¿Qué es una caja rural y diferencias con una caja de ahorros o un banco?

  • Puede parecer que todas las entidades financieras funcionan igual, bajo las mismas reglas y con los mismos fines, pero la realidad es distinta.
Entidades de crédito
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A la hora de pedir un crédito, solicitar un préstamo o trabajar con una entidad financiera, sabemos que existe la posibilidad de acudir a una caja rural, una caja de ahorros o un banco pero, como clientes, ¿somos conscientes de qué opción nos beneficia más?

Empezando por las cajas rurales, debemos ser conscientes de que son el conjunto más relevante dentro del cooperativismo de crédito español. Su nombre es la clave a la hora de marcar la diferencia con bancos y cajas de crédito ya que, según el Art. 3 de la Ley 13/1989, de 26 de mayo, de Cooperativas de Crédito, "sólo las sociedades cooperativas de crédito cuyo objeto principal consista en la prestación de servicios financieros en el medio rural podrán utilizar, la expresión caja rural".

Teniendo en cuenta las limitaciones legales de su nombre es comprensible que en sus inicios el ámbito operativo de estas entidades fuera más local, aunque con los años hayan crecido hasta abarcar territorio nacional en algunos casos. Eso sí, casi todas venían promovidas en sus inicios por cooperativas agrarias.

¿Y las cajas de ahorro y los bancos?

Además de las cajas rurales existen las cajas de ahorros, ¿cuál es la principal diferencia entre ambas? Que las cajas rurales tienen limitado su principal objetivo por su nombre ya que legalmente deben estar vinculada a la prestación de servicios financieros en el medio rural. No así las de ahorros.

Estas entidades de crédito surgieron en el siglo XIX para ayudar a introducir el ahorro en las clases populares que no tenían acceso a bancos ni podían permitirse operaciones de riesgo. No eran, ni son, sociedades con ánimo de lucro. De hecho, están obligadas por ley a destinar sus beneficios anuales a reforzar su solvencia y futuro económico  y a atender necesidades sociales.

En cuanto a qué cantidades deben aportar a estos fines, la ley establece que un mínimo del 50% de su excedente debe destinarse reservas obligatorias para asegurar su liquidez presente y futura; el resto, sin excepción, se dedica a obra social, que abarca campos tan variados como la conservación del patrimonio, las ayudas a grupos sociales desfavorecidos, la cultura, el deporte, etc.

Y es precisamente esta la mayor diferencia entre cajas y bancos ya que estos últimos son entidades con ánimo de lucro y tienen derecho a repartir sus beneficios entre sus accionistas o a invertirlos en lo que consideren al término del ejercicio económico 

Además, los bancos son sociedades anónimas, mientras que las cajas son sociedades limitadas y no tienen propietarios, sino gestores, y no cotizan en bolsa, por lo que no pueden ser adquiridas por capital privado. 

En resumen, las cajas son entidades sin ánimo de lucro, las cajas rurales deberían tener su objetivo principal en la prestación de servicios financieros en el medio rural y los bancos son entidades con ánimo de lucro que reparten sus beneficios entre sus accionistas o lo invierten en lo que consideren.

Para los clientes

Ahora bien, desde el punto de vista del cliente, ¿en qué se resumen estas diferencias? Aunque parece que todas funcionan con las mismas normas y objetivos,  lo cierto es que no es así. Hay diferencias, sobre todo, si se es un cliente preocupado por saber a qué fines está contribuyendo con su dinero.

Las cajas suelen tener mayor vinculación con el territorio. Es decir, son entidades con un fuerte arraigo local obligadas legalmente a invertir parte de sus beneficios en obras sociales. Una inversión que, a largo plazo ayuda a crecer al territorio del que forman parte.

El sector de las cajas rurales está muy atomizado, con unas 62 entidades asociadas de diferentes formas entre ellas y con muy distinto grado de integración. Por eso, Economía ha dado un paso más para hacer 'irresistible' la fusión a las cajas rurales y el el Banco de España acaba de definir las últimas reglas: las rurales que se integren en un grupo financiero podrán ahorrarse hasta el 60% de la factura al Fondo de Garantía siempre que el holding constituya una hucha propia para asistir a sus asociados en caso de apuros.

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