Repsol cifra en 150 millones de euros el coste que ha asumido desde el 16 de marzo por incrementar entre 5 y 10 céntimos por litro el descuento general de 20 céntimos impuesto por el Gobierno sobre los carburantes y que la compañía aplica en sus 3.300 estaciones de servicio en España.
En un comunicado, la empresa asegura que asume este descuento "reduciendo sus márgenes comerciales" en un contexto de encarecimiento generalizado de la gasolina y el gasóleo en los mercados internacionales y apostilla que "este hecho ha podido ser constatado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)", que ha investigado si las petroleras han estado jugando con sus márgenes para aplicar sus descuentos y tratar de ganar así cuota de mercado.
"Estos descuentos se están aplicando a costa de los márgenes comerciales de la compañía y han reducido prácticamente a cero el resultado del negocio de estaciones de servicio de Repsol en España en abril y mayo, los dos primeros meses completos de puesta en marcha de estas medidas", apunta la empresa.
La intención de Repsol es prolongar los descuentos que ofrece, después de que el Gobierno haya decidido prorrogar también hasta final de año la exigencia de aplicar a todos los usuarios un descuento mínimo de 20 céntimos por litro, como estrategia para tratar de contener el impacto del encarecimiento de récord de los carburantes en los bolsillos de los consumidores y en la inflación, que ya supera el 10%.
Defensa de la actividad de refino
La petrolera ha señalado en el comunicado la excepcionalidad del contexto internacional, que va más allá de los efectos de la guerra de Ucrania, en vista de que, en la última década, han cerrado 24 refinerías en la Unión Europea (UE) mientras que la demanda de combustibles ha aumentado un 1,3%.
En ese sentido, Repsol defiende que producir combustibles en España reduce la incertidumbre, ayuda a contener precios, facilita encontrar alternativas al suministro ruso, contribuye a la balanza comercial y sostiene parte del empleo industrial del país, del que dependen directamente unas 200.000 familias.
La actividad del refino -liderada en España por Repsol y considerada esencial para la economía española- se ha mantenido en un entorno de márgenes bajos o incluso negativos, como durante los peores meses de la pandemia por coronavirus.
