Nuevo horizonte

Renfe cita a los titanes de la consultoría para revisar su plan estratégico 2023-28

La compañía ferroviaria entabla conversaciones con miembros de las big four, KPMG y PwC, y otras firmas internacionales de la talla de Oliver Wyman, AT Kearney, BCG y McKinsey.

Isaias Táboas
Isaias Táboas, presidente de Renfe.
Agencia EFE

En apenas unos meses, Renfe habrá sobrepasado el ecuador de su plan estratégico. Unas líneas maestras sobre las que pisar firme que se iniciaron en 2019 con casi una década de horizonte y que ahora se someterán a revisión tras más de dos años de una pandemia que ha cambiado drásticamente la movilidad. El plan de la compañía pública pasa por seleccionar una firma externa como compañero de viaje para el resto del trayecto y centrarse en el terreno de juego, con la mirada puesta en la internacionalización, el fin del monopolio en la alta velocidad española y el rediseño de la división de Mercancías.

La compañía pública, según las fuentes consultadas por La Información, ya ha iniciado conversaciones con los gigantes de la consultoría. Del lado del club de las big four, entran en la disputa KPMG y PwC, ambas conocidas ya para la firma dependiente del Ministerio de Transportes. KPMG ha participado en proyectos relevantes como el último plan estratégico del gestor ferroviario Adif y PwC ha colaborado con Renfe para, entre otros, ayudar a cerrar la operación de compra del operador checo Leo Express, cuyas licencias se utilizarán como puerta de entrada a otros mercados europeos.

Pero en liza hay más candidatos. En el mundo de la consultoría estratégica aparecen los nombres de Oliver Wyman Boston Consulting Group. También AT Kearney, que ayudó a Aena en su proceso de salida a bolsa, y McKinsey, quien precisamente ha fijado los pilares de Renfe en la primera etapa de su plan estratégico, desde 2018, y lo seguirá haciendo hasta final de año. Las mismas voces apuntan a que la lista no está cerrada y podría haber nuevas incorporaciones.  

El nuevo horizonte de Renfe estará marcado sin duda por la pandemia, un hecho tan extraordinario como imprevisto cuando diseñó la primera parte del plan estratégico. En el primer año de la crisis sanitaria, Isaías Taboas, presidente de la compañía, ya señaló que el hundimiento del tráfico de pasajeros obligaba a reconsiderar las metas marcadas. El motivo: Renfe dejó de ingresar 420 millones de euros solo con sus trenes AVE y Larga Distancia durante el periodo del primer estado de alarma.

Hasta ahora, la compañía ha ido informando internamente del avance de su hoja de ruta. En mayo, según la compañía, ya se ha superado el 70% de este plan, gracias, entre otros, a la puesta en marcha de su servicio de bajo coste Avlo. A nivel operativo, los últimos datos que Renfe ha ido desglosando son cada vez más positivos, pues en junio anunció haber alcanzado su primer mes con beneficios para todo el grupo desde la aparición de la Covid-19. La previsión para el cierre del ejercicio es salvar los resultados con la Operación Chamartín.

La compañía seguirá muy atenta a la llegada de la competencia a España. En 2021, Ouigo, de SNCF, rompió el monopolio de la alta velocidad y se espera que para antes de que termine el ejercicio lo haga Ilsa, de Trenitalia y Air Nostrum, con la marca Iryo. Ambas compañías, que también han modificado su timing para competir en España, competirán en la ruta Madrid -Barcelona, la más atractiva y concurrida, para progresivamente ir trasladándose a otras. Podrán incluso a partir de 2023 solicitar operar en líneas regionales consideradas obligaciones de servicio público (OSP), pues así lo permite Bruselas en su plan de liberalización. 

Renfe Internacional, Next Gen y Mercancías

Fuera de España, la compañía sigue con tareas por hacer, sobre todo si quiere que el 10% de sus ingresos totales en 2028 lleguen desde el exterior. Francia es la asignatura pendiente principal, pues se ha avanzado en los viajes transfronterizos y regionales, pero no en la alta velocidad. Otras plazas que seguirán siendo importantes serán Estados Unidos (Tren bala), México (Tren Maya) y Arabia Saudí, donde el negocio cada vez despega a mayor velocidad. A ello se sumarán nuevas oportunidades, como se ha visto recientemente en su interés por Nueva York, en fase incipiente, o Ecuador, donde ha terminado optando por no presentarse.

Pero no todo el negocio de Renfe son los viajeros. El área de Mercancías lleva años cediendo terreno y espera en los próximos ejercicios dar un giro brusco, gracias a iniciativas estatales que tiene en marcha el propio Gobierno. El otro paso significativo para conseguirlo será la venta de la mitad menos una acción de esta división a un socio privado con vocación industrial. Se trata de un plan que ya iniciaron otros presidentes y se paralizaron en el último momento. Con la Deutsche Bahn siempre en las quinielas, la compañía ha afirmado que ya ha constatado distintas muestras de interés.

Gran parte de estas metas se impulsarán a través de los fondos europeos de la recuperación (Next Generation), que han mimado al tren frente a otros medios de transporte por su ventaja medioambiental. Con los ejes de la digitalización y la sostenibilidad sobre la mesa, el maná europeo ayudará a llevar a cabo algunos planes ideados como la remodelación de toda la red de Cercanías. Para 2023 quiere tener renovadas 483 puntos en coordinación con Adif, mejorando los sistemas de seguridad (ciberseguridad y control de fraudes) y los de acceso e información al pasajero. Otra meta es la renovación de la flota, en línea a la política adoptada de no comprar trenes que utilicen diésel como combustible. 

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