La consolidación del sector

Las telecos velan armas ante la batalla de poder en TIM tras la oferta de KKR

Se cumple mes y medio desde la propuesta del fondo y sigue sin respuesta, con un vacío de poder en la cúpula tras la salida del consejero delegado y una fuerte división por la posición de Vivendi.

TIM Telecom Italia
TIM vive una auténtica batalla por el poder.
L.I.

Una cúpula descabezada, una oferta sin formalizar y un plan de negocio que aún está pendiente tras dos revisiones a la baja. Se cumple un mes y medio desde el terremoto surgido tras la irrupción del fondo de inversión estadounidense KKR en el ex monopolio de telecomunicaciones italiano TIM. Y lo hace con un sector que vela armas mientras se dilucida la batalla por el poder en el grupo, con el Gobierno de Mario Draghi con un papel más pasivo. En un 2022 que está llamado a ser el de la consolidación de este mercado, la transacción se antoja decisiva para tomar la temperatura.

KKR puso el pasado 21 de noviembre sobre la mesa una oferta “amistosa” de 0,505 euros por acción para abonar en efectivo. Esto implicaba el pago de más de 10.800 millones de euros y una valoración total del grupo, incluida la deuda, de 33.000 millones. Sin embargo, no se trataba de una propuesta formal, sino de una carta de intenciones. Esto sacudió los cimientos de la ‘Telefónica italiana’. Apenas una semana después, el consejero delegado, Luigi Gubitosi, presentó su dimisión después de la fuerte presión ejercida por el núcleo duro inversor, liderado por el grupo francés Vivendi, tras varios ajustes de previsiones a la baja. La compañía debía abordar la oferta de compra con un director general interino, el hasta ahora líder en TIM Brasil, Pietro Labriola.

Algo más de un mes después no ha habido ningún tipo de movimiento relevante. KKR sigue a la espera de que el consejo de administración se posicione formalmente respecto a su ofrecimiento. Pero el máximo órgano de decisión está enfocado en otra tarea: la elaboración de un nuevo plan de negocios para los próximos tres años, que podría implicar la escisión de activos, tal y como desvelaba esta semana la agencia de noticias Reuters. Para el plan ha contratado a bancos como Mediobanca, que se suman a Goldman Sachs y Liontree que ejercen como asesores para evaluar la oferta de KKR y otras opciones.

Ese plan sería un movimiento del consejo en paralelo a la oferta de KKR. Sin embargo, los analistas insisten en que este periodo de silencio e ‘impasse’ no se puede alargar mucho más, pues los inversores podrían verse perjudicados en caso de que el gigante estadounidense retirara la propuesta informal -hoy cotiza más de un 25% por encima de los niveles previos a este anuncio-. Desde Bestinver aseguran que tanto el órgano de administración por un lado, como Vivendi, por otro, tendrían que poner sobre la mesa una contraoferta si no quieren seguir adelante con los norteamericanos “para no ir en contra de los intereses de los inversores”.

Esa contraoferta, que se alimentó en un primer momento señalando a otro fondo de ‘private equity’ (CVC) como potencial protagonista, no ha llegado. Ésta última gestora sería más partidaria de conseguir el consenso de todas las partes antes de lanzarse a la piscina. Precisamente porque la división y la lucha de poder interna han marcado el devenir de la gestión en el grupo transalpino. Vivendi se ha mostrado muy reacio a aceptar una oferta que, según ellos, no reflejaría el valor real de la empresa, mientras que el Gobierno no ha mostrado su rechazo pero ha sido especialmente tibio en las últimas semanas.

El resto del sector de telecomunicaciones está especialmente pendiente de lo que suceda con el grupo en el arranque de un año que está llamado a ser el de la consolidación, con un ‘baile’ de fusiones y adquisiciones también alimentado por los fondos de inversión. Un baile del que está pendiente también Telefónica, que tiene intereses comunes con TIM y con la propia KKR, pues con la primera comparte oferta para comprar los activos móviles del operador Oi en Brasil y con la segunda tiene creada una ‘joint venture’ para fibra y comparte accionariado en la filial de infraestructuras Telxius -bajo la cual sigue estando el cable submarino tras la venta de las torres a American Tower-.

Con la operación de TIM en un ‘impasse’ a la espera de cómo se dilucida la batalla por el poder, la otra transacción que había puesto en alerta a los antiguos monopolios del sector también se ha enfriado. Es la que había protagonizado Patrick Drahi, el multimillonario franco-israelí dueño del grupo francés Altice, en British Telecom, el antiguo monopolio en Reino Unido. Finalmente ha decidido jugar a largo plazo y sólo subir su participación del 12% al 18%. Algunos accionistas esperaban un regalo navideño claro en forma de oferta pública de adquisición (opa) completa, algo que no llegó y no podrá llegar hasta al menos dentro de seis meses, según la regulación británica. Pese a ello, se antojaba realmente complicada esa irrupción, que habría tenido la oposición clara del Gobierno británico.

La consolidación del sector sigue estando sobre la mesa para todos los primeros ejecutivos de las operadoras. Pero las dos grandes operaciones que iban a iniciar el ‘baile’ se mantienen frenadas. En España, todos se miran las caras, con un número limitado de combinaciones, que sólo colocan a Orange, Vodafone y Másmóvil en las quinielas. Italia y Reino Unido aguardan. Y todos contienen la respiración.

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