Proyecto Mesana

Cajamar llega a un acuerdo con Hoist en su plan de venta de créditos dudosos

La entidad sigue con su intención de deshacerse de activos de difícil cobro y encuentra un aliado en el fondo del banco sueco, que recientemente ha cerrado operaciones similares con Banco Sabadell.

Entrada a la sede social de Cajamar. CAJAMAR (Foto de ARCHIVO) 01/1/1970
Entrada a la sede social de Cajamar. L.I.
CAJAMAR

En pleno debate sobre qué sucederá con la morosidad ante la subida de tipos, la banca empieza a vender sus carteras de créditos dudosos. Cajamar se ha sumado a esta tendencia y ha cerrado varias operaciones en los últimos meses, la última de ellas con el fondo sueco Hoist, filial del banco que lleva el mismo nombre y un sospechoso habitual en este tipo de operaciones. La cartera a la venta, en la que ha participado el bufete Uría Menéndez, estaba bautizada como Mesana e incluía créditos garantizados, no garantizados y activos adjudicados después de un proceso de ejecución hipotecaria (REO, en el argot financiero), según las fuentes consultadas por La Información

Cajamar sigue con esta operación el plan emprendido en los últimos meses. En la presentación de sus resultados trimestrales, la entidad presidida por Eduardo Baamonde desveló que en septiembre cerró una operación similar para la cartera Ostende, cuyo valor bruto contable de 703 millones de euros, aunque no desveló el nombre de la parte compradora. Este tipo de ventas ha llevado la entidad a reducir la cartera de activos dudosos en 310 millones de euros (-22%). La compañía no contestó tras ser contactada por este diario. 

El comprador de esta cartera de activos, cuyo valor no ha trascendido, es el fondo sueco Hoist, filial de un banco que lleva el mismo nombre. Se trata de un actor habitual en este tipo de operaciones y que ha vuelto a saltar a los focos del sector después de haber cerrado una operación reciente con Banco Sabadell, en la que el banco catalán abrió un proceso competitivo y tuvo como segundo interesado a KKR. Antes del estallido de la pandemia, Hoist se ha interesado por compras similares, como la de la megacartera de Banco Santander para el proyecto Old Trafford.

Al igual que la entidad sueca, otros inversores institucionales se han lanzado al mercado español. Es el caso de Ordesa, Axactor y EOS, que el pasado septiembre se repartieron la mayor cartera de activos problemáticos de Caixabank tras la pandemia. La mayor parte se la quedó la alemana EOS, mientras que las otras dos partes de la cartera se dividió entre Axactor y Kruk. La primera se adjudicó la deuda de pymes y la segunda, que en meses anteriores había hecho lo propio con deudas de Cetelem y la financiera de Carrefour, se centró en la deuda de crédito al consumo.

Pendientes de la morosidad

La cartera adquirida a Cajamar comprende tres tipos de activos. Por un lado, créditos garantizados y no garantizados y, por otro, REOs (real estate owner, por sus siglas en inglés), que son activos adjudicados después de un proceso de ejecución hipotecaria. La operación se produce en plena expectación sobre qué sucederá con los índices de morosidad. La de Cajamar está por debajo de la media sectorial, según datos de la propia compañía, lo que evidencia una mejora respecto a los últimos meses, a la vista de los datos recopilados hasta marzo por Alvarez & Marsal. La consultora detectó que la entidad cooperativa estaba a la cabeza en exposición al riesgo.

Pero en el sector financiero no pierden de vista los factores que podrían provocar un repunte de los impagos. A la subida de tipos de interés, la subida general de precios y los fantasmas de desaceleración de la economía hay que sumar otros factores intrínsecos de las empresas españolas. Uno de ellos es la caída de la moratoria concursal y otro el fin de la carencia de pago -dos años, en la mayoría de casos- de los créditos avalados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) durante el coronavirus. 

El Banco de España ya ha advertido que una parte de estas líneas (aproximadamente el 20%, que suman 23.000 millones de euros) corren riesgo de impago, por lo que deben colocarse en situación de especial vigilancia. Otra voz que se ha pronunciado ha sido la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), que, a través de su presidente, José Manuel Campa, ha pronosticado un aumento de la mora a largo plazo, si bien ha descartado que vaya a alcanzar niveles "dramáticos". 

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