'Un gigante con los pies de barro'

Sareb cierra una década marcada por los números rojos y objetivos incumplidos

La gestión del 'banco malo' se caracteriza por un volumen de desinversiones más lento del esperado (y deseado), en el que han influido la sobrevaloración de los activos y los "errores" técnicos en su constitución.

La inclusión de la Sareb en el perímetro del sector público disparará la deuda hasta el 120% del PIB
Sareb cierra una década marcada por los números rojos y objetivos incumplidos. 
Bruno Pérez | EFE

La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) llega a la década de existencia con más sombras que luces en su balance. El conocido como 'banco malo' recoge todos los excesos cometidos en los 'felices años del boom inmobiliario': promociones de viviendas que solo se vieron en planos, suelos adquiridos a un coste que parecían albergar petróleo y créditos hipotecarios que, con toda probabilidad, iban a pasar directamente a la sección de impagos. Una auténtica caja de Pandora del ladrillo español que, diez años después de su creación da más quebraderos de cabeza al Ministerio de Economía de los que les gustaría.

Esta sociedad nació en 2012 en un contexto de alarma a nivel mundial que situaba a España al borde del abismo financiero. Frente a esta situación, la Comisión Europea pactó con el departamento capitaneado en aquel entonces por Luis de Guindos una recapitalización de las entidades bancarias que, entre otros requisitos, incluía la creación de Sareb. En el momento de su constitución, se emitió deuda avalada por el Tesoro Público por valor de 50.781 millones de euros que serviría como medio de pago para comprar los activos de los bancos rescatados. La idea pasaba porque sufragara dicha deuda con los ingresos procedentes de la venta y gestión de estos activos en un periodo de 15 años, es decir, hasta el año 2027. Sin embargo, diez años después apenas ha conseguido amortizar algo más de un tercio (31,2%), que se traduce en un saldo pendiente de 34.918 millones de euros.

El ritmo va más lento de lo esperado, sobre todo, si se tiene en cuenta que el importe a desembolsar en el próximo lustro es mucho mayor del realizado hasta ahora. Llegados a este punto, la pregunta es ¿qué ha fallado? Fuentes financieras aseguran a La Información que Sareb "fue un grave error hecho mal a propósito". La selección se hizo con un análisis sobre las entidades que estaban bien y las que estaban mal, cuando a juicio de dicha fuente, se debería haber realizado justo al contrario. "Si hubiera sido al revés y se hubieran identificado primero los mal llamados activos tóxicos, que estaban paralizando el mercado y se hubieran comprado en forma de expropiación, se habría conseguido comprobar cuáles (entidades) eran capaces de cerrar el agujero porque disponían de una buena dotación de capital o de provisiones y cuáles era necesario nacionalizar".

De este modo, la selección sometería a tal estrés a las entidades que solo lo superarían aquellas que realmente tuvieran unas cuentas saneadas y en el sistema convivirían las que han pasado de manera satisfactoria la prueba de fuego con las intervenidas por el Estado al no ser capaces de sobrevivir por sí solas. De manera paralela, un operador inmobiliario se encargaría de transaccionar con una estrategia centrada en deshacerse de todo su balance y obtener "un pequeño beneficio".

Se da la circunstancia de que Sareb ha cerrado todos los ejercicios en números rojos desde 2013, el primer año de vida completo. En esa ocasión, contabilizó pérdidas por valor de 261 millones de euros, cifra que llegó a elevarse hasta los -804 millones en 2014. De ahí en adelante, la cifra ha experimentado altibajos, pero siempre en terreno negativo, la más acusada en 2020, cuando contabilizó -1.073 millones de resultado bruto. A falta de conocer el último balance, en la primera parte de 2021 registró -648 millones de euros. Todo un gigante con los pies de barro que gestiona más de 144.000 activos inmobiliarios por un monto superior a los 30.000 millones de euros.

Los expertos consultados por este medio lo achacan, entre otros factores, a la "sobrevaloración" de los activos traspasados, que ronda entre el 10 y el 25%, en un escenario de ajustes de precios de la vivienda. Uno de ellos es el presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, Antonio Pedraza, quien precisa la imposibilidad de colocar dichos activos en el mercado y coincide con el profesor de Ciencias Económicas de la Universidad de Navarra, David Echeverry, en los "errores" iniciales en el diseño de Sareb, que impiden "evaluar de manera correcta los precios". Precisamente esto es lo que ha dificultado la recuperación de la inversión en un plazo de tiempo "razonable", impidiendo a Sareb actuar como un "regulador" del mercado inmobiliario. "Al final no ha funcionado porque el mercado ha estado volátil", añaden las mismas fuentes, para zanjar que el banco malo solo ha demostrado ser "una ruina".

Cabe destacar que días previos a la declaración del estado de alarma en España, más en concreto en el Consejo de Ministros del 10 de marzo de 2020, el Ejecutivo central adoptó un cambio legislativo en la ley de Sociedades de Capital para eximir al 'banco malo' de entrar en causa de disolución en cualquier supuesto. La medida perseguía blindar su actividad de los continuos varapalos contables que sufre desde su fundación y que prácticamente la mantienen en la asfixia financiera.

Ahora que ya es oficial que el Estado va a nacionalizarla son muchas las voces que se han atrevido a confesar que avistaron las equivocaciones o más bien los desaciertos durante su puesta en marcha. Entre ellas, destaca la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, quien ha subrayado que todas las entidades participadas en el proceso daban por descontado un final anticipado de Sareb. El Consejo de Ministros ha aprobado esta semana un decreto ley para modificar el régimen jurídico, que permite al FROB pasar de poseer el 45,9% del capital social actual a más del 50% y, por tanto, el control total sin necesidad de convertirla en una sociedad mercantil estatal. Esto relega a un segundo plano al resto de tenedores como Banco Santander (22,2%), CaixaBank (12,4%), Banco Sabadell (6,61%) o Kutxabank (2,53%), de las que todavía no se sabe en qué porcentaje van a disminuir su posición.

La decisión se ejecuta meses después de que el pasado marzo Eurostat, el organismo estadístico de la Unión Europea, forzara al Ejecutivo español a llevar a cabo un cambio contable por el que le fuerza a incorporar los resultados de esta sociedad en las cuentas públicas. Aunque el Estado siempre ha sido el accionista mayoritario, hasta ese momento había funcionado como una sociedad de ámbito privado, por lo que su cuenta de resultados no computaba ni en la deuda ni en el déficit público. Pero ahora las reglas del juego son diferentes y Sareb engrosa el dato de deuda pública en casi 35.000 millones (alrededor de cuatro décimas más) y el déficit público en 10.528 millones como consecuencia de un patrimonio negativo.

El revés en la gestión del banco malo capitaneado por Javier García del Río, en sustitución de Jaime Echegoyen, representa uno de los últimos bastiones con los que se hizo frente a la 'Gran recesión' en 2012, que ahora pasa a manos de 'Papá Estado', abultando todavía más las pérdidas del rescate bancario que llegó a España como una bendición para muchos y como un jarro de agua fría para otros. Los analistas del Banco de España dan por imposible recuperar estas ayudas y, según sus cálculos, estiman que solo se devolverá alrededor del 10-15% de la cantidad concedida. Porcentaje que puede llegar a ser menor una vez que se tenga en cuenta el impacto de la intervención en Sareb. El legado del actual vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) ha dado más de un disgusto a Calviño durante estos dos años.

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