El Gobierno esgrime la subasta eléctrica como última baza contra el plan de Alcoa

  • La multinacional es la que más se beneficia del sistema que rebaja los precios de la electricidad a la gran industria: recibe el 30% de las ayudas.
Protesta en Avilés contra el cierre de Alcoa.
Protesta en Avilés contra el cierre de Alcoa.
EFE

Pesimismo en las Administraciones y agitación social en Avilés (Asturias) y A Coruña (Galicia), las localidades afectadas por el cierre de factorías anunciado hace tres semanas por la multinacional Alcoa. Este es el ambiente en el que se va a celebrar la reunión prevista entre los Ministerios de Industria y de Transición Ecológica con los presidentes de Asturias, Javier Fernández, y de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

La reunión tiene como fin analizar la situación y concretar medidas para convencer a la compañía estadounidense de que de marcha atrás en sus planes. La subasta de interrumpibilidad eléctrica prevista en diciembre para facilitar las rebajas en la factura eléctrica a la industria electrointensiva es la última baza en una partida cuyo resultado afecta a cerca de 700 empleos en Asturias y en Galicia.

La posición de partida de las Administraciones frente a Alcoa es sencilla: si mantiene los cierres anunciados no podrá contar con rebajas significativas en la factura eléctrica para las instalaciones que mantenga activas. Alcoa, además de las factorías de Avilés y de A Coruña tiene dos instalaciones en funcionamiento en San Cibrao (Lugo). Una produce alúmina (óxido de aluminio) y otra aluminio.

Propiedad compartida

La planta de alúmina pertenece a Alcoa en un 60% y a una empresa australiana (Alumina Ltd) en un 40%. La planta de aluminio sí pertenece exclusivamente a Alcoa. La primera gana dinero, la segunda está en pérdidas. La actividad del complejo de A Mariña no está afectada por el ERE presentado por Alcoa. Pero sus números, rojos o negros, dependen también de los apoyos que reciba en la factura energética. Y eso es lo que está sobre la mesa de las Administraciones. Si Alcoa cierra las factorías afectadas, su posición en la próxima subasta de interrumpibilidad también se verá afectada, reconocen fuentes de las Administraciones autonómicas.

Alcoa es el principal adjudicatario de contratos de interrumpibilidad en España. Ha cobrado anualmente entre 130 y 140 millones de euros del sistema eléctrico por comprometerse a desconectarse de la red en caso de sobrecarga. La misma ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, precisó que la multinacional recibía sistemáticamente el 30 % de la subasta de interrumpibilidad.

Aunque Alcoa asegura que los cierres anunciados no se deben solo al elevado precio de la electricidad, los cambios aprobados en el sistema de ayudas (interrumpibilidad) sí provocaron su malestar en el pasado. De hecho, la empresa cuestionó el sistema ideado por el Gobierno del PP para reducir los pagos por interrumpibilidad a las grandes empresas. El fantasma de la deslocalización rodea a la compañía desde hace al menos cuatro años.

Sobrecapacidad

Para justificar los cierres de Avilés y de A Coruña Alcoa alude a problemas estructurales de las factorías, a la sobrecapacidad en el mercado global del aluminio y en el elevado precio de la alúmina. Pero el precio de la electricidad también tiene su peso en la decisión. Lo mismo que los recortes aplicados a la interrumpibilidad. En 2018, el apoyo a la gran industria con la interrumpibilidad costará unos 315 millones, un 40% menos que en 2017.

El órdago de Alcoa ha agitado al Gobierno de Pedro Sánchez, que en los últimos meses ha tenido que tragar con cierres en el sector industrial renovable (Vestas, Isowat) y en el naval (La Naval, Sestao); expedientes de regulación en el sector cementero (Cemex ha decidido paralizar el cierre), y cerrojazo en el aluminio. La última baza con Alcoa es la próxima subasta de interrumpibilidad de diciembre. La ministra Ribera ha adelantado que "a lo mejor esto (Alcoa) lo que nos hace es retrasar esta convocatoria para evitar una distorsión y se puedan beneficiar las demás si deciden definitivamente cerrar". Los apoyos a la actividad de la multinacional en San Cibrao se podrían ver afectados.

La baza de la subasta eléctrica no compensa el ambiente pesimista que marca la reunión prevista para el jueves en Madrid. Es difícil que la multinacional haga como Cemex y paralice los expedientes en marcha. Pero el partido se juega hasta el final. En todos los terrenos, incluidos los contactos con posibles interesados en la compra de las instalaciones que abandona Alcoa. Aunque esa es una historia sin madurar.

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