Condiciona operaciones pendientes de cierre

La gran subasta renovable convierte la venta de T Solar en un mercado persa

Naturgy, Repsol, las grandes eléctricas y una pléyade de empresas esperan el resultado de la convocatoria para comprar y vender activos, buscar socio o salir a Bolsa.

Los ayuntamientos con instalaciones renovables no quieren perder ingresos.
Los ayuntamientos con instalaciones renovables no quieren perder ingresos.
Bruno Pérez | JuntaEx

El sector energético bulle. La convocatoria para adjudicar en subasta 3.000 MW de potencia "limpia" ha convertido el espacio empresarial en una especie de mercado persa con activos en venta, dinero en busca de oportunidades, búsqueda de socios y diseño de alternativas -como las salidas a Bolsa- si el resultado de la subasta no es interesante. La señal de precio configurará un mercado con operaciones inminentes como la venta de la compañía T Solar por el fondo I Squared, una operación a la que aspiran, entre otros candidatos Naturgy y la china Three Gorges, propietario del 21,5% de la portuguesa EDP. T Solar ofrece un puntal renovable de 53 plantas de casi 400 MW de potencia instalada, la mayor parte en España.

La venta de T Solar, en práctica coincidencia con la gran subasta renovable, puede ser la primera gran operación -1.500 millones de partida- de la senda marcada por el Gobierno en sus planes a largo plazo para instalar 60.000 MW de nueva potencia renovable en los próximos 10 años. Naturgy es un  candidato obvio en el cierre de la operación porque necesita renovables para afinar su nuevo plan estratégico y afianzar las expectativas de su valor, aunque el capital chino se mueve rápido.

El interés chino por el negocio renovable en España es una bendición para las consultoras que están pilotando los nuevos proyectos en el sector energético. "Hay muchas consultoras trabajando para capital chino", asegura un exdirectivo de unas de las grandes eléctricas y buen conocedor de lo que sucede en el sector renovable. Salvando las distancias, sostiene, recuerda los movimientos previos a la entrada de China Three Gorges en la portuguesa EDP. La compañía ha constituido filial en España, donde ya controla 13 plantas fotovoltaicas que suman 572 MW.

Otro hito pendiente

El precio que determine la subasta renovable, junto a otro hito pendiente -la regulación de los accesos y conexiones de las nuevas plantas-, clarificará, según las asociaciones del sector, tanto los proyectos viables como los actores relevantes del proceso. "Los más grandes" apuntan en una de las asociaciones del sector fotovoltaico "ya tienen elegida la pareja de baile". Empresas como Solarpack -que ya hizo una OPV en 2018-, Capital Energy, Solarig, Cox Energy o la misma Repsol con sus renovables forman parte de las quinielas sobre nuevas ventas en  Bolsa siguiendo la estela de Soltec, la empresa fabricante de los aparatos que se encargan de aprovechar al máximo los rayos de sol.

La agitación se produce en un momento coyuntural complicado en el negocio fotovoltaico. El precio de los paneles ha subido y, aunque las empresas consideran que puede ser un movimiento puntual vinculado al precio del vidrio, es un elemento más en las convulsiones del mercado. Si el precio de la subasta convocada el 26 de enero es muy bajo -y en las empresas se miran de reojo los 11,4  euros MWh solar registrados en la subasta portuguesa de agosto-, lo único que les quedará a los promotores sin hueco será acudir al mercado. Pero no será fácil. Los bancos están en su propia dinámica de fusiones  y han cerrado el grifo. Sólo el Sabadell abre algo la mano.

En ese panorama, las grandes energéticas otean el mercado para aprovechar oportunidades. Tanto Endesa como Iberdrola manifestaron en su momento que las subastas previstas no son necesarias. Los datos del gestor del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España (REE) pueden avalar esa idea: después de "limpiar" el registro de proyectos, hay 121,7 GW de potencia eólica y fotovoltaica con derechos de acceso y conexión a la red concedidos, más otros 47,6 GW en tramitación. Es un volumen de potencia que duplica con creces lo previsto en los planes del Gobierno. Pese todo, las grandes eléctricas han asegurado que acudirán a la subasta. La razón, apuntan en el sector, es achicar espacios a la competencia.

Ganan los de siempre

La presencia de los grandes grupos alienta el temor, expresado entre otros por la Fundación Renovables, a que la subasta expulse a los pequeños actores. La subasta trata de ser neutral, sostienen en la Fundación, pero cuando se es neutral, a menudo ganan los de siempre. En el recuerdo está reciente el resultado de las subastas de 2016 y 2017, en las que no participaron los grandes y de las que surgieron grupos como ACS y Forestalia que han protagonizado buena parte de los movimientos en el negocio renovable en los últimos años.

Los dados están lanzados. El Gobierno considera que las subastas son indispensables para incentivar la inversión. El preámbulo del decreto de noviembre que regula el régimen económico de energías renovables lo explica así: "la previsión de una importante entrada de renovables añade una incertidumbre adicional sobre los precios del mercado mayorista, que se traslada a los flujos de caja de los proyectos, que encarecen y, en el extremo, hacen inviable su financiación en condiciones de mercado". 

Con las subastas, se trata de corregir los fallos del sistema y asegurar una rentabilidad razonable a los inversores. Algunos expertos consideran que la especulación sería menor, y el beneficio para todos los consumidores mayor, si se hubiera apostado por la reforma del mercado mayorista eléctrico, el pool, donde se casan oferta y demanda para fijar el precio de la electricidad. Pero esa opción se ha descartado. 

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