Renfe Operadora ha presentado hoy sus cuentas provisionales de año 2022, que se saldan con un resultado negativo antes de impuestos de 108,6 millones de euros. El impacto de los precios de la energía sobre sus cuentas se saldó con un alza en este gasto del 78,6%, por valor de 277,4 millones. A eso se suma el impacto de la variante Ómicron, que vació múltiples trenes durante el primer trimestre, generando unas pérdidas operativas de 95 millones que se arrastraron en el resto del ejercicio.
En el lado contrario, la entidad pública destaca la recuperación de la demanda de viajeros, que crece un 35% hasta superar los 436 millones, 114 más que el año previo. En la misma línea, también han crecido los ingresos en 845 millones (+28,7%), alcanzando los 3.788,6 millones de euros. Estas mejores cifras permitieron maquillar las cuentas el resto del año, dejando 13 millones de pérdidas distribuidas a lo largo de los nueve meses restantes.
El fuerte impacto de la variante Ómicron durante la quinta ola de la pandemia provocó un descenso del número de viajeros y, por tanto, de las ventas, que se situaron un 21,3% por debajo de lo previsto. La compañía comenzó el año con un importante lastre, a lo que después sumó el alza de los precios de la energía como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania.
Los gastos en energía de tracción crecieron en 277,4 millones de euros, un 78,6% más de lo presupuestado por la operadora y elevando el montante total a los 630,1 millones de euros. El coste energético se ha convertido ya en el tercer gasto más importante en la cuenta de resultados de Renfe, sólo por detrás de los cánones y el personal: en 2019 representaba el 7,7% del total de los gastos, en 2021 ya suponía el 11%, mientras que este 2022 crece al 16,4%.
La recuperación de los viajes internacionales y el buen comportamiento de la demanda nacional han permitido reducir las pérdidas del resto del año a otros 13 millones, dejando las pérdidas finales antes de impuestos en -108,6 millones de euros. Los ingresos por tráfico crecieron un 28,7% hasta alcanzar los 3.788 millones.
Por filiales, Renfe Viajeros incrementó sus ingresos por ventas en un 43,5%, mientras que la filial de Mercancías crece un 15,7% a la espera de un socio industrial que reestructure su negocio. Los ingresos totales ascienden a 4.127 millones de euros, un 27,5% más que en 2021, una vez incluidos los ingresos por alquileres o convenios con otras administraciones.
En cuanto a los gastos, la compañía reseña que la única partida de gasto que ha incrementado respecto a lo presupuestado es la energética, "fruto de una estrategia de gestión basada en la contención". Los costes de explotación totales ascienden hasta los 3.835 millones de euros, que suponen 664,8 millones más que en 2021 por la recuperación de la actividad.
La reducción de gastos ha ascendido al 1,1%, el equivalente a 40,7 millones. Si se quitan del cálculo los costes energéticos, la contención de gasto se eleva hasta los 368,1 millones de euros, una rebaja "sin precedentes" que afectó a las áreas de personal, cánones, mantenimiento, servicios a bordo o consumos.
Los 4.127 millones de ingresos y 3.835 de gastos dejan un Ebitda de 292 millones de euros para el operador público, triplicando el resultado de 2021, cuando se situó en 67,3 millones. Descontadas amortizaciones y gastos financieros, el resultado provisional cae hasta los -108,6 millones, unas pérdidas tres veces menores que las del año anterior, cuando ascendieron a -362 millones de euros.
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