Sánchez 'vende' a la élite financiera de Wall Street que no caerá en el populismo

  • El presidente garantizó a los máximos ejecutivos de Blackstone, Morgan Stanley, Lone Star o AIG más reformas económicas y reducir el déficit público.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el foro Reuters.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el foro Reuters.
Efe

Cerca de 90 minutos para convencer de las virtudes de España y dar garantía de estabilidad, tanto en lo político como en lo económico. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aprovechó su viaje a Nueva York para mantener un encuentro al más alto nivel con algunos de los grandes nombres del mundo de la inversión. Entre ellos, los primeros espadas de Blackstone, Morgan Stanley, Lone Star, Brookfield, AIG, Citigroup, Soros Fund Management, entre otros.

Inversores que, si ven con temor el futuro de España, pueden replegarse y lastrar la economía de forma significativa. Hasta tal punto que las firmas con las que se reunió Pedro Sánchez mantienen inversiones en España equivalentes al 20% del Producto Interior Bruto (PIB). Por ejemplo, el fondo Blackstone se juega aquí gran parte de su negocio. Suma más de 23.000 viviendas en alquiler, principalmente, gracias a su 50% en el capital de la socimi Testa. Una situación similar a la de Lone Star, que adquirió a CaixaBank el 80% de su negocio inmobiliario, valorado en 12.800 millones de euros.

Según explican fuentes conocedoras, el encuentro -en el que también estuvo presente el presidente de la Cámara de Comercio de EEUU en España, Jaime Malet- buscó dar garantías a futuro desde una triple vertiente: la estabilidad política, con el auge del populismo y Cataluña como focos de posibles incertidumbres; la persistencia del Gobierno en las reformas económicas, eso sí, del agrado de los inversores; y, por último, las relaciones exteriores, no sólo con la Unión Europea, sino también con la Administración Trump.

En cuanto a España, Sánchez hizo énfasis en la estabilidad política y en la ausencia de los populismos antieuropeistas que sí han calado en países vecinos de la UE. Una ausencia de extremismos que, en la mayoría de Estados comunitarios ha llevado (y llevará) a configurar gobiernos de centroizquierda y centroderecha, con la excepción de Italia, donde los inversores recelan de las medidas populistas de Giuseppe Conte.

El otro claro polo de interés de la situación interna española sobre el que versó la reunión fue Cataluña. Sánchez trató de explicar a los grandes de la inversión la aplicación del artículo 155 de la Constitución y, para ello, buscó similitudes con el modelo estadounidense, con cómo habría actuado la administración federal en caso de que un Estado se 'rebelase' en contra de la legislación y obviase los criterios del Tribunal Supremo.

El acento en la economía

Más allá de la política, el eje del encuentro de Sánchez con los grandes fondos fue la economía. La principal idea: el Gobierno va llevar a cabo una política reformista que no tiene por qué ir en contra de las aspiraciones de los grandes fondos. Por ello, no hizo un alegato a favor de un impuesto a las entidades financieras, ni una vuelta de tuerca fiscal a las grandes corporaciones. En cambio, sí recalcó que persigue un sistema bancario con una regulación más eficiente, destacando la fortaleza de los bancos españoles tras su reestructuración. Tampoco habló sobre elevar la presión impositiva sobre las energéticas y sí de prestar un mayor apoyo legislativo a las renovables.

En terreno macroeconómico, Sánchez asumió la necesidad de cumplir con el mandato presupuestario de Bruselas y reducir el déficit fiscal; y garantizar la sostenibilidad de la Seguridad Social o hacer reformas estructurales que permitan mejorar la productividad en España, sin dar, eso sí, pistas de cómo conseguirlo.

No esquivó las cuestiones internacionales, incluido el 'Brexit', que percibe como un motor para la cohesión de los Estados miembros tras la marcha de Reino Unido. Dado el perfil de los altos directivos, el presidente del Gobierno también lanzó un mensaje de confianza en las relaciones transatlánticas, independientemente de quién esté en la Casa Blanca. Tras hora y media de encuentro, la percepción de los inversores fue positiva, según indican fuentes presentes en la reunión. El tiempo dirá si lo suficiente como para que mantengan su apuesta por España.

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