Slim vacía la firma en la que colocó a las Koplowitz: saca las 406 oficinas de Caixa

  • El magnate mexicano colocó hace apenas cuatro meses a las hermanas Alicia y Esther Alcocer en el consejo de Soinmob. 
Carlos Slim y Esther Alcocer Koplowitz en el último 'investors day' de la compañía.
Carlos Slim y Esther Alcocer Koplowitz en el último 'investors day' de la compañía.
José González

El magnate mexicano Carlos Slim vuelve a mover los cimientos de sus compañías en España. Tras un cambio en el consejo de su patrimonial Soinmob que dio entrada a las hermanas Esther y Alicia Alcocer Koplowitz, tal y como adelantó este medio, Slim no ha tardado ni cuatro meses en dejar completamente vacía la sociedad y traspasar todos sus activos a otra de sus firmas. 

De esta forma, ha escindido "el negocio de arrendamiento de los locales comerciales destinados a oficinas bancarias" -406 que compró a CaixaBank a través de una operación de 'sale & lease back' en el año 2014- y lo ha traspasado a Jezzine Uno, otra de sus sociedades, según ha comunicado al registro mercantil la propia compañía. 

Slim se hizo con 439 oficinas de CaixaBank hace cinco años en una operación con un importe de 435,77 millones de euros, como se informó en su momento a la CNMV. Desde entonces se han realizado varios movimientos al respecto. Por ejemplo, en las cuentas de la propia Soinmob se señala que en abril de 2016, se llevó a cabo la permuta de 19 inmuebles que mantenía arrendados por Caixabank "por otros 19 de características similares". 

En cambio, en octubre del año pasado, Soinmob volvió a llevar a cabo otra permuta. En este caso, la sociedad de Slim que depende directamente de Carso, "procedió a permutar 44 inmuebles que mantenía arrendados con Caixabank, por 11 de características similares". De esta forma, y según las últimas cuentas de la sociedad, serían a cierre del último ejercicio un total de 406 locales -oficinas bancarias- arrendadas a CaixaBank. 

La operación se realizó bajo la fórmula de 'sale & lease back' y Soimob mantiene "un único contrato de arrendamiento" con la entidad bancaria. Según la misma documentación, el contrato tiene una duración de 25 años "finalizando el 18 de diciembre de 2037", por lo que aún quedarían 18 años de contrato por delante.

Por medio de este acuerdo, Soinmob recibió en 2018 ingresos por rentas provenientes de dicho contrato 36,1 millones de euros -35,5 millones en el ejercicio 2017-, la única cantidad que percibió el conjunto de la sociedad a modo de ingresos según el último balance cargado en el registro mercantil, el de 2018. Por ello, el hecho de que ahora Slim haya decidido sacar de la sociedad las 406 oficinas deja totalmente vacía a la firma. 

Sea como fuere, lo que está claro es que en la nueva tenedora de estos activos, Jezzine Uno, no hay ni rastro de las Koplowitz y solo están al frente Alfonso Salem Slim, presidente de Carso y sobrino del magnate, y Gerardo Kuri Kaufmann, CEO de Realia y una de las manos derechas del propio Slim en nuestro país, tal y como consta en los registros oficiales. Esta sociedad -que lleva el nombre de la ciudad libanesa en la que vivía el padre del magnate, Jezzine- fue creada el pasado mes de diciembre y dedica su actividad al alquiler de bienes inmobiliarios. 

La llegada del mexicano a FCC

Casi al mismo tiempo que se hacía con las oficinas que ahora segrega, Slim lanzó un salvavidas a la histórica constructora de las Koplowitz, FCC. La entrada del mexicano en la compañía también se produjo en el año 2014, uno de los peores momentos económicos de la firma. Las deudas ahogaban a la sociedad y los 650 millones de euros con los que llegaba Slim bajo el brazo a la ampliación de capital eran un soplo de aire fresco para la familia. El magnate entró sin grandes sobresaltos en la compañía tratando de mantener los cargos y sin modificar la estructura que habían creado las Koplowitz a lo largo de los años pero con la clara intención de tomar el control del grupo.

Tanto fue así que, pese a convertirse en el socio de control de la constructora, Slim mantuvo a Esther Koplowitz y a Esther Alcocer al frente de la compañía como vicepresidenta de FCC y presidenta del consejo de administración, respectivamente. Más tarde, compró la deuda que había contraído Esther madre sobre las acciones con las que se quedó de la constructora -844,2 millones de euros con vencimiento en abril de 2020- que amenazaba con convertirse en el fin de la empresa para la familia. Este salvavidas le sirvió para mantenerse, gracias a un gesto del magnate, dentro de la empresa con un 5%.

Ahora, el guiño que tuvo hace solo unos meses con las hermanas Alcocer Koplowitz ha quedado solo en eso, ya que las ejecutivas mantienen su sillón en el consejo de administración pero en una sociedad que, al menos por ahora, no cuenta con activos a los que sacar rentabilidad alguna. 

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