Riesgo de nacionalización y quiebra

Plus Ultra y Air Europa amenazan con un efecto boomerang de 528M a la SEPI

La polémica aerolínea y la compañía de los Hidalgo pueden terminar siendo un auténtico dolor de cabeza para el Estado. Ambas fueron las primeras empresas en apuros en ser rescatadas por Hacienda.

María Jesús Montero
María Jesús Montero, ministra de Hacienda, órgano del que depende la SEPI.
Europa Press

Fueron las dos primeras peticiones de rescate que el Gobierno autorizó a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), dependiente del ministerio de Hacienda, y ahora amenazan con ser un auténtico dolor de cabeza para el Estado. Plus Ultra y Air Europa, aerolíneas en apuros por los efectos de la crisis del coronavirus en el tráfico de pasajeros, recibieron en conjunto ayudas por valor de 528 millones de euros entre préstamos ordinarios y participativos. El balón de oxígeno podría no ser suficiente para garantizar su continuidad, habida cuenta de las causas externas al negocio aeronáutico que rodean actualmente a ambas firmas.

La última en arriesgar su futuro ha sido Plus Ultra. La juez titular del Juzgado de Instrucción número 15 de Madrid, Esperanza Collazos, ha ordenado suspender la entrega de parte del rescate (34 millones de euros) que debía recibir la compañía el próximo 28 de julio, es decir, dentro de cinco días. La empresa, que tiene habilitado ese periodo para acreditar que realmente necesita este préstamo para pagar a proveedores, se enfrenta a una posible quiebra si no recibe ese dinero, lo que también golpearía al Estado.

El motivo del efecto boomerang: la SEPI ya destinó los 19 millones iniciales a través de un préstamo ordinario, cuya recuperación queda en el aire con el bloqueo de la justicia a la ayuda restante. Ese motivo ha llevado a la Abogacía del Estado a pronunciarse en contra de la resolución judicial y a afirmar que "la concesión del apoyo financiero no produce ningún quebranto al fondo", sino que dicho perjuicio "se produciría en caso de incumplimiento de la obligación de su devolución por parte de Plus Ultra". 

El futuro de la compañía, a la que siempre le ha acompañado la sombra de la sospecha por sus presuntas vinculaciones con empresarios cercanos al régimen chavista de Venezuela, es una incógnita e invita a pensar en una nueva reacción del Estado ante un bloqueo definitivo de los juzgados. A través de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, el Gobierno siempre ha mostrado públicamente su reconocimiento a la aerolínea como estratégica, pese a representar el 1% de los vuelos y ocupar el puesto 166 entre las aerolíneas españolas. Lo que siempre ha puesto por delante el Ejecutivo es el impacto laboral que puede llegar con la quiebra definitiva de la compañía, con casi 3.000 empleos en juego (350 directos y 2.500 indirectos).

Air Europa y la sombra de la nacionalización

El paquete de ayudas a Plus Ultra puede no ser el único que quede inservible. Recuperar los 475 millones prestados a Air Europa tampoco es una opción asegurada ahora mismo para el Estado. La compañía de los Hidalgo sigue operando en la medida que le permite la crisis del coronavirus, pero su consumo de caja ha ido quemando ese dinero a medida que ha recuperado la actividad. Por tanto, la respuesta a los futuros vencimientos de deuda están condicionados a que la compañía sea finalmente adquirida por parte del holding hispano-británico IAG.

A diferencia del caso de Plus Ultra, el incumplimiento de parte de las obligaciones de Air Europa sí podría traducirse en una inmediata nacionalización. La ayuda recibida ya ha incluido tanto el préstamo ordinario (240 millones de euros) como el participativo (235 millones de euros). Este último instrumento de capital contempla que se pueda convertir la deuda en acciones por parte del acreedor, en este caso la SEPI. Dicho extremo conllevaría a que el Estado adquiriera la paternidad de la compañía, del mismo modo que ha sucedido en Italia con Alitalia.

Gran parte de este futuro depende ahora mismo de la voluntad de la Comisión Europea. Bruselas está analizando desde hace semanas las implicaciones en materia de competencia que tendría la unión de Iberia y Air Europa en rutas de corto y largo radio, así como la posible posición dominante en el mercado que podría provocar la operación. Las primeras impresiones de la vicepresidenta Margarethe Vestager no son buenas: preocupan en el Ejecutivo Comunitario hasta 70 rutas distintas. 

El paquete de destinos se convertirán en moneda de cambio en la operación, algo que desincentivaría la compra para Iberia y, por tanto, daría al traste con los planes anunciados hace ya más de dos años. El histórico de decisiones de Europa en torno a las operaciones de concentración entre aerolíneas de un mismo país tampoco invitan al optimismo, como ya sucedió en los intentos fallidos entre Ryanair-Air Lingus (2013), en Irlanda.

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