Impacto del coronavirus

Santander mira de reojo el rating: una rebaja podría exigir garantías adicionales

  • Fitch dejó la perspectiva de la entidad en negativa la semana pasada. El banco advierte que otro cambio podría suponer un "efecto material adverso".
Ana Botín, la mujer más poderosa del mundo según 'Fortune'
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Europa Press

La banca española sufrió hace una semana un golpe en forma de recorte de rating por parte de Fitch. La agencia de calificación crediticia incorporó a sus análisis el potencial impacto financiero de la pandemia del coronavirus y rebajó a Santander y Caixabank hasta la perspectiva negativa. Por su parte, puso en vigilancia negativa las notas de BBVA, Sabadell y Bankia, entre los grandes bancos. Por todo ello, la entidad que preside Ana Botín sigue alerta y mira de reojo lo que puedan hacer las demás agencias. En su último documento de registro, fechado el pasado martes y en el que se da cuenta de la citada rebaja, la entidad señala que una bajada en el rating podría aumentar su coste de financiación u obligarle a aportar garantías adicionales en relación con algunos de sus contratos de derivados.

En concreto, y de acuerdo con el citado documento que se remitió a inversores a través de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la entidad financiera señala que cualquier rebaja de la calificación crediticia de la deuda del grupo podría aumentar los diferenciales de crédito y con ellos los costes de financiación. Además, se podría exigir la aportación de garantías adicionales o la adopción de medidas en relación con algunos de sus contratos de derivados suscritos por el banco que pueden exigir notas mínimas de las agencias de calificación. 

Santander advierte a sus inversores de que una rebaja en la nota que llevase a la modificación de derivados podría limitar su acceso a los mercados de capitales y afectar negativamente al negocio comercial. La entidad que capitanea Botín señala que esto supondría una dificultad  para retener a los clientes e inversores, especialmente a los que necesitan un rating mínimo para poner su dinero. De darse algunas de estas consecuencias, se podría ver reducida la liquidez del grupo y afectar negativamente a sus resultados de explotación y condición financiera.

La firma va más allá y pone un ejemplo concreto utilizando como referencia los datos de cierre del ejercicio 2019. En el hipotético caso de que todas las agencias de calificación hubiesen rebajado en un nivel la calificación de la deuda senior a largo plazo de Banco Santander a esa fecha, la entidad tendría que haber aportado garantías adicionales por valor de 90 millones de euros de acuerdo con los contratos de derivados y otros financieros que tiene suscritos. En el caso de que hubiesen sido dos niveles, el desembolso extra habría sido de 249 millones en garantías.

El caso de Santander UK, que aún no ha visto revisadas sus notas, sería aún más llamativo. En una hipotética situación en que se rebajase, tomando como referencia el cierre del ejercicio, la calificación de la deuda a largo plazo en un nivel y ello hubiese desencadenado un descenso en su calificación crediticia a corto plazo, la filial británca tendría que haber aportado efectivo y garantías adicionales por valor de 1.500 millones de libras -unos 1.700 millones de euros-. 

Por ahora, la entidad solo ha recibido la revisión de la perspectiva por parte de Fitch, pero aguarda la de las otras grandes agencias de calificación. La última que llevó a cabo Moody's tuvo lugar el pasado mes de octubre cuando le otorgó una calificación de 'A2' para la deuda a largo plazo y de 'P-1' para el corto, todo ello con una perspectiva estable. Por su parte, Standard & Poor's, la otra gran calificadora de riesgos, hizo lo propio en septiembre de 2019, cuando puso la nota 'A' a la deuda a largo plazo y 'A-1' en el corto, también con perspectiva estable. 

Fitch fue muy claro en sus palabras de evaluación de la situación del banco tras conocerse las primeras consecuencias del coronavirus. "La pandemia representa un desafío sin precedentes para Santander, ya que el banco tiene que gestionar simultáneamente condiciones económicas más duras en muchos de sus mercados principales, aunque presumiblemente en diferentes etapas de intensidad", advertía en su informe. Al mismo tiempo señalaba que este hecho podría dar lugar a riesgos negativos adicionales tanto para la gestión y la estrategia, como para las ganancias y la calidad de los activos del grupo. 

Cabe recordar que, en relación con las posibles consecuencias que pudiera tener el coronavirus, la entidad de Ana Botín ya señaló hace unas semanas que en un escenario de recuperación en forma de 'V' de impacto leve, es decir de recuperación rápida, estimaba un impacto negativo del orden del 5% sobre los resultados del ejercicio 2020, todo ello sin tener en cuenta medidas mitigadoras. En este documento, fechado casi dos semanas después de la primera estimación, el banco señala que debido a la "elevada incertidumbre y lo cambiante de la situación" el grupo no ha comunicado una nueva estimación del impacto.

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