Con la mirada en los reguladores

Las telecos intensifican la presión en España y Bruselas para facilitar fusiones

2021 estaba llamado a ser un año repleto de fusiones pero las operadoras miran con recelo las restricciones de la Comisión. La de O2 y Virgin y la opa sobre Euskaltel, las dos más grandes en Europa.

José María Álvarez-Pallete
Álvarez-Pallete se ha desgañitado defendiendo una mayor consolidación de las telecos.
EFE

El año 2021 estaba llamado a ser el de las fusiones y adquisiciones de las operadoras de telecomunicaciones. El fallo del Tribunal de la UE tumbando la prohibición de la venta de O2 a la hongkonesa Hutchison en 2016 fue un clavo ardiendo al que se agarraron los primeros ejecutivos europeos. Sin embargo, se acerca el final de año y apenas ha habido operaciones relevantes en este sentido, más allá de la ya aprobada fusión en Reino Unido y la opa de Euskaltel. Las compañías están más enfrascadas en resolver sus problemas de deuda y exprimir todo el valor a sus torres y sus redes. En este contexto, los contactos de estas multinacionales con los reguladores en España y Bruselas se intensifican ante la inseguridad jurídica por los potenciales ‘remedios’ que se impongan en futuras operaciones.

“Algo está cambiando en Europa… las estrellas se están alineando para la consolidación de las telecomunicaciones”. Son las palabras del presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, al diario económico Financial Times sólo unas semanas después del fallo del Tribunal, en aquel junio de 2016. La comisaría de Competencia, Margrethe Vestager, ha sido especialmente dura con la consolidación del mercado. Justo unos días después de las declaraciones del ejecutivo español ella defendió fusiones transfronterizas para crear grupo más grandes en Europa. Pero entre las operadoras hay una enorme desconfianza sobre los potenciales ‘remedios’ que implicarían en la práctica el mantenimiento del ‘statu quo’ al alimentar de activos a otros operadores más pequeños. “En lugar de pensar sólo en consolidarnos dentro del mercado nacional, podemos tener un enfoque más europeo; hemos visto algunas fusiones en esa dirección pero no muchas”, aseguró.

Pero las operadoras se han mostrado tradicionalmente más proclives a uniones nacionales, mucho más sencillas de abordar desde todos los puntos de vista -laboral, operativo y de gestión- y generadoras de sinergias más rápidas. Todo ello en un momento de urgencia por la ‘comoditización’ de la actividad y la fuerte presión competitiva con operadores móviles virtuales que empujan hacia el low cost. De esta forma, los contactos de los grandes grupos no sólo con Bruselas sino también con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) se han intensificado en los últimos meses para lograr las mayores certezas posibles en un potencial escenario de consolidación. Se han mantenido diversos encuentros para ir avanzando, aunque las reticencias entre los equipos directivos no se frenan.

Hay un ejemplo claro de que la Comisión Europea -que, por cierto, ha recurrido la decisión del Tribunal sobre la venta de O2 hasta la última instancia- sigue siendo partidaria de los ‘remedios’ para operaciones de reducción de jugadores a nivel nacional. Se trata de la reciente compra por parte de Orange, que es el segundo operador por ingresos en España, del tercero en discordia en Rumanía, Telekom Group. Es decir, el líder y antiguo monopolio compra al ‘número 3’. ¿Consecuencia? Vestager ha dado luz verde pero con condiciones: la comprada deberá desprenderse de su participación en uno de los rivales. “El mercado rumano seguirá pudiendo ofrecer servicios de calidad a precios competitivos”, aseguraba la comisaría.

Más operadoras, según la CNMC

En el ámbito local, la posición, al menos en público, del regulador español, presidido por Cani Fernández, ha sido tibia respecto a la consolidación del mercado. Obviamente, se mostró favorable a la compra de Euskaltel por parte de Másmóvil, pues crea un cuarto operador más potente tanto en cuota de mercado como en capacidad para seguir creciendo. ¿Y qué sucedería si este resultante se acaba fusionando con Vodafone? El consejero Bernardo Lorenzo, que fue presidente de la antigua CMT, secretario de Estado y director general de Telecomunicaciones en el pasado y hoy es consejero de la CNMC, no fue claro en cuanto a esa doctrina en el futuro. La conclusión: se verá en el futuro. Más alimento para las dudas de las compañías.

La CNMC ha sido tradicionalmente muy partidaria de la existencia de un cuarto operador con el que tratar de introducir competencia frente a los tres grandes (Telefónica, Orange y Vodafone). De hecho, con la frustrada unión de Vodafone y Másmóvil -la negociación se truncó por las diferencias de valoración- desde Euskaltel se frotaban las manos pues se daba por hecho que iba a implicar una venta obligada de activos. “Una posible fusión nos da una oportunidad importante”, aseguraba su consejero delegado, José Miguel García, antes de que Másmóvil acabara lanzando la OPA sobre su propia compañía. En caso de que se retomara de nuevo la transacción entre la británica y la compañía dirigida por Meinrad Spenger, desde algunos sectores se da por hecho que Digi también da por hecho que sería beneficiario.

Como telón de fondo se encuentra una situación especialmente delicada en lo financiero de los grandes grupos. Hasta el propio Másmóvil afronta esta nueva etapa con una elevada deuda tras las diferentes operaciones de adquisición para ir consolidando el mercado por abajo -la última fue la de Euskaltel-. Los elevados pasivos y las importantes necesidades de invertir en redes 5G en los dos próximos años se combinan con una fuerte competencia en precio que ha desembocado en una guerra por el ‘low cost’. Según los números que se manejan en Orange, más del 60% de las altas brutas que se hacen en productos de fibra y móvil tienen un precio inferior a 50 euros, algo impensable hace tan sólo unos años. Esto ha urgido a las operadoras a dar pasos para amarrar una consolidación, con la única esperanza de así reducir la rivalidad -y, a la postre, mantener o en su caso incrementar los precios a los consumidores-.

Sin operaciones... ni agitadores

Esta situación ha llevado a las operadoras a activar ‘planes b’ para aliviar sus balances y reducir el peso de la deuda con transacciones como la venta de activos parciales, la introducción de socios financieros para el despliegue de redes futuras o, directamente, la creación de filiales de torres de telecomunicaciones para sacarlas a bolsa o transferirlas a un tercero. Telefónica es el vivo ejemplo de ello. Desde las alianzas con fondos como el canadiense CDPQ o el estadounidense KKR para la fibra en Latinoamérica, hasta la ‘entrega’ de sus emplazamientos de telefonía móvil al gigante estadounidense American Tower. Incluso se ha llegado a valorar la “opcionalidad” de vender un porcentaje de su joya de la corona: la red de fibra española, la más extensa de Europa.

Esto ha hecho que las operaciones de fusiones y adquisiciones en el sector hayan sido muy reducidas. Al margen de una aproximación limitada entre Orange y Deutsche Telekom en 2019, ha habido muy pocas transacciones firmadas, más allá de la fusión de O2 con Virgin Media (Liberty) en Reino Unido. En un momento de más proteccionismo, y con gobiernos como el español ejecutando ‘golden shares’ para levantar un muro de contención, tampoco se han producido llegadas de inversores activistas que aceleren operaciones más arriesgadas y agresivas en el mercado.

En este tiempo, Álvarez-Pallete se ha desgañitado tanto en público como en privado defendiendo un entorno mucho más proclive a la consolidación. Lo ha hecho frente al Gobierno de España, como sucedió en septiembre del año pasado cuando aseguró frente al presidente del Gobierno que había que “actuar de inmediato” en todo un grito de auxilio. Pero también a nivel internacional lo hizo también en la edición del Mobile World Congress (MWC) que tuvo lugar el pasado mes de junio: “Europa necesita un sector de telecomunicaciones sostenible, de lo contrario nos quedaremos más atrás en la carrera mundial por el liderazgo digital”. Pese a ello, los movimientos siguen siendo muy limitados. Y en los ‘cuarteles generales’ de las telecos se movilizan más.

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