La 'operación limpieza' del Santander marca la guía del nuevo ajuste bancario

El mayor banco de España, Santander, ha emprendido la 'operación limpieza'. La entidad financiera que preside Ana Botín ha llevado a cabo un movimiento inesperado con el que ha hecho un saneamiento contable de 12.600 millones que, pese a abocarle a los números rojos, será un antes y un después para enfrentar la etapa post Covid. Este rumbo, como suele ocurrir con las decisiones que toma la entidad cántabra, será una guía para la economía en general y, en particular, para las compañías, que buscan salir a flote tras los peores momentos de la pandemia. 

BBVA, en el primer trimestre, emprendió un camino que este miércoles, tres meses después, ha continuado Santander. La entidad que preside Carlos Torres provisionó en las cuentas hasta el mes de marzo -cuando apenas llevábamos quince días de cuarentena- 1.400 millones de euros, a lo que sumó la dotación contra el deterioro del fondo de comercio en Estados Unidos, es decir, otros 2.084 millones de euros. Este movimiento, que sorprendió en un momento tan primario de la pandemia, le llevó a cerrar el primer trimestre con unas pérdidas milmillonarias. Pero ni punto de comparación con el movimiento que acaba de hacer Santander, salvando las distancias. 

Mira también

Santander cerrará el año con pérdidas contables pero trabaja en el dividendo

El banco cántabro ha entonado el 'de perdidos al río' y ha dotado el 45% del fondo de comercio del grupo. De la factura total de 12.600 millones, la mayor parte de ellos, 10.100 millones, se corresponden con los desajustes de valor del fondo de comercio de inversiones históricas, tal y como ellos mismos explican. Si se analiza por filiales, Reino Unido ha sido la más dañada, con un ajuste de 6.100 millones que se suman a los 1.500 que ya se apuntaron en el último ejercicio. Por detrás se sitúa Estados Unidos, a la que le corresponden 2.330 millones, y Polonia, con 1.192 millones más. 

Este será el inicio de un camino a seguir. En este sentido, el Banco de España ya ha avisado en reiteradas ocasiones de la necesidad para algunas entidades de realizar "ajustes significativos de los fondos de comercio", una recomendación en la que no se daba nombres, pero que ha empezado a hacerse efectiva. A ello hay que sumarle otra dotación más, la destinada a DTAs, o lo que es lo mismo, los activos fiscales diferidos de la banca. Ante la menor capacidad para recuperar estas cuantías, el grupo ha decidido incorporar otros 2.500 millones de euros por este concepto. 

Adicionalmente, ha vuelto a hacer nuevas provisiones para paliar directamente los efectos de la Covid-19. En concreto, Santander ha provisionado hasta 7.000 millones de euros para hacer frente a hipotéticas insolvencias, disparando esta cifra de dotaciones en un 63%. Mientras tanto, el coste de riesgo continúa subiendo y se sitúa a cierre del mes de junio en los 126 puntos. La entidad financiera prevé que esta cifra continúe aumentando hasta un máximo de 150 puntos básicos.

Estas provisiones y garantías se hacen extensibles al conjunto de las compañías, principalmente del sector financiero, pero también de otros campos que se han visto afectados por la pandemia. En este sentido, dotar las posibles pérdidas se convierte en una necesidad para seguir adelante, más cuando ahora los mercados descuentan una caída de beneficio como consecuencia de la situación imprevista. 

Pese a ello, el Ibex ha sufrido con la inesperada noticia de los números rojos de Santander. Las acciones del banco que preside Ana Botín comenzaban la jornada con una caída de casi el 6% tras presentar sus resultados semestrales. A lo largo de la jornada esta cifra se ha ido matizando hasta porcentajes del 3%, pero tras conocerse en detalle el discurso de la entidad y pese a anunciar un reparto de dividendo, el precio de los títulos ha vuelto a caer hasta cerrar la jornada en los 2 euros, una caída del 4,71%.