen bastante alejadas.

Uno de los puntos críticos es el de la subida salarial. Ese reflejo quieren que se perciba en la revisión de los sueldos de los empleados. Junto al bonus vinculado a resultados -el último se aprobó en 2016 y afectaba a toda la plantilla-, el comité exige una revisión al alza mayor. Según apuntan desde el comité, la empresa se mantiene "bastante dura" en este punto. Su propuesta es, según explican desde CCOO, que los salarios más por debajo de 27.000 euros tengan un tratamiento especial y que se vinculen al IPC sin ningún tipo de exclusión de ningún grupo.

El salario no es el único punto 'caliente'. En las últimas reuniones ha surgido otro asunto de fricción importante: la jornada intensiva durante los meses de verano. Los sindicatos acudían a la negociación con la firme intención de ampliarla. Y, según denuncian, la sorpresa ha venido desde la empresa: el objetivo es recortarla después de nueve años manteniéndola durante tres meses al año. "La empresa quiere recortarla a dos meses y es algo en lo que estamos absolutamente en contra", explican.

¿Y los recortes de personal?

Todas estas conversaciones se están manteniendo sin que haya habido, al menos por el momento, ningún planteamiento de recortes de empleos desde la dirección. Entre los sindicatos exigen que haya una garantía de empleo, que evite despidos y con la que se apueste por salidas menos traumáticas como las prejubilaciones. Queda por ver cómo se refleja este punto en el nuevo convenio. A finales del año pasado se formalizó la ampliación del plan de salidas voluntarias para mayores de 55 años con medio centenar de afectados.

Como telón de fondo se encuentra el temor entre los sindicatos por la afección que puede tener el pacto de compartición de redes y de despliegue de la propia Orange y Vodafone, anunciado la pasada semana. Desde el comité insisten en que la dirección descarta que vaya afectar a las necesidades de mano de obra, ni en el medio ni en el largo plazo. Sin embargo, Vodafone sí que se apresuró a anunciar a los inversores que supondría unos ahorros de 600 millones de euros en diez años tanto en gastos operativos y de capital.

El reloj no se para. El alargamiento de las negociaciones ha obligado a poner sobre la mesa algunas medidas 'exprés' vinculadas a salarios y jornadas de verano entretanto se llega a un acuerdo. Las posiciones siguen enfrentadas.

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