Red Eléctrica asume la responsabilidad por el apagón de septiembre en Tenerife

  • La compañía sostiene que cumplió con todos los procedimientos de operación que marca la normativa vigente. 
REE prepara un plan de inversión de 7.000 millones.
REE prepara un plan de inversión de 7.000 millones.
REE

El transportista y operador del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España (REE), asume la responsabilidad del gran apagón que sufrió la isla de Tenerife durante nueve horas el domingo 29 de septiembre. Según la investigación preliminar llevada a cabo por la compañía sucedió algo inusual: un doble fallo en la subestación de Granadilla-Abona que llevó al sistema al cero energético y paralizó las dos centrales eléctricas de la isla, Caletillas y Abona, propiedad de Endesa. Fuentes al tanto de la investigación explican que REE admite que el problema se originó en sus instalaciones, pero destacan que fue inevitable porque la compañía cumplió estrictamente con las exigencias que establecen las resoluciones de la Secretaría de Estado de Energía.

La investigación de REE trata de demostrar que los fallos en la instalación, inusuales e imposibles de prever, se produjeron a pesar de que la compañía se atuvo y cumplió estrictamente con la normativa en vigor al aplicar los procedimientos de operación. Es un matiz importante. Puede ser el pilar fundamental de la defensa de la compañía al enfrentarse a reclamaciones y posibles multas. Hubo fallo, sí, pero imposible de prever y de gestionar con la normativa vigente.

REE opera con el criterio denominado N-1, un estándar internacional que, con pequeñas variaciones, se aplica a las actividades de planificación y operación de los sistemas eléctricos. El propósito es que la red pueda hacer frente al fallo de alguno de sus componentes, sin que el problema genere una caída general del sistema. En teoría, con ese criterio que exige la Administración, si se avería cualquier elemento simple, sea el que sea -una central, una línea, un transformador- los usuarios no se enteran porque hay una manera inmediata de solucionarlo. En el caso de Tenerife, queda claro que el criterio no fue suficiente.

Información en tiempo real

El sistema eléctrico es complejo y para tenerlo todo bajo control, REE trabaja con una gran cantidad de información en tiempo real. El corazón del sistema es el Centro de Control Eléctrico de Red Eléctrica, donde se reciben cada ocho segundos más de 200.000 señales con información, que los ordenadores procesan y que sirven para dar las instrucciones oportunas a los generadores –que suben o bajan potencia–, al transportista y a los distribuidores, para ajustar la oferta y la demanda. En Tenerife, un sistema aislado, el mecanismo no sirvió.

La investigación del apagón y la asunción de responsabilidades despeja parte de los roces que surgieron entre REE y Endesa en los primeros días tras el incidente. Los hechos que ninguna de las partes discute son que Tenerife se quedó sin suministro de energía eléctrica el domingo 29 de septiembre a las 13:11 horas y que pararon las dos centrales eléctricas de la isla. Según fuentes de la empresa propietaria, Endesa, saltaron las protecciones de las centrales y se desconectaron de la red tras registrarse el incidente en una subestación de REE que tumbó la tensión.

Nueve horas sin luz

Red Eléctrica admitió el fallo en la subestación de Abona. Pero se puso de perfil en el tema más espinoso: por qué se tardó nueve horas en recuperar el servicio. Es otro punto clave para hacer frente a reclamaciones y posibles sanciones de las Administraciones implicadas. El Gobierno canario anunció la apertura de un expediente para determinar responsabilidades -y posibles multas-, mientras que la OCU adelantaba que los 400.000 clientes afectados tienen derecho a un descuento en la tarifa de 21 euros, lo que supondría cerca de 10 millones de euros en indemnizaciones, solo por el corte de suministro. 

La batalla puede ser larga. Hay precedentes. El más sonado fue el que protagonizaron también Endesa y REE hace 12 años en Barcelona. Hubo apagón, hubo sanciones y hubo una batalla legal que duró ocho años y que llegó al Tribunal Supremo. A la compañía que preside Jordi Sevilla, la polémica del apagón llega en mal momento porque coincide con la guerra desatada por la propuesta de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) para recortar la retribución que perciben las compañías eléctricas por las redes de transporte y de distribución de electricidad.

Además, sorprende al grupo en plena reorganización para diversificar sus actividades hacia el sector de las telecomunicaciones y ser menos dependiente de la actividad de transporte eléctrico de la que obtiene el grueso de sus ingresos (en torno a 1.400 millones de euros al año). Por parte de Endesa, no hay valoración sobre la investigación de REE. Se remite a la información que hizo pública tras el incidente y que se resume así: la compañía no tuvo nada que ver en el apagón, que se resolvió en cuanto REE solventó el problema en sus instalaciones.

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