Está ligado a la historia de El Corte Inglés. Fue mano derecha de Isidoro Álvarez y ha sido referencia en la gestión del grupo de grandes almacenes desde hace décadas. Ahora, superada la barrera de los 80 años, Carlos Martínez Echevarría empieza a dar pasos atrás. Abandona algunos de su cargos y escenifica la renovación en la cúpula tras la llegada a la presidencia, el pasado verano, de Jesús Nuño de la Rosa.
El 31 de diciembre, Martínez Echevarría dejó dos de las sociedades que integran el perímetro del gigante de la distribución. Por un lado, cesó como vicesecretario de Financiera El Corte Ingles. Por otro, dejó de ser administrador de la Editorial Centro De Estudios Ramon Areces, cargos en los que permanecía desde 2014 y 2013, respectivamente, cuando Isidoro Álvarez aún era el primer ejecutivo. En esta última firma, su salida no es la única, porque también deja de ser administrador solidario Florencio Lasaga, otro de los pesos pesados de la compañía y actual presidente de la Fundación Ramón Areces.
Martínez Echevarría abandona así la Financiera de El Corte Inglés, sociedad que está detrás de la compras a plazos y de la tarjeta de crédito de la compañía del 'triángulo verde'. Una firma que, desde octubre de 2013, en plena crisis económica, está controlada por el Banco Santander, que posee el 51% del accionariado frente al 49% de El Corte Inglés. Los últimos cambios en su consejo de administración se produjeron en octubre, cuando dio un puesto en la mesa de dirección a Víctor del Pozo, consejero delegado de la compañía dueña de Sfera e Hipercor.
En cuanto a la Editorial Centro De Estudios Ramon Areces, se trata de una pequeña editora de libros, vinculada a los estudios universitarios, con un volumen de ingresos que ronda los 1,5 millones de euros, según sus últimas cuentas publicadas. Ahora, tras la marcha de Lasaga y Martínez Echevarría, se colocan como administradores solidarios de la firma, por un lado, Victor del Pozo; por otro, Marta Álvarez Guil, una de las dos hijas de Isidoro Álvarez, según han comunicado al Registro Mercantil.
Pasos en la renovación
La compañía contextualiza los movimientos en sus dos filiales como los pasos iniciales en el repliegue de Martínez Echevarría como alto directivo de la sociedad. Al igual que Florencio Lasaga, mantiene su puesto en el consejo de administración de El Corte Inglés, tras ir cediendo el testigo en los cargos con poder ejecutivo. Y sigue siendo patrono de la Fundación Ramón Areces, primer accionista y clave en la gestión de la compañía, ya que controla el 37% de su capital.
Tradicionalmente, en El Corte Inglés, los cambios solían ser paulatinos, salvo la crisis vivida la pasada primavera, que derivó en la marcha de Dimas Gimeno de la presidencia tras escenificar las diferencias entre las distintas ramas herederas del grupo familiar. Gimeno, finalmente, abandonó la dirección, a cambio de una compensación económica de 8,5 millones de euros. Con esta indemnización, el exdirectivo se comprometía a no competir con El Corte Inglés durante un periodo de dos años. A pesar de ello, creó el pasado octubre su propia compañía de distribución, Dnext Retail que, de momento, está inactiva.
El relevo en la presidencia ha abierto un proceso de cambios que va aproximando a El Corte Inglés a los estándares de una cotizada. Por ejemplo, ha creado comisiones específicas sobre Auditoría, Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y Nombramientos y Retribuciones. Pasos que la acercan a los Códigos de Buen Gobierno y que dejan entrever que en su futuro puede estar su salto al parqué.
Una de estas comisiones, la de RSC, está encabezada por Fernando Becker. El antiguo consejero delegado de Iberdrola España y ex máximo responsable del Instituto de Crédito Oficial (ICO) se incorporó al consejo de administración el pasado verano, con lo que reforzó el perfil económico de la compañía, que en los últimos meses se ha centrado en la reestructuración de su deuda y en la venta de inmuebles que no considera estratégicos. Puede que su salida a bolsa no sea inminente pero sí parece claro que El Corte Inglés está centrado en cerrar las (a veces convulsas) etapas anteriores.
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