La silla de Zuckerberg en Facebook sigue moviéndose: los escándalos lo acorralan

  • Un nuevo problema con las métricas del vídeo se suma a otros relacionados con la privacidad. La compañía se ha dejado en bolsa un 20% desde junio.
Zuckerberg vive uno de sus años más negros al frente de Zuckerberg
Zuckerberg vive uno de sus años más negros al frente de Zuckerberg
EFE

Un nuevo escándalo con el inflado de cifras de sus métricas de vídeo, que afectó de lleno a sus clientes publicitarios. Una primera gran rebelión entre algunos accionistas que quieren quitarte parte del poder casi omnímodo que has concentrado durante años. Y unos directivos que huyen ante tu planteamiento comercial de la herramienta que ellos crearon y que tú compraste hace años. Son sólo tres de las losas que pesan sobre la espalda del todopoderoso consejero delegado y fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. Su silla está más en cuestión que nunca en un año que se ha convertido en una gran pesadilla para el directivo.

“Nuestra compañía está en un viaje crítico; los retos a los que nos enfrentamos son serios y claros”. Así describía la ‘número 2’ de la compañía y mano derecha de Zuckerberg, Sheryl Sandberg, el estado de las cosas en la red social tras el nombramiento de Nick Clegg, ex viceprimer ministro de Reino Unido, como responsable de relaciones internacionales. Es el enésimo intento de la tecnológica de tratar de mejorar una de las reputaciones más golpeadas de Silicon Valley.

El último escándalo al que debe enfrentarse es el que tiene que ver con las métricas del vídeo y el inflado de éstas por parte de la compañía. La confianza ante un mercado ya en alerta ante su negocio publicitario y su capacidad para hacerlo crecer vuelve a resentirse en un nuevo caso que la llevará ante el juez, tras una demanda de un grupo de anunciantes que la acusan de mentir. Insisten en que no lo sabían desde 2016, cuando el propio 'The Wall Street Journal' publicó las diferencias entre las métricas reales y las ofrecidas por la red social, sino desde un año atrás y no hicieron nada.

No es el único. El golpe de Cambridge Analytica, al descubrirse el uso indiscriminado de información personal de millones de usuarios de la plataforma recopilados a través de una de las aplicaciones con acceso, fue sólo uno de ellos. Hubo otros muchos relacionados con campañas de manipulación de usuarios ante diferentes elecciones en el último año y medio. Al margen de las ‘fake news’ y su batalla contra ellas, la privacidad y su intención de exprimir al máximo a los usuarios también lo señala.

Y directivos de dos de sus compras más destacadas, Whatsapp e Instagram, han movido ficha. Uno de los fundadores de la aplicación de mensajería, Jan Koum, abandonó en el primer semestre la compañía tras los duros enfrentamientos con Zuckerberg. El mismo camino siguieron los creadores de Instagram, Kevin Systrom y Mike Krieger. Y lo hicieron entre críticas por la gestión de la privacidad en la red social de fotografía y las injerencias del propio consejero delegado de Facebook en el día a día.

Ante esta situación, hay un grupo de inversores que siguen moviendo la silla al fundador. Hoy por hoy cuenta con un poder casi omnímodo. Como ya hicieran otros homólogos en Google y otras compañías, el máximo directivo creó una estructura accionarial doble con la que se asegura el 53% del voto en las decisiones. Cuenta con 392 millones de acciones de Clase B (un 78% del total), que suponen mucho más poder.

La respuesta de Zuckerberg, caracterizado por un optimismo extremo en su gestión, no ha convencido a varios fondos que han decidido mover su silla. Los fondos del tesoro público de estados como Illinois, Rhode Island, Pensilvania y Nueva York han plantado cara y buscan desplazarlo como presidente (hoy ostenta ambos cargos), creando un puesto de una junta independiente para tratar de incrementar la posibilidad de supervisar su gestión. Es algo que también se ha puesto sobre la mesa en el caso de Elon Musk y Tesla.

Las posibilidades de éxito son limitadas, pero desde los fondos se contentan con poder tratarlo en una junta de accionistas en 2019. “Nos permitirá forzar una conversación sobre ello en la junta anual y de ahora en adelante frente a la opinión pública”, apuntaba uno de sus responsables.

Un desplome importante

Mientras todo esto sucede, el mercado sigue castigando a la compañía. Hoy cotiza un 20% por debajo de lo que lo hacía a principios del mes de junio (pese a todo, su capitalización bursátil supera los 400.000 millones de dólares), justo antes de la negra presentación de resultados del segundo trimestre, donde advirtió de un efecto significativo en el negocio y en su potencial de crecimiento a corto y medio plazo. Pese a este desplome, es llamativo el respaldo entre los analistas: sólo uno de los 46 que la siguen recomiendan la venta.

La presentación de los resultados del tercer trimestre a finales de este mes representarán otra prueba de fuego. El mercado no va a perdonar una nueva sorpresa en su crecimiento, tanto de usuarios como de negocio. “La principal cosa que he intentado interiorizar este año es que tenemos una gran responsabilidad y que hay muchas cosas que necesitamos hacer mejor”, admitía Zuckerberg en una entrevista en julio. El tiempo pasa y los problemas se le acumulan.

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