Prado pide reformas inmediatas para evitar la recesión en su adiós de Endesa

  • Los sindicatos de la compañía eléctrica reciben al nuevo presidente en huelga y con protestas en el encuentro de los accionistas. 
Borja Prado va a ser relevado como presidente de Endesa.
Borja Prado va a ser relevado como presidente de Endesa.
EP

Lo habían anunciado y lo cumplieron. Los sindicatos de Endesa despidieron al que ha sido presidente de la compañía durante 10 años, Borja Prado, con una huelga de 24 horas y una fuerte protesta ante el hotel madrileño donde se celebra la junta general de accionistas de la compañía. Pitidos, petardos, pancartas y banderas dieron la bienvenida al que será el nuevo presidente, el catedrático Juan Sánchez-Calero, que se tendrá que enfrentar al primer conflicto en la compañía por la negociación de un nuevo convenio. Sindicatos y empresas están enfrentados porque el dueño de la eléctrica, el grupo italiano Enel (70%), defiende un recorte de los beneficios sociales contenidos en el convenio colectivo que expiró hace más de un año.

El enfrentamiento es intenso. La mayor parte de las 22 intervenciones de accionistas registradas en la junta se refirieron al conflicto. La rebaja que pretende Enel en Endesa afecta a 9.000 empleados en activo y a 24.000 jubilados que disfrutan de condiciones ventajosas en el consumo de electricidad y en algunos casos, suministro gratuito. Endesa ha comunicado a los empleados que a partir de julio, se acabarán las ventajas y deberán buscarse un suministrador distinto a Endesa. La disputa ha llegado a los tribunales. La Audiencia Nacional ha dado la razón a la empresa y las organizaciones sindicales han adelantado que presentarán recurso.

En el último discurso ante la junta, Prado marcó una línea divisoria entre la situación en que deja a la compañía, buena, y la situación política y económica, no tan buena. "Hace un año -aseguró Prado en su discurso- destacábamos el excelente balance macroeconómico del trienio 2015-2017... hoy desgraciadamente, no podemos ser tan optimistas. El crecimiento se ralentiza trimestre tras trimestre y la recuperación del empleo está, por lo menos, estancada". En su opinión, aunque "estamos lejos de la recesión", conviene "ponerse en guardia" y "poner en marcha algunas reformas anticíclicas". Añadió un vaticinio ominoso: "Volveremos a caer en el fango de la crisis en un abrir y cerrar de ojos si dejamos pasar el momento por la cercanía de las elecciones o por un indeseable retraso en la formación del próximo Gobierno.

En su balance de los diez años, Prado sacó brillo a su punto fuerte: el reparto de dividendos. Endesa, dijo, ha sido la empresa eléctrica más rentable para sus accionistas. "Quien hubiera comprado acciones de Endesa el día en que fui nombrado presidente -afirmó- y hubiera reinvertido los dividendos, habría multiplicado su inversión por 4,7 veces, lo que supone una rentabilidad media anual del 17%". "Muy pocas inversiones en el mercado bursátil español pueden presumir de cifras como esas", remachó Prado.

Pero lo que el presidente saliente de Endesa considera un punto fuerte de su gestión es, precisamente, lo que le reprochan los sindicatos. Según sostienen, la política de dividendos, con el reparto del 100% de los beneficios es una imposición del grupo Enel como accionista mayoritario, lo que ha supuesto más de 28.000 millones para Enel entre 2006 y 2018. Una política que se mantiene, además, hasta 2020.

Entre silbidos y gritos de sindicalistas 

Entre silbidos y gritos de sindicalistas presentes en la junta, Prado salió a paso de las críticas por haber permitido la "jibarización" de la empresa en manos de Enel. "Tras su incorporación al grupo Enel -explicó Prado- el rol asignado a Endesa fue concentrarse en los mercados ibéricos y podemos asegurar, con satisfacción, que hemos cumplido nuestro papel con creces". "No obstante su pertenencia al grupo Enel, Endesa ha mantenido su marca y su personalidad", concluyó.

Tras la junta, el consejo aprobó el nombramiento de Juan Sánchez-Calero como nuevo presidente. El cambio de presidente en la compañía se produce en un momento clave. Endesa, que un día fue la joya de la corona del sector público empresarial del país, es la eléctrica más afectada por la transición energética por sus intereses en el carbón y el sector nuclear y por limitar su actividad a España. El encargado de pilotar el proceso será el actual consejero delegado José Bogas, que conoce al dedillo todos los engranajes de la compañía después de 37 años. Bogas será quien tenga los poderes ejecutivos en una división a la anglosajona de las competencias en la cúpula de la empresa.

En su intervención ante los accionistas, Bogas se ocupó de desplegar los datos que respaldan un análisis optimista de la compañía: mejora en un 2% del ebitda, hasta los 3.617 millones, si bien el resultado neto cayó un 3% (1.417 millones); 1.511 millones de dividendos e inversiones de 6.400 millones (1.400 millones más que en el Plan Estratégico anterior). Bogas se refirió a los planes del Gobierno de Pedro Sánchez para la transición energética. En este sentido, calificó de "satisfactoriamente más ambiciosos" que los fijados por la Comisión Europea. No se mostró tan complaciente en lo que se refiere al funcionamiento del sistema eléctrico: "las tarifas eléctricas españolas -aseguró- se encuentran entre las más elevadas de Europa", lo que atribuyó a "sobrecostes de política energética e impuestos que nada tienen que ver con el estricto coste del suministro eléctrico".

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