El colapso sin precendentes de la demanda en el segundo trimestre del año ha causado un roto en las cuentas de la petrolera Repsol. La compañía que preside Antonio Brufau registró en el primer semestre del año una pérdidas de 2.484 millones de euros. En 2019, la petrolera ganó en el mismo periodo 1.133 millones. La petrolera estima el impacto global de la pandemia en 2.673 millones de euros. Ha afectado tanto a la valoración de sus inventarios como a sus hipótesis de precios futuros del crudo y del gas y al ajuste del valor de sus activos en 1.585 millones.
Para hacer frente a la hemorragia, la petrolera ha aplicado un torniquete en forma de reducción de gastos -450millones-; recorte de inversiones -1.100 millones- y optimizaciones del capital circulante próximas a 800 millones, respecto a lo presupuestado al inicio del año. La depreciación de activos del semestre se añade a la que ya realizó la compañía a finales del pasado ejercicio, cuando se anotó un deterioro de contable de 4.800 millones para adaptarse al escenario de descarbonozación planteado por el Acuerdo de París y convertirse en una empresa neutra en emisionesen 2050.
Colapso de la demanda
El gran golpe a las cuentas vino del lado de los precios, con caídas especialmente profundas en el segundo trimestre por el colapso de la demanda. Según explicó la compañía, el crudo Brent registró entre abril y junio un descenso medio del 57% respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que el Texas americano (WTI) cayó un 53%, en ambos casos, con precios medios por debajo de los 30 dólares por barril. Por su parte, el gas sufrió una caída media semestral que rozó el 40% para el Henry Hub.
Para hacer frente a las dificultades del momento, la compañía pone el foco en sus puntos fuertes. Uno de ellos es la caja. Repsol dispone de una liquidez de 9.762 millones de euros, que cubre en 2,43 veces los vencimientos a corto plazo. Durante el primer semestre reforzó su posición financiera mediante cuatro emisiones de bonos por valor de 3.000 millones.
Repsol destacó que la gran flexibilidad de su portafolio "le permite tomar decisiones ágiles para la optimización de inversiones sin condicionar el crecimiento futuro, aspecto que supone una gran fortaleza para afrontar el escenario cambiante que estamos viviendo".
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, hizo hincapié en que la compañía está cumpliendo con los objetivos de su Plan de Resiliencia, "asegurando la robustez del balance y reiterando su compromiso de liderar la transición energética y alcanzar las cero emisiones netas en 2050".
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