Jaque mate para el resto

Una proposición indecente: Tesla pone el sector a cien con sus deseos de fusión

Detrás de una provocativa frase de Musk los analistas ven una clara intención de unirse con otro fabricante de automóviles, incluyendo un competidor directo. Mercados y empresas han respondido al unísono.

Elon Musk, ex presidente y CEO de Tesla
El sector del motor se pone 'a cien' con las intenciones de fusión de Tesla
Tesla

Ellon Musk ha vuelto a poner patas arriba al sector de la automoción. Como si del Santo Evangelio según San Marcos se tratara, una palabra suya parece que baste para sanar a la industria más potente, tanto en Europa como en Estados Unidos. Así lo hizo en un foro organizado por la editora alemana Axel Springer, responsable de múltiples publicaciones y revistas especializadas sobre el mundo del motor, como 'Autobild'. Al sudafricano, con doble nacionalidad canadiense y estadounidense, le bastó una frase para revolucionar hasta la última tuerca de las fábricas de automóviles mundiales: "Definitivamente no vamos a lanzar una adquisición hostil, pero si alguien dijera que sería una buena idea fusionarse con Tesla, tendríamos esta conversación".

Realmente, estas fueron las palabras literales de Musk, pero detrás de ellas los analistas han visto una clara intención de fusionar Tesla con otro fabricante de automóviles, incluyendo en la operación a algún competidor directo del gigante eléctrico. Como no podía ser de otra manera, tanto los mercados como las empresas han respondido al unísono, dejándose querer para que el ojo de Mordor pueda posarse sobre las anquilosadas fábricas de vehículos de combustión de los cinco continentes.

Los números de Tesla no dejan lugar a dudas. Su capitalización en Bolsa se ha disparado en 2020, pasando de los 90.000 millones de dólares de comienzos de año a los más de 550.000 millones en la actualidad. No a todos les ha ido mal en tiempos de pandemia. Este 'tsunami' ha llevado a la americana a situarse por encima de las ‘clásicas’ del sector como General Motors, Toyota, Honda o Mercedes. Todas ellas se sitúan en una banda irrisoria que pone de manifiesto la brecha que separa a unos y otros en los parqués.

Pero lo realmente interesante del movimiento de Ellon Musk no es tanto su novedad como el jaque mate que supondría para el resto de compañías no agraciadas. La fórmula de la fusión no parece la más adecuada para algunas y otras, simplemente con el hecho de incluir su logo con el de Tesla, se darían por contentas.

El sueño eléctrico de Daimler

El anuncio ha sentado de diferente manera a ambos lados del charco. En Europa, los analistas han señalado a los principales candidatos para el puesto de consorte. Y no son pocos. Los alemanes, no olvidemos que fue el lugar elegido por Musk para anunciar el terremoto, se decantan por Daimler. Reuters ha elogiado al conglomerado automovilístico alemán, propietario de marcas tan renombradas como Mercedes o Smart, como la "pareja perfecta" para aceptar este envite.

La razón es clara. Ambos compiten por el mismo tipo de cliente y, además, los alemanes están un tanto retrasados en el desarrollo del motor eléctrico como solución a todos sus males. Sus nuevas propuestas en la carretera, aun siendo excelentes como demuestran sus buenas cifras de venta y su diseño adaptado a los gustos más exigentes, adolecen de una integración de baterías y motores eléctricos para dar una respuesta a sus principales competidores, como pueden ser los también germanos de BMW o incluso los franceses de Renault.

Ménage à trois en Renault

Precisamente, estos últimos también aparecen en las quinielas de las caravanas de empresas que desean formar parte de la megaempresa resultante. Los franceses, en realidad, no lo son tanto, ya que incluyen en el pastel tanto a Nissan como a Mitsubishi y este es precisamente su hándicap a la hora de ‘enseñar la ruedita’ a los americanos.

Los japoneses son muy suyos y en este caso han hecho una apuesta mucho más arriesgada que la de Daimler por el vehículo eléctrico. Muchos millones desembolsados ya en tecnología e investigación como para dejarse caer en manos de Ellon Musk. Otra cosa es el sentimiento de los franceses, que desearían integrarse, aunque sea incluso para desaparecer, en los brazos de la empresa del logo transversal de un motor de inducción.

Por si esto fuera poco, parece que uno de los requisitos que sería imprescindible para Tesla es la presencia en China. Un mercado donde desea expandirse. Contar con factorías en el país asiático es un ‘must’ que Musk desea cumplir para dar un golpe de mano definitivo en la expansión mundial del vehículo eléctrico.

Vuelta a los clásicos: Ford y GM

Que nadie se equivoque. Tesla es la niña bonita de la automoción americana así que difícilmente cederán un sector estratégico, que lo es no tanto por la reducción de emisiones contaminantes sino por la importancia estratégica de los materiales necesarios para desarrollar la industria de las baterías, la auténtica perla del vehículo eléctrico. Apostar por él lleva consigo el dominio de las tierras raras en el corto plazo y el de la tecnología 5G en el medio y largo, con el coche autónomo como meta final y premio para el que consiga ser el primero en una carrera desigual.

Aquí la lista de candidatos se amplia considerablemente, incluyendo tanto a General Motors como a Ford. Ambos son auténticos dinosaurios dentro del sector y, pese a no haberse adaptado con toda la diligencia exigida a los nuevos tiempos, lo cierto es que sus cifras de ventas son colosales, principalmente en los Estados Unidos, pero también en gran parte de Latinoamérica, Europa e incluso Asia. La tecnología del motor estadounidense ha sido tradicionalmente un arma más de estrategia diplomática que de realidad industrial, principalmente en el resto de continentes.

NIO: el 'tapado' chino

Por último, los hilos de Musk tienden a situar a China como el teatro bélico donde se librarán las guerras del futuro. Probablemente, el líder de Tesla no lo vea tanto como un desafío militar, sino tecnológico. Su deseo siempre ha sido conquistar un mercado de más de mil millones de consumidores que ven en la electricidad el contrapunto de la historia que puede ponerles por delante de la principal economía del mundo, a la vez que reduce considerablemente sus altísimos niveles contaminantes.

Dentro del numeroso conglomerado de empresas chinas dedicadas a la automoción destaca especialmente NIO, al que algunos analistas rebautizan como el ‘Tesla chino’, pero que realmente podría identificarse con Huawei, en el sentido que, apuesta realmente por la tecnología evolutiva. Esto que permite que el vehículo esté continuamente actualizado, ofreciendo características y disfrutes nuevos a medida que pasa el tiempo.

En lugar de depreciarse con el paso de los años, como ocurre con los vehículos europeos y americanos, los asiáticos han optado por modelos basados en tecnología de acceso libre, para aquellos afortunados compradores que ven el coche más como un elemento en continua evolución que una compra de unos hierros estáticos. Estos últimos son muy bonitos e industrialmente potentes, pero ceden, día a día, el paso hacia otras formas de entender la conducción, basadas en la actualización permanente de prestaciones.

A la lista se añaden otros muchos. Volkswagen, BMW o los italianos de Fiat son otros candidatos que ahora deberán responder a las provocativas palabras de Musk. Pero es momento de pasar de la palabra a los hechos. ¡Facta non verba!, que dirían en algún peligroso chat de uniformados.

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