Scytl 'salva los muebles' en España con la ‘venta’ de su sociedad con Telefónica

  • La tecnológica se apunta 30 millones por la enajenación de los activos a esa 'joint-venture' con la teleco y enjuga las fuertes pérdidas de 2016.
Scytl y Telefónica
Scytl y Telefónica

Iba a ser otro año de fuertes pérdidas para la matriz de Scytl, el gigante español del voto electrónico participado por grandes fondos de capital riesgo internacionales y valorado en 300 millones de euros. Pero una operación corporativa ha salvado los muebles. La ‘colocación’ de parte de sus activos en la filial que tiene con Telefónica para encuestas públicas le permite enjugar los números rojos y cerrar con unos beneficios sobre el papel de casi 12 millones de euros. La compañía trata de recuperarse de un serio problema de impagos en el Congo y en varios países latinoamericanos.

Scytl, fundada en el año 2001 por el emprendedor Andreu Riera (fallecido en 2006), opera con la sociedad Scytl Secure Electronic Voting, en la que engloba buena parte (no todas) de sus filiales. Fuera de su perímetro se incluyen otras compañías (como una holding en Luxemburgo, otra para la zona de Asia-Pacífico en Hong-Kong o esta misma ‘joint-venture’ con Telefónica) por lo que es difícil hacer la fotografía económica total de la sociedad. Esta matriz española, de la que cuelgan once sociedades en EEUU, Canadá, Brasil o Australia y su filial de ‘hardware’ (desgajada para tratar de diferenciarlo bien de su negocio de ‘software’, más atractivo para los inversores), es, sin duda, la principal.

Esta sociedad española ha sufrido fuertes pérdidas durante los dos últimos ejercicios. El año 2016, cuyas cuentas acaban de ser presentadas en el Registro Mercantil, iba a repetir el guión: un resultado de explotación con 18 millones de pérdidas. Es casi la mitad que un año antes, pero seguía siendo un importante escollo. ¿Cómo salvarlo? La compañía decidió ‘aflorar’ activos.

¿Cómo es la operación?

Creó ese año una filial junto a Telefónica (Open Séneca SL) dedicada a las consultas públicas. Se trataba de una ‘joint-venture’ de ambas. Según explica a La Información el presidente de Scytl, Pere Vallés, hicieron una escisión de sus activos relacionados con esta actividad. “Sacamos el 5% del activo en una sociedad nueva en la que Telefónica invirtió y lo que nos permitió reconocernos ese activo de 30 millones”, apunta.

Es decir, ambos crean la sociedad. Scytl hace una “aportación no dineraria” de los activos referidos a esa actividad (patentes, software...). Como contrapartida, la sociedad recibe una participación del 85% en la sociedad. La valoración inicial de la participación se registró por un valor de 30 millones. Posteriormente, Telefónica inyectó 5 millones, con lo que se hacía con el otro 15% restante.

Desde el punto de vista contable, se trata de una revalorización del fondo de comercio, donde se alojan sus participadas, por esa ampliación de capital. Lo declaran como un ingreso extraordinario por enajenaciones de instrumentos financieros. ¿El resultado? Unos beneficios netos de 11,8 millones frente a las fuertes pérdidas de 20 millones del año anterior.

Unos ingresos a la baja

Esta operación hay que enmarcarla en un ejercicio donde la tecnológica ha reducido sus ingresos en esta matriz de manera significativa. Estos pasaron de 22 a 14 millones de euros (ya venían de otra rebaja del 13%). ¿Cuál es la fotografía total, incluyendo las otras filiales? No es posible saberlo. Desde la compañía descartan ofrecer esas cifras, aunque insisten en que mantienen una tendencia al alza tanto en este ejercicio, como en 2017.

¿A qué se debe esa bajada de los ingresos? Primero a la salida de los países emergentes, donde han tenido serios problemas de impagos en el pasado. Luego a la focalización en el voto por internet (y eliminar otras actividades vinculadas al recuento y demás). Otro factor es el cambio de modelo, pasando de un modelo de venta “tradicional de licencia de software enfocado al mercado público, a otro enfocado en más medida al sector privado, con volúmenes por proyecto menores, pero con un mayor número de potenciales clientes y recurrencia en sus compras”. Eso hace que se ‘linealicen’ ingresos durante toda la vida de los contratos y “penaliza los años en el que se empieza a implementar”.

¿Cómo es el reparto de esos ingresos? Las licencias cayeron de 7,2 a 4,1 millones, mientras que la categoría de ‘mantenimiento y suscripción’ se mantiene en los 2,8 millones. Los servicios pasan de 12,4 a 7,5 millones. Caen mercados emergentes y Latinoamérica, pero también con fuerza en Europa. ¿Cómo se explica? Desde la empresa señalan los 6,6 millones logrados durante el año 2015 para el recuento en las elecciones de ese año en España -es el contrato que ‘robó’ a Indra tras años de monopolio de la empresa semipública- que no se repitieron en el ejercicio siguiente.

Esa reducción de ingresos también viene acompañada de un fuerte recorte en los gastos de personal. La plantilla, según sus cuentas, fue la misma en 2016 respecto a 2015: 464 empleados (el recorte se produjo, precisamente, ese año 2015). Pero el desembolso en ese capítulo pasa de 19,5 a 8,9 millones de euros.

Recuperándose del Congo: ejecuta la provisión

Al margen de los ingresos, la empresa se recupera de un importante tropiezo por impagos. Especialmente en la República Democrática del Congo. La compañía tuvo que afrontar un agujero económico de 21 millones de euros por un contrato de recuento electoral que arrancó en 2014 (con tres anualidades) y que debía desembocar en la convocatoria de los comicios. Algo que no ha sucedido y que dejó sin cobrar todo ese dinero.

Decidieron provisionar 21 millones de euros por este motivo (junto con otros 6 millones por sendos proyectos en Ecuador y Honduras que tampoco fueron cobrados) con cargo al ejercicio 2014. En 2016, según queda reflejado en las cuentas, el grupo ha decidido eliminar de su balance estas cuentas a cobrar provisionadas “debido a que se han considerado definitivamente incobrables”. Es decir, tiran la toalla y entienden que no se cobrarán. Pese a ello, los contratos siguen vigentes y en el caso del Congo, están a la espera de esa convocatoria de las elecciones por el presidente Kabila.

“Lo del Congo fue una sorpresa desagradable, también para los inversores; nos dimos un buen golpe, aunque supimos reaccionar”, explica Vallés, quien reconoce que esta caída obligó a cambiar la estrategia, saliendo casi por completo de los mercados emergentes. Las operaciones que llevan a cabo en estas zonas, principalmente de venta de ‘hardware’ para elecciones, lo llevan a cabo como ‘marca blanca’ a través de un socio local, que asume el riesgo de impago y de reputación.

Otras operaciones como la de Telefónica

En cuanto a capital, Scytl cerró a principios de 2017 una inyección de capital de de 12 millones de euros (se ejecutaron tres ampliaciones para capitalizar los préstamos participativos, según reflejan en las cuentas). El objetivo: financiar su giro hacia el sector privado, pues hasta la fecha su foco eran elecciones públicas y sus clientes, las administraciones públicas.

A esta operación hay que añadir, además, un importante acuerdo de refinanciación de la deuda con entidades financieras. Gracias a este pacto, suscrito a finales de enero de 2017, la compañía no empezará a devolver esa deuda hasta octubre de este mismo año 2018. A cierre del ejercicio 2016, la empresa tenía un pasivo total con entidades de crédito de 35,6 millones de euros (frente a los 41,3 millones del año anterior).

¿Es suficiente con ese capital? Desde la compañía, descartan hacer más rondas de financiación con sus socios actuales, si no es para poner en marcha una unidad de negocio diferente. Se plantean repetir más operaciones como la que se ejecutó con Telefónica “que ponga en valor nuestros activos”. A esto Vallés añade posibles ventas de compañías que tienen hoy en su haber (ejecutaron siete compras entre 2011 y 2014). Ya completaron la venta de una por un millón en Estados Unidos. “Hay muchas oportunidades”.

Valorada en más de 300 millones

En su accionariado se dan cita un puñado de gigantes de la inversión a nivel internacional, después de una de las mayores rondas que firmó una ‘startup’ española, de más de 100 millones de dólares en 2014 que la valoró por encima de los 300 millones de euros. Balderton ostentaba el 21,4% de las acciones a cierre de 2016. Los fondos españoles Nauta Capital y Spinnaker se repartían el 19,8 y el 16,4%, respectivamente. ¿Y el resto de internacionales? Vulcan, del cofundador de Microsoft, Paul Allen, sumaba un 14,5%; Sap Ventures, del gigante del software Sap, un 7,2%; VY Capital, un 7,2%, e Industry Ventures, un 4,3%.

Tras la ronda de 2017, en la que participaron todos los inversores que ya estaban en el accionariado, su valoración se elevó hasta los 360 millones de dólares (un 18% más que la anterior, fijada en 2015).

Con todo, Scytl se mantiene en pie. Con un nuevo CEO, el exdirectivo de Amadeus, Holger Taubmann, (Vallés queda como presidente, para poder crear su propio proyecto y volcarse en el fondo de inversión Smartech Capital), la compañía trata de retomar el pulso. Lo hace en un mercado, el de las votaciones por internet, que aún está por explotar.

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