Prisa se apoya en los socios españoles mientras HSBC se descuelga del capital

  • Telefónica acude casi en su totalidad a la operación y mantiene una participación cercana al 9% que asegura el núcleo estable con el Banco Santander.
Sede de Prisa en Madrid.
Sede de Prisa en Madrid.
José González

La ampliación de capital llevada a cabo por el Grupo Prisa para la recompra del 25% que todavía no controlaba en la división de libros educativos Santillana ha clarificado la posición de los dos grandes accionistas españoles del grupo de medios de comunicación, como son el Banco Santander y Telefónica. Al cierre de la operación, ambas entidades han reafirmado el núcleo estable de Prisa con una participación conjunta cercana al 15%. En el otro lado de la balanza figura el gigante financiero británico HSBC que se ha descolgado de la ampliación y ha diluido su participación del 10,1% a poco más del 7%. El fondo Amber Capital se mantiene como máximo accionista de referencia con un 29,3% de la entidad que preside Javier Monzón.

El banco que lidera Ana Botín ha asegurado en solitario el aumento de capital por importe de 200 millones de euros a través de lo que en términos financieros se denomina un ‘volume put’ en el que inicialmente estaba previsto que participase también Morgan Stanley. Por su parte, la operadora que dirige José María Álvarez-Pallete ha apoyado también la ampliación a partir de la reinversión de los ingresos generados con la venta de los derechos de suscripción, de modo que su participación del 9,4% se sitúa ahora en un 8,9% del capital de Prisa. No hay que olvidar que el Banco Santander y Telefónica fueron claves junto con La Caixa y el HSBC en el rescate inicial hace ya siete años del grupo propietario entre otros del diario ‘El País’ y la Cadena Ser.

A falta de la liquidación definitiva de la ampliación,  otros detalles significativos de la operación apuntan a una reducción de la participación residual de La Caixa, situada en adelante en poco más del 1%. También está previsto un recorte en la posición accionarial de la familia Polanco, antiguos dueños mayoritarios de la empresa, que se quedarán ahora con cerca del 7%. El jeque catarí Khalid Al Thani, que entró en la empresa en 2015 de la mano del anterior presidente, Juan Luis Cebrián, se ha comprometido a mantener el 6,5% que ostenta actualmente, lo que supone un importante espaldarazo financiero para el actual equipo ejecutivo del grupo dirigido por el consejero delegado Manuel Mirat.

La reestructuración accionarial que ha vuelto a experimentar ahora la compañía es consecuencia directa del enésimo esfuerzo financiero que Prisa ha tenido que acometer esta vez para aprovechar la oportunidad de consolidar el control sobre la totalidad del capital de Santillana, considerada en estos momentos como el principal activo estratégico del grupo. No en vano, la división de libros educativos representa más de la mitad de los ingresos de explotación y casi tres cuartas partes del ebitda, de acuerdo con los datos relativos al tercer trimestre de 2018 cuando la entidad sólo controlaba el 75% de las acciones de su filial. 

Prisa desembolsará por el 25% de Santillana un total de 312 millones de euros, de los que 113 serán financiados con la propia caja obtenida por la empresa a raíz de la anterior ampliación de capital efectuada en febrero de 2018 por valor de otros 563 millones de euros. Este reforzamiento de los recursos propios fue determinante para reestructurar la deuda con el respaldo unánime de los acreedores mediante un acuerdo que extendía el plazo de vencimiento hasta 2022 sin amortizaciones obligatorias durante los tres primeros años y un primer pago de 450 millones de euros procedentes de los recursos obtenidos con la propia ampliación de capital. La sociedad ya informó que el capital restante sería destinado al desarrollo de los negocios del grupo.

La venta fallida de Media Capital

El objetivo de Prisa consistía en financiar la adquisición del 25% restante de Santillana con el mencionado efectivo sobrante de la ampliación más la venta de su división portuguesa Media Capital a la multinacional francesa Altice, en una operación por la que había previsto ingresos de 320 millones de euros. Sin embargo, los planes de la compañía se vieron alterados cuando las autoridades de competencia del país vecino se negaron a aprobar una compraventa que según el sector audiovisual de Portugal hubiera dado lugar a un monopolio televisivo. Prisa tiró la toalla de su pretendida desinversión en julio y barajó lo opción de recurrir a nuevo endeudamiento a través de algún producto estructurado aunque  finalmente la empresa se ha decantado por apelar otra vez a sus accionistas en busca de más recursos propios.

Los socios de referencia del grupo no han querido quebrantar el programa de saneamiento de balance que tanto esfuerzo ha costado llevar a cabo. La recompra, casi diez años después, del 25% de Santillana al fondo de inversión Venture Capital permitirá al grupo maximizar el potencial de crecimiento de la filial en el mercado brasileño donde Prisa concentra buena parte de sus expectativas de negocio en el segmento de libros educativos. Al mismo tiempo, la ampliación sirve también para aclarar la estructura societaria de Prisa como entidad apoyada en las muletas que proporcionan Amber Capital, en calidad de primer accionista, y el Banco Santander, como principal y más activo acreedor de la empresa. 

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