Renault acumula problemas: Nissan, Irán y el diésel... y recorta su beneficio un 37%

  • El gigante francés sufre por una aportación de la japonesa que se reduce a la mitad en plena crisis judicial por la detención de su expresidente.
Fotografía Renault
Fotografía Renault
EFE

El grupo automovilístico Renault se ha metido en una carretera repleta de baches y eso se ha notado con fuerza en sus últimos resultados. La firma ganó el pasado año 3.302 millones de euros, una caída del 36,6% respecto al obtenido en 2017 y explica este recorte a tres razones muy concretas:  el bajón de la contribución de su socio Nissan, su salida obligada de Irán y la crisis de los motores diésel.

Nissan, que en 2017 había contribuido con 2.791 millones de euros a los resultados de Renault -en particular por elementos no recurrentes-, pasó un año después a aportar 1.509 millones, debido al hundimiento de los beneficios del grupo japonés, en el que Renault es el primer accionista, con un 43% del capital.

De fondo en estos dobles problemas de Nissan y Renault no puede quedar al margen la crisis desatada a partir de noviembre cuando fue detenido en Japón el presidente de la gigante del motor, Carlos Ghosn, ya destituido de todos sus cargos y en prisión por una serie de supuestos cobros ilegales. No fue hasta finales de enero cuando Renault consumó el relevo en la cúpula, con el nombramiento de Jean-Dominique Senard como nuevo presidente. 

En un comunicado publicado este jueves y recogido por Efe, Renault explicó que al margen de la contribución de Nissan, su resultado de explotación se redujo en 819 millones de euros para quedar en 2.987 millones de euros.

En esa caída pesaron también otros dos impactos muy concretos. Por un lado y por casi 300 millones de euros, una provisión por el programa que ha puesto en marcha en Francia para dispensar de actividad de fin de carrera a un colectivo de empleados, y por más de 200 millones las consecuencias de la crisis argentina. La facturación del grupo cayó un 2,3 % hasta 57.419 millones de euros, y eso pese a las buenas noticias de su filial rusa Avtovaz, que tuvo un incremento del 11,5 %, hasta 3.040 millones.

El descenso del volumen de negocios se explica esencialmente por el efecto negativo de la devaluación con respecto al euro de las divisas de los países donde tiene actividad, pero también por el declive del diésel en Europa y por el abandono de su negocio en Irán por las sanciones impuestas a ese país por Estados Unidos. En contrapartida, Renault consiguió elevar el precio medio de los coches que vendió tanto en Europa como en los mercados emergentes, informa Efe.

El margen operativo bajó a 3.612 millones de euros, frente a los 3.854 millones en 2017, lo que supuso un margen del 6,3%, tres décimas menos. La nueva dirección de Renault tras la dimisión el mes pasado de Carlos Ghosn indicó que pese al deterioro de los resultados propondrá a la junta el reparto de un dividendo como el del pasado año, de 3,55 euros por acción. Y en cuanto a las perspectivas para 2019, señaló que confía en incrementar su cifra de negocios -en la hipótesis de un tipo de cambio y un perímetro de la empresa sin cambios-, un margen operativo en torno al 6 % y un flujo de caja operativo positivo en la actividad automovilística.

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