Portobello intenta calmar a la plantilla de BT: niega salidas masivas a corto plazo

  • Los sindicatos exigen información y garantizar el empleo al menos durante el próximo año de convenio. Todos los cambios se culminarán en cinco meses.
Fotografía de BT
Fotografía de BT
EFE

La plantilla de British Telecom en España estaba atemorizada ante una posible oleada de despidos tras la venta de la filial. El comprador fue finalmente el fondo de capital riesgo español Portobello. No ha habido reuniones formales entre los representantes de los algo más de 1.000 empleados y el nuevo dueño... pero en encuentros informales los directivos del accionista descartan que se vayan a producir salidas masivas, al menos en el corto plazo. Los sindicatos exigen información y garantía en el empleo como mínimo hasta mediados de 2021, cuando vence el actual convenio colectivo.

Portobello era el mejor posicionado y, finalmente, fue el que se llevó el gato al agua tras poner sobre la mesa la mejor oferta, que rondó los 200 millones de euros. Para los empleados, no era el candidato deseado. Orange, que llegó a pujar también con Másmóvil y con otros fondos de inversión como Macquaire, era su preferido. "Es una empresa de telecos y una de las únicas donde todavía prima la protección social", explican desde el comité de empresa. Y esa es su principal preocupación: si el fondo español, dueño de compañías como Eysa o Iberconsa, sacará la tijera para hacer más rentable el negocio de BT, con márgenes estrechos.

Los primeros contactos no llevan a pensar que se vayan a producir recortes laborales importantes. Según confirman desde el comité, mantuvieron los días previos al anuncio oficial de la compra un encuentro informal y confidencial con directivos de Portobello para explicarles de manera general sus planes con la compañía. Y en esa reunión se confirmó que, al menos por ahora, no esperan despidos masivos en España. La intención del fondo es mantener, al menos a corto plazo, la plantilla de algo más de un millar de empleados.

La otra gran incógnita que sobrevolaba tras esta operación tenía que ver con la reorganización de los equipos. BT quería mantener su negocio de servicios globales prestados a multinacionales españolas del Ibex 35 como Banco Sabadell o Inditex y a compañías extranjeras con presencia en España que necesitaban soporte para su infraestructura de telecomunicaciones. Eso implica desgajar la estructura en una nueva sociedad que dependerá de la matriz del gigante británico. Según los planes comunicados, quiere destinar 236 empleados de los casi 1.300 que tiene la filial. Y sobre este equipo hay muchas dudas. "¿Qué futuro va a haber en esta nueva sociedad de BT? Si va a hacer una gran inversión, ¿por qué no la ha hecho antes?", explican fuentes sindicales. Y sobre la elección de estos trabajadores, dudan de los criterios que se utilizarán. Y sólo exigen que no sea un cambio obligado, sino voluntario. La lista final de los elegidos se aportará, si no hay cambios, en las dos primeras semanas de enero.

Con todo, entre los empleados hay cierto malestar pues desde Portobello no ha habido ninguna presentación oficial, ni reuniones formales. Y en este contexto, desde el comité  de la operación -en la que se aseguraba esa ausencia de despidos a covan a exigir levantar acta de la reunión informal mantenida antes del anuncio oficialrto plazo- y convocar un periodo de consultas para conocer todos los entresijos de su proyecto corporativo. Se agarran a la Ley 3/2009 de Modificaciones Estructurales de Sociedades Mercantiles, en la que obliga a los administradores a poner a disposición, entre otros, de los representantes de los trabajadores el proyecto, los informes, las cuentas anuales o los pactos relevantes que se vayan a incluir en los estatutos sociales.

Portobello se da, según confirmó en esa primera reunión, cinco meses para finalizar definitivamente todos los flecos, después de que haya recibido el informe favorable de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Tiene previsto renombrar a la sociedad y mantener las operaciones como hasta ahora. Cuenta con casi 600 clientes empresariales.

Negocio a la baja

El negocio de British Telecom en España -que fue el primer operador alternativo que se implantó en el país tras la liberalización del sector- ha vivido una continua caída en los últimos años. En el ejercicio fiscal acabado en marzo de este año los ingresos se situaron en 328 millones de euros, ligeramente por debajo de lo logrado un año antes. Su resultado de explotación era de 10,5 millones, es decir, su margen de Ebitda es de apenas el 3%.

Con esta compra de Portobello, el sector de las telecos cierra un año en el que ha habido un calentamiento de las inversiones. Principalmente en el lado de las torres de telecomunicaciones. Tanto Orange como Telefónica vendieron parte de su base a Cellnex y Telxius, respectivamente. A esto hay que sumar otras inversiones como la compra de los once centros de datos de la operadora presidida por José María Álvarez-Pallete por el fondo Asterion (del exjefe de KKR en España) o la venta por parte de Másmóvil de casi un millón de hogares con fibra a los fondos Macquaire Capital y Abardeen Standard.

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