Sabadell vende 900 millones en bonos de Reino Unido en plena tormenta del Brexit

  • El grupo que preside Josep Oliu reduce en un 38% su exposición a bonos soberanos del país británico ante la incertidumbre sobre su salida de la UE. 
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EUROPA PRESS - Archivo

Banco Sabadell reduce drásticamente su exposición a bonos soberanos de Reino Unido por el temor a que el Brexit termine sin acuerdo y ante las nefastas consecuencias que tendría esta posibilidad sobre el conjunto de la economía británica. Entre enero y junio, el grupo cuya presidencia ostenta Josep Oliu ha vendido títulos de deuda emitidos por el tesoro del país anglosajón por importe 894 millones de euros, lo que supone rebajar su volumen en un 38%, hasta 1.433 millones de euros.

Este movimiento se produce en un momento en el que el nuevo primer ministro de Reino Unido, el euroescéptico Boris Johnson, está mostrando una firme determinación a que la salida del bloque comunitario se produzca el próximo 31 de octubre sin la necesidad de llegar a un acuerdo con la Comisión Europea, un escenario que provocó ayer el pánico de los mercados y en el que Banco Sabadell cree que la economía británica entraría en recesión en 2020.

En este contexto la entidad catalana ha rebajado de 2.327 millones de euros a 1.433 millones sus bonos de Reino Unido, que ahora representa el 4,1% de la cartera de deuda soberana de Sabadell, frente al 6,4% de finales de 2018, según consta en sus cuentas auditadas correspondientes al primer semestre del ejercicio 2019. El 70,2% de la cartera de bonos soberanos del banco son de España, el 15,5% de Italia y el 5,4% de Portugal, mientras que a Estados Unidos, México y otros países hay una exposición inferior a estos niveles.

Apuesta por el fracaso de Boris Johnson

Aun así, el escenario base de Sabadell contempla un Brexit "ordenado" en la segunda mitad de 2020 tras la convocatoria de unas elecciones anticipadas en Reino Unido, después de que Boris Johnson "fracase en la renegociación del acuerdo con la UE y vea que no puede provocar una salida sin acuerdo ante la falta de apoyo parlamentario".

Y es que la sociedad considera 31 de octubre de 2019, el día establecido para la salida de Reino Unido de la UE es una fecha que "vuelve a ser irrelevante", pues como ya pasó con el 29 de marzo, el Brexit se pospondrá nuevamente. "Todavía cabe la posibilidad de un segundo referéndum en 2020. El escenario base contempla que la salida de la UE se acabará produciendo con un acuerdo que no distará demasiado de lo pactado por Theresa May en noviembre de 2018", dice Sabadell.

En este contexto, Sabadell avisa de que el crecimiento del PIB de Reino Unido permanecerá "reducido" como consecuencia de la incertidumbre que genera el Brexit y las tensiones comerciales entre China y los Estados Unidos, que lastrarán la inversión y el sector exterior del país británico, aunque no habla de recesión de su economía.

Escenario apocalíptico

En cambio, Sabadell sí que habla de recesión de la economía británica en 2020 si se produce el escenario denominado "No Deal No-Cliff-Edge Brexit", que contempla que Reino Unido abandona la UE el próximo 31 de octubre sin alcanzar ningún tipo de acuerdo con las autoridades comunitarias, lo que supondría la vuelta del país a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), con la consecuente introducción de barreras arancelarias y no arancelarias, lo que provocaría una "importante" caída del comercio exterior para Reino Unido.

"A pesar del 'no acuerdo' las autoridades europeas y británicas acaban adoptando decisiones pragmáticas para evitar disrupciones sistémicas en la operativa bancaria y financiera. La economía británica entra en recesión en 2020. En España, las dinámicas de crecimiento de la economía se ven afectadas negativamente dados los vínculos comerciales, de turismo e inversión existentes con Reino Unido", afirma Sabadell después de analizar las consecuencias de un Brexit caótico. 

Estas previsiones están en línea con las establecidas el pasado mes de noviembre pasado por el Banco de Inglaterra que desveló entonces unas estimaciones apocalípticas en las que el PIB británico se reducía en hasta ocho puntos porcentuales, con una subida del paro al 7,5% y una tasa de inflación del 6,5%. Todo ello combinado con una depreciación de la libra del 25% y una caída del precio de las viviendas del 30%, lo que supone un impacto mayor al de la crisis de 2008.

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