Varias empresas estratégicas

Repsol, IAG, Merlín, Meliá... más de la mitad del Ibex está ahora 'a tiro de opa'

El selectivo está cabalgando a lomos de los anuncios de vacunas y recuperaciones milagrosas, pero aun le quedan muchas buenas noticias para situarse al nivel de comienzos de 2020.

Repsol afronta una reinvención forzada por el desplome acelerado del negocio
Repsol afronta una reinvención forzada por el desplome acelerado del negocio
EFE

Salvados por la campana. A casi la mitad de empresas del Ibex les han venido Sánchez y Calviño a ver con la nueva medida económica para proteger la ‘españolidad’ de las empresas del país. La razón no es otra que el precipicio en el que se ha convertido la cotización bursátil del selectivo español. Algo que estaba poniendo a tiro de OPA a gran parte de las empresas punteras en España desde que el coronavirus y sus efectos económicos aparecieron allá por el mes de febrero.

Pese a que en el presente mes el Ibex 35 está cabalgando a lomos de los anuncios de vacunas y recuperaciones milagrosas, aun le quedan muchas buenas noticias para situarse en los niveles de comienzos de 2020, cuando las sombras de OPAS sobre el selectivo español quedaban a años luz de aparecer entre las quinielas de analistas y exégetas del mercado español.

En el caso de las empresas denominadas estratégicas su valoración en Bolsa no ha parado de descender desde los días previos al gran confinamiento que se impuso en España desde el 14 de marzo. La situación provocó que el interés máximo del Gobierno fuera no dejar caer en manos extranjeras a las joyas de la corona del parqué español y para ello se reservó la acción de oro para vetar cualquier operación ‘no europea’ sobre empresas españolas. Ayer el Gobierno amplió esta prohibición tácita a empresas o fondos de cualquier nacionalidad, aunque esta sea de otro país socio o aliado de la Unión Europea.

Los números cantan y hasta cierto punto justifican esta acción claramente intervencionista. El miércoles 19 de febrero de 2020, el IBEX rebasaba los históricos 10.000 puntos, pero la dicha apenas duró un par de días. Desde entonces, la bolsa española se ha desplomado en caída libre, situándose en los 6.107 puntos el 16 de marzo. En tan solo un mes, la cotización bursátil de las principales empresas del país cayó un 40% y esto, en román paladino, implica que los rumores de compra se hayan disparado, amenazando directamente la “españolidad” de las corporaciones de sectores estratégicos tan diversos como el energético, financiero, constructor o inmobiliario.

Repsol en boca de todos

En el caso de Repsol su valoración pasó de los 13.3 euros por acción el 15 de enero a los 5.22 del 29 de octubre. Algunos analistas llegaron a referirse a esta situación como próxima al punto de compra generacional, aquellas ocasiones en que la cotización es tan baja que aparece tan solo una vez en una generación.

Sin embargo, la situación dista mucho de ser la entrada del pequeño inversor en la gran empresa. La disminución le ha llevado a transitar de los 19.668 millones de capitalización en 2016 a apenas los 11.091 de 2020. Por poco más de 1.100 millones de euros, ‘cualquiera’ puede comprarse en la actualidad el 10% de Repsol.

Son números realmente apetecibles para los tiburones que pueblan las aguas de los mercados internacionales y que también encuentran su hábitat en los mares europeos, especialmente en compañías rivales o en aquellas que dispongan de liquidez suficiente o altas posibilidades de endeudamiento para soportar una operación que pondría a la energética española en manos de otros países. Los rumores de operaciones de su competidora Total llevan planeando desde hace meses en el panorama energético español.

Merlin Properties siempre bajo rumores

La inmobiliaria ha seguido un rumbo muy similar al de Repsol. Su cotización se precipitó desde los 13.3 del 17 de febrero a los 5.74 del 29 de octubre. La primera SOCIMI en entrar en el Ibex 35 estuvo en boca de todos cuando los rumores de compra por parte del fondo Brookfield aparecieron en verano. Hacerse con el 30% de Merlin Properties ronda también los 1.100 millones, algo suficiente para hacerse con una compañía que atesora grandes activos inmobiliarios, principalmente terciarios, en España y Portugal.

Cualquier operación sobre la inmobiliaria probablemente abriría el campo de acción de la empresa al mercado exterior, pero difícilmente se produciría de forma amistosa ya que la compañía goza, según gran parte de analistas, de un gran potencial para remontar a los valores anteriores de 2018 y 2019 en los próximos meses.

Melia en el punto de mira

Si hay un sector en el que los tambores de opas han sonado desde el inicio de la crisis ese es el sector turístico. La pandemia ha golpeado especialmente a un negocio que depende directamente de la movilidad como elemento indispensable para poder operar. Dentro del IBEX 35, compartiendo protagonismo con IAG o Amadeus, Melia se ha situado como el indicador básico para conocer de primera mano la situación del principal motor de la economía española.

A diferencia del resto de sectores, el turístico fue el primero en contagiarse por el virus. El descenso de viajes con salida y destino en China, supuso un mazazo para las cuentas de compañías aéreas y hoteleras que ya veían venir el efecto dominó que dura hasta nuestros días. Desde enero la valoración bursátil de Melia pasó de los 8.25 euros por acción a los 3.18 del 30 de octubre. Su valor, a día de hoy, roza los 5.000 millones de euros en una compañía que suma más de 350 hoteles en 40 países y que supone la punta de lanza en la industria estratégica por excelencia en España.

Todo un caramelo para cualquier inversor con una billetera modesta y que busque apuntarse a las maduras cuando la pandemia ya solo sea un recuerdo en los ‘selfies’ de los turistas que volverán, más pronto que tarde, a poblar las calles de España o las playas de Cuba.

Espejismo bursátil

En los últimos diez días las bolsas americanas, europeas y españolas han experimentado fuertes subidas que han revalorizado los principales índices bursátiles y por extensión beneficiado a las compañías que cotizan en ellos. Sin embargo, este espejismo ha ido de la mano de la esperanza de una pronta recuperación auspiciada por las farmacéuticas que han desarrollado una vacuna contra la Covid.

Este simple hecho ha recordado a los inversores la conveniencia de comprar barato para esperar una revitalización que proporcione jugosos dividendos. Esta práctica ya se sufrió en 2008, cuando a comienzos de la crisis pasada se produjo una auténtica catarsis en el accionariado de las principales compañías españolas que propició la entrada de los grandes fondos internacionales en España. Una práctica que ahora no será posible independiente de la nacionalidad, noruega, francesa, americana o árabe del comprador, en pro de las fusiones entre compañías españolas, al menos hasta el 30 de junio de 2021.

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