El otro aeropuerto de Madrid toma pista: ya tiene informe de viabilidad económica

  • Importantes ejecutivos del sector aeronáutico de la talla de Josep Piqué se han unido para sacar adelante este proyecto.
Aeródromo de Casarrubios sobre el que se pretende desarrollar el proyecto. / casarrubios.net
Aeródromo de Casarrubios sobre el que se pretende desarrollar el proyecto. / casarrubios.net

El nuevo aeropuerto de Madrid, en la cercana localidad de Casarrubios del Monte, en Toledo, ya ha tomado pista. Tal y como adelantaba este miércoles el diario 'El País', varios empresarios han formado una sociedad, denominada Air City Madrid Sur, para desarrollar el proyecto de una nueva base aérea para la capital. Esta entidad está dando importantes pasos para convertir los documentos en una realidad. De hecho, según confirma Javier Ruedas, CEO de la sociedad que levantará este proyecto, la Comunidad de Madrid ya ha aprobado el informe de viabilidad económica. 

A día de hoy, la sociedad cuenta con un capital social de 500.000 euros y ha presentado todos los documentos de liquidez necesarios para que el órgano competente haya dado el visto bueno al proyecto financiero. Pero, ¿quién está detrás de este importante desarrollo, que precisará una inversión de 148 millones de euros? 

El presidente de esta sociedad es, según el Registro Mercantil, Gregorio Marañón Bertrán de Lis, consejero histórico del Grupo Prisa. Este abogado, nieto del reputado médico del mismo nombre, es también tío de la futura Duquesa de Alba, Sofía Palazuelo, y presidente del Teatro Real. No obstante y según aseguran fuentes conocedoras del proyecto, la llegada al mismo de Marañón es relativamente reciente, siendo en realidad Ruedas el verdadero 'alma mater' de la iniciativa. "Es el sueño de toda su vida", explican sin ambages.

Sobre este proyecto también se cierne la sombra del exministro Josep Piqué. El que fuera titular de las carteras de Industria, Asuntos Exteriores y Ciencia y Tecnología en diferentes etapas del mandato de José María Aznar, también figuró como presidente de esta entidad hasta hace unos meses. Ligado al mundo de la aeronáutica desde hace años con su papel en Airbus, Aena o Vueling, Piqué es propietario de Aviation Pasiphae, una compañía de asesoramiento técnico de ingeniería que fundó en 2017. Con su salida en abril, desaparece su rastro directo en la sociedad, pero su imagen sigue presente gracias a, al menos, dos consejeros. 

El primero de ellos es Carles Martí Batera, un importante ejecutivo del sector y marido de la también exministra y sucesora de Piqué en el cargo, Anna Birulés. Más allá de las relaciones personales, Martí también es consejero de la compañía clave del proyecto, Pasiphae. De esta sociedad también proviene otro de los altos cargos de la que será la entidad encargada del nuevo aeropuerto de Madrid, Frank Poncet Oliver, consejero delegado de la consultora del exministro Piqué.

Pero no son los únicos. El resto de sillas del consejo de administración están ocupadas por ejecutivos del sector aeronaútico. Leonardo Falcó Rodriguez, director general de European Flyers, un grupo de transporte aéreo y formación de pilotos, y Fernando Sánchez Jiménez, propietario de Gyocivil. Por su parte, Ruedas es gerente de GAMT Consultoría y Desarrollo, una consultora especializada en la gestión aeroportuaria que "lleva ligada al aeródromo desde 2009", explica el propio ejecutivo.

Este grupo de empresarios desarrollará el nuevo aeropuerto sobre la ampliación del aeródromo privado de Casarrubios-Álamo, situado a 30 kilómetros al suroeste de la capital, entre las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha. Esta infraestructura es la más importante a nivel nacional y lleva más de 25 años en uso. "Es lo bueno. Es un proyecto que viene de largo, con un espacio aéreo protegido por la Comunidad de Madrid y que ya desarrolla vuelos ejecutivos, de pequeñas aeronaves. Gran parte del trabajo está hecho", explican.

Según la propia entidad, este desarrollo contará con una pista principal de 3.200 metros, una terminal de 15.000 metros cuadrados en su primera fase con capacidad para 6 millones de pasajeros y servicios aeroportuarios complementarios, con más de 50.000 metros cuadrados para mantenimiento de aeronaves y hangares.

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