Cuota menor y más compromiso inversor

Telefónica gana oxígeno en Brasil por otro retraso de la 'megasubasta' de 5G

El Gobierno local espera lanzarla en la última parte del año, lo que dará algo más de tiempo para afrontar el pago inicial de la licitación que se llevará a cabo también en España, prevista para antes del verano.

Álvarez-Pallete Telefónica
José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica.
Agencia EFE

El año 2021 es clave en los primeros pasos de las redes ultrarrápidas 5G para Telefónica. Tres de sus cuatro mercados clave afrontan una subasta de espectro radioeléctrico. Después de resolver la de Reino Unido y completar los preparativos de la de España, que se espera para antes del verano, la operadora gana algo más de oxígeno con la de Brasil. El Gobierno de este último país prevé que la puja se haga en la última parte del año, pues está a la espera de un informe económico clave. La otra gran noticia para la operadora española es que la licitación no tendrá afán recaudatorio en el inicio, pues el desembolso va a ser menor, a cambio de unos ambiciosos compromisos de despliegue futuros.

En un primer momento, la subasta estaba prevista para marzo o abril de 2021, según las previsiones del Ejecutivo local. Sin embargo, los trámites se han ido retrasando progresivamente. Ahora, el objetivo es tener listas todas las condiciones entre julio y agosto y hacer toda la licitación en la última parte del año, tal y como ha informado esta semana el presidente del organismo regulador del sector de las telecomunicaciones (Anatel), Leonardo Euler de Morais. Ahora mismo, toda la documentación está en manos del Tribunal Federal de Auditoría del país. Tendrá unos meses más en un año especialmente cargado de pujas por espectro tanto en Europa como en Latinoamérica.

Junto a estos plazos, la otra buena nueva para la operadora española es que el Gobierno presidido por Jair Bolsonaro ha mantenido su promesa inicial: no habrá un desembolso inicial muy importante por parte de las telecos, como sí se ha previsto por parte de sus homólogos en España. Según ha manifestado el regulador en varias ocasiones en las últimas semanas, el objetivo es que más del 90% del valor fijado para ese espectro será en base a 'bonos' de inversión futura para el despliegue. Por tanto, no será especialmente costosa en el arranque. Aunque sí que habrá una participación mayor de actores más pequeños, más allá de la propia Telefónica, TIM y América Móvil.

En su momento, todo el paquete de frecuencias a subastar (tanto en la banda de 700 Mhz como en la de 2,4 Ghz y la de 3,5 Ghz) estaba valorado en unos 35.000 millones de reales brasileños -unos 5.500 millones de euros al cambio actual-. La operadora aún no tiene una previsión estimada de cuánto tendrá que abonar en esta primera fase. ¿Cuánto espectro radioeléctrico tiene hoy Telefónica en Brasil? Cuenta con algunos paquetes pequeños de bandas como la de 700 Mhz, de 900 Mhz y de 2,5 Ghz que tienen una fecha de vencimiento que va de 2027 a 2031.

Brasil es un mercado clave para Telefónica. Encarna una de las cuatro plazas que se marcaron como prioritarias en el plan estratégico presentado por Álvarez-Pallete en noviembre de 2019. Y ejerce como segundo segmento por ingresos, sólo por detrás de España. Esta subasta es determinante para el futuro despliegue de las nuevas redes (y para completar también las de 4G, especialmente en localidades pequeñas). Y coincidirá en el tiempo con la compra de los activos móviles de la operadora local Oi por la española, América Móvil y TIM. Esto supondrá un pago de 894 millones de euros, cuyas condiciones ni condiciones de financiación se han hecho públicas.

España acumula retrasos

La brasileña será la última gran subasta en la que participe Telefónica este año. La de Chile se llevó a cabo en el primer trimestre de este año con una inversión final por parte de la española de 136 millones. En España abonó en febrero 21 millones de euros para hacerse con la mitad de las frecuencias que eran usadas por Defensa en la banda alta. En Reino Unido formalizó el desembolso de 523 millones de euros para hacerse con varias frecuencias de la banda de 700 Mhz y 3,6 Ghz. En este último caso, una de las grandes pruebas de fuego, los precios no se dispararon y se situaron por debajo de lo previsto por parte de los analistas.

La puja española sigue retrasándose. En un primer momento, el Gobierno de Pedro Sánchez quería contar con las condiciones a finales del mes de marzo. Luego lo pospusieron a los primeros días de abril y hoy sigue sin fecha fija. Fuentes de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos, aseguran que se está cerrando el texto definitivo después de haber recibido un informe preceptivo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El objetivo de las operadoras era bajar el precio inicial de 1.100 millones, que fue tildado de muy alto. No será fácil reducirlo, pero sí que se están estudiando algunas bonificaciones a la inversión o, incluso, la rebaja de las exigencias de despliegue para los próximos años.

La inversión tanto en el espectro como en el despliegue de las redes sobre esa base de frecuencias marcará los próximos años en las telecos y ha supuesto uno de sus quebraderos de cabeza ante los analistas, que prevén una nueva fase de fuertes desembolsos. En el último año de pandemia, hasta el arranque de 2021, Telefónica había logrado posponer estas subastas. En 2020 sólo abonó 114 millones por los pagos por concesiones no financiadas. A esto hay que sumar 87 millones de euros del abono fraccionado para las frecuencias en Alemania.

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