¿Qué pasa en Mango? La joya de Andic no levanta cabeza y repite los números rojos

Tienda Mango
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MANGO - Archivo

Mango vuelve a perder dinero. Y más que hace un año. La compañía textil catalana publicó este jueves sus cuentas del pasado ejercicio, en las que registró unos números rojos de 35 millones de euros, dos más que en 2017. A pesar de que las ventas crecieron un 1,8% -la primera vez en los últimos tres ejercicios-, la evolución no ha sido suficiente para escapar de las pérdidas; de hecho, se han aumentado. Por ahora, no se aprecia en los balances de la firma el ingente proceso de reconversión que el gigante está llevando a cabo. Un panorama que hace que surja la pregunta, ¿qué pasa en esta firma?

La empresa fundada por el empresario de origen hebreo Isak Andic no encuentra la senda de la rentabilidad que perdió en 2016, cuando entró en pérdidas por primera vez dejándose 61 millones. Aunque ha logrado reducirlas a la mitad, todavía le queda bastante para volver a los beneficios, algo que se complica en el entorno de atonía que vive el comercio textil, con una caída del 2,2% el pasado año

Así, Mango salda 2018 con unas ventas de 2.233 millones y un beneficio antes de impuestos (ebitda) de 135 millones, un 17% más que el ejercicio anterior. Para la compañía eso supone un avance, como ha señalado Toni Ruiz, su director general, en un comunicado, "lo que permitirá a la compañía seguir reduciendo gastos y deuda". Sin embargo, es evidente que algo sucede para que se pierda todavía más dinero mientras las firmas rivales ganan cada vez más.

Por el momento, la deuda se ha reducido a la mitad, hasta 315 millones, y la compañía se ha beneficiado de acuerdo de refinanciación firmado con Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell para extender sus compromisos financieros hasta 2023. Pero parece que ese objetivo está lastrando el verdadero negocio de la firma, que es vender ropa y ganar dinero con ello.

Un modelo que se fue de las manos

El principal problema que arrastra Mango y que le hace seguir en pérdidas es el desmesurado plan de crecimiento que llevó a cabo hace unos años. La expansión internacional le ha costado caro a la firma, ya que abrió numerosos puntos de venta hace unos años en los que invirtió 138 millones, ya que la mayoría eran tiendas propias -a pesar de que su red comercial está basada en las franquicias en gran medida-. Eso llevó a las pérdidas de 61 millones de hace tres años, de las que todavía no ha logrado salir.

Por ejemplo, llegó a tener 444 puntos de venta en Estados Unidos, que ha tenido que dejar en 10 a pesar de ser uno de sus principales mercados internacionales -el 77% de sus ventas procede del extranjero-. En Europa, ahora cuenta con alrededor de 1.400, cuando hace cuatro años tenía cerca de 1.600. También ha llevado a cabo cierres en África, Asia y América Latina, concretamente en México, encogiendo así su inmensa estructura internacional. Un tamaño que en tiempos del comercio online no es necesario porque genera más gastos que ingresos. Y el plan sigue, porque en 2019 quiere cerrar unas 50 tiendas en todo el mundo. Actualmente, cuenta con alrededor de 2.100.

Pero en España ha llevado a cabo la estrategia contraria, pues ha querido ganar presencia y ahora mismo cuenta con 382 locales en nuestro país, a los que habrá que sumar los 60.000 metros cuadrados que quiere abrir a lo largo de este año, eso sí, cerrando otros. Porque ahora lo que se lleva son las 'flagship store' o macro tiendas emblema que las marcas abren en las mejores arterias comerciales de las ciudades, lo que supone el cierre de los puntos de venta más pequeños o que están en ciudades donde no hay una gran densidad de población -en algunas ciudades de Castilla León ya no hay Mango, como Ávila, aunque tampoco están sus competidores-.

Además de esto, la firma ha ido evolucionando en los últimos años a un estilo más depurado y alejado del concepto 'low cost' que representan otras marcas rivales. Ahora, la ropa de Mango tiene una mayor calidad y las colecciones son más reducidas. Eso sí, los precios son más elevados, pues la media de su ropa está en alrededor de 40 0 45 euros, una cifra superior a otras de su sector. Y en un momento en el que el textil compite por precio, eso puede ser contraproducente. Si bien hay que resaltar que su ropa cada vez es más apreciada en el 'fashion business' internacional y algunas de las mayores expertas internacionales e influencers son fans de Mango -las llamadas 'Mango girls', como la argentina Sofía Sánchez de Betak, una de las personas que más saben de moda actualmente-.

La gran fortuna detrás de Mango

Así, la situación de la compañía estrella de Isak Andic se ha convertido en su particular desafío, aunque ha ido dejando paso a las nuevas generaciones en la empresa. Por ello, hace unos años dejó el control del día a día de la marca a su hijo, Jonathan Andic, que ahora es el consejero delegado, para darle aires nuevos, mientras él mantiene la presidencia. 

Pero Andic no solo es conocido en España por Mango. Porque este empresario ha tenido una gran actividad y ha llegado a formar parte del consejo de administración de Banco Sabadell, del que llegó a tener el 7,5%. Si bien el año pasado finiquitó su aventura financiera vendiendo lo que le quedaba de acciones. Además, ha sido presidente del Instituto de Empresa Familiar entre 2010 y 2012, y ha tenido cargos en instituciones puestas en marcha por la Generalitat catalana, como el International Advisory Board o el Investment Advisory Council for Turkey. Andic nació en este país, desde el que emigró a Barcelona y desde el que empezó haciendo negocio textil, pues sus primeras prendas las traía de Turquía.

De este modo, ha logrado entrar en la prestigiosa lista de millonarios de la revista 'Forbes', donde este año ocupa el puesto 1.425 con más de 1.400 millones de euros. Ahora, a sus 66 años sigue ocupándose de sus negocios pero sin estar en la primera línea de fuego. Cabe destacar su pasión por los barcos, como a muchas grandes fortunas, lo que le hace poseer el más grande matriculado en España, llamado Nirvana Formentera, un velero con 53 metros de eslora y 11 de manga. Esta embarcación la compró en 2008 por 30 millones y en él han navegado personalidades como Jaime de Marichalar, pues cuenta con todas las comodidades y lujos para agasajar a cualquier invitado.

Incluso ha sido protagonista de alguna polémica, pues hace unos años, en su estreno como presidente del Instituto de Empresa Familiar, señaló que la remuneración del personal de las Administraciones Públicas, es decir, los funcionarios, debería ser variable y que los nuevos deberían tener una "estabilidad similar a la empresa privada", lo que supone que puedan ser despedidos. Unas palabras que no sentaron nada bien a este colectivo.

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