El Santander culmina el cambio de cara 'tuneando' la sede estrella del Popular

  • Su llama roja preside el icónico edificio donde el banco adquirido quería fijar los cuarteles y será el inmueble principal del Santander España
Nueva sede del Santander España en el inmueble del Popular
Nueva sede del Santander España en el inmueble del Popular

Casi siempre una gran operación corporativa pone el broche fijando en lo alto el emblema de la nueva empresa o del grupo comprador. El Santander, maestro en ambiciosas transacciones, ha apresurado la integración del Popular ‘tuneando’ precisamente la macrosede construída bajo la presidencia de Ángel Ron para albergar a sus servicios centrales y que ahora alojará el cuartel general del nuevo Santander España. Su complejo viste ya la histórica marca del grupo cántabro y la icónica llama roja casi como pistoletazo de salida a la gigantesca mudanza que planea culminar a la vuelta del verano, con el traslado al centro de 3.000 personas.

Encargado al estudio de Arquitectos Ayala y previa inversión de 140 millones de euros, el inmueble estaba destinado a albergar ya el otoño pasado a unos 3.000 empleados corporativos que el Popular tenía repartidos por varias localizaciones en Madrid. Pero el repentino e inesperado golpe al banco por asfixia de liquidez segó la gran operación de Ron y el complejo, subdividido en cuatro edificios interconectados a escasos metros de la autovía A2, centró el primer análisis del Santander tras adjudicárselo para convertirse, contra todo pronóstico, en una de la buenas jugadas de la compra.

Y es que Mesena, la histórica sede de Banesto que alojaba los cuarteles generales de Santander España, se estaba quedando pequeña y el flamante inmueble del Popular a escasos metros de distancia apenas estaba ocupado. Se impuso el traslado a la megasede de la plantilla de los servicios centrales del nuevo grupo donde sopesaba recalificar el complejo que ocupaba Banesto para sacar, previsiblemente, altos rendimientos al encontrarse empotrado en un barrio residencial privilegiado según anticipó Vozpopuli.

Dentro de este juego de ajedrez inmobiliario, los efectivos se movieron a la nueva megasede desde la Colonia Banesto y del emblemático edificio Beatriz, donde siempre tuvo el Popular la sede y desde sus despachos vip en Goya o Velázquez. En esa línea, el grupo ha aprovechado para trasladar de forma temporal a otros departamentos de Castellana 24 y remodelar sus instalaciones. Se trata del inmueble donde la presidenta, Ana Botín, fijó hace tiempo un despacho por su proximidad a los centros de decisión de la capital frente al alejamiento que supone la Ciudad Financiera de Boadilla. En escaso tiempo se ha actualizado la zona noble y los trabajos están próximos a culminar con las últimas obras en el salón de actos.

Otro detalle más de toda una operación logística cuyo núcleo es que el que iba a ser el buque insignia del Popular es ya del Santander España, culminando además ahora y con la fijación en lo alto de su letrero un cambio de cara que será definitivo en junio de 2019 cuando desaparezcan la marca Popular y Pastor de las sucursales. Antes debe completar la fusión jurídica y, sobre todo, la integración operativa para que la oficinas hablen idéntico lenguaje informático.

Aunque siempre figuró entre los grandes de la banca, la sustitución puede incluso ayudar a mejorar la desafección de clientela del Popular, antaño de la más fiel e identificada con la entidad. Y es que su imagen ha sufrido un profundo desgaste con sus agónicos meses de caída y una resolución que provocó agrio enfado entre muchos clientes porque eran accionistas o bonistas y vieron reducida a la nada su inversión con el 'rescate'.

De los desafíos iniciales de la operación -sacarse el ladrillo y resolver alianzas- quedan tan solo por resolver las ‘joint ventures’ con Allianz, cuyo contrato fijaba un desembolso cercano a los 1.000 millones en caso de ruptura, pero que puede haber quedado en papel mojado con la resolución. Se presume que habrá espacio para una solución como la que ha encontrado en WiZink para recuperar las tarjetas de Popular sin tener que encarar las compensaciones contractuales con Värder Partner o con Credit Mutuel en cajeros.

Al igual que con la megasede, el Santander cerró un raudo y provechoso acuerdo con Blackstone para sacarse el ladrillo y vendió por 528 millones la filial de EEUU del Popular TotalBank. Pero también tuvo que inyectarle 13.000 millones para restablecer sus constantes vitales el mismo día de la compra, ampliar capital en 7.000 millones y, aunque da por restablecida la normalidad, aún debe rentabilizar la franquicia.

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