Banco Santander ha zanjado la polémica de los seguros de protección de pagos (PPI) en Reino Unido con una factura de algo más de 1.500 millones de libras (unos 1.750 millones de euros, según el cambio actual) después de haber tenido que provisionar otros 99 millones de libras (115 millones de euros) en el tercer trimestre de 2019 por un volumen de quejas "sin predecentes" en agosto, mes en el que concluía el plazo establecido por el regulador para presentar reclamaciones.
Los PPI son seguros que las entidades de Reino Unido comercializaban junto a las hipotecas y otro tipo de créditos para cubrir los pagos en el caso de desempleo, accidente o enfermedad. El problema estalla en 2010 después de que miles de clientes vieran imposibilitado el uso de las coberturas. Según cálculos de la FCA, la agencia supervisora de Reino Unido, el caso ya ha costado más de 33.000 millones de libras al conjunto del sector financiero del país anglosajón.
Y es que los bancos del país han vendido unos 64 millones de pólizas PPI, principalmente entre los años 1990 y 2010. La FCA fijó como fecha límite para presentar quejas por este concepto el pasado 29 de agosto y en los últimos días del mes, como reconoce el Santander en las cuentas de su filial en Reino Unido, el volumen de quejas se disparó lo que ha obligado a las entidades británicas a hacer provisiones multimillonarias. Es más, las realizadas por el grupo que preside Ana Botín parecen pequeñas al lado de las que tuvieron que hacer Lloyds, Barclays o RBS, que ascendieron hasta 1.800, 1.600 y 900 millones de libras, respectivamente.
En el primer semestre del año, en cualquier caso, el grupo cántabro ya se anotó un golpe de 70 millones de libras por este concepto, a las que se añaden los 99 millones de libras del tercer trimestre. Así, el nivel de provisiones por PPI en lo que va de año asciende a 169 millones de libras, lo que eleva el nivel total de provisiones realizadas por los seguros de protección de impagos en los últimos años hasta los 1.505 millones de libras, un nivel que no debería crecer más, ya que, salvo excepciones, no se pueden presentar más reclamaciones.
El banco que preside Ana Botín provisionó 538 millones de libras en 2011, 95 millones más en 2014 y 450 millones adicionales en 2015. Una vez que se iban consumiendo, la entidad dotó 144 millones de libras en 2016, 109 millones en 2017 y los ya mencionados 169 millones correspondientes a los primeros nueve meses del vigente año, según consta en los distintos informes anuales y semestrales del Santander. A 30 de septiembre de 2019, la 'hucha' de Santander para hacer frente a los procesos de reclamación por PPI se situaba en 289 millones de libras.
Entre los meses de enero y septiembre de 2019, Santander UK se ha anotado un beneficio neto de 561 millones de libras, lo que supone un descenso de las ganancias del 45% por culpa de los ya citados cargos por los PPI, a los que se deben añadir otros 104 millones de libras derivados del ERE aplicado en la filial británica. Los ingresos netos por intereses cayeron un 9%, hasta situarse en 2.484 millones de libras.
Y es que en la actualidad hay pocas noticias buenas para Santander provenientes de Reino Unido, cuya aportación a los resultados del grupo ha caído hasta el 10% (sin tener en cuenta impactos extraordinarios). De este modo, la filial ha pasado a ser el cuarto mercado del banco cántabro, por detrás de Brasil, España y Santander Consumer Finance. A esto se añade el impacto de 1.500 millones en el fondo de comercio por culpa del Brexit y de una serie de ajustes regulatorios.
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