Bajo la lupa de Bruselas

Telefónica sella la paz con el 'Másmóvil alemán' después de una dura batalla

La operadora española y Drillisch firman, al fin, un acuerdo nacional de 'roaming' a largo plazo después de varias demandas y revisiones de precio exigidas por el cuarto operador.

Telefónica Alemania
Telefónica Alemania firma la paz con Drillisch.
Europa Press

Año 2014. Telefónica Alemania se hace con el operador E-Plus en una transacción valorada en más de 8.000 millones con la que competir de tú a tú con Deutsche Telekom y Vodafone. La Comisión Europea pone sobre la mesa una serie de restricciones, entre otras la obligación de ceder su red a un cuarto operador en el mercado. Ése papel es ejercido por la compañía 1&1 Drillisch. Ahora, casi siete años después, Telefónica apaga un nuevo fuego en esta relación corporativa de amor-odio. Y, si nada lo impide, debería ser una paz relativamente duradera en el tiempo. La filial de la operadora española en el país acaba de alcanzar un acuerdo de 'roaming nacional', que da continuidad al que ya tenían ambos suscrito y que es vigilado por Bruselas. Lo hace después de meses de arbitrajes, demandas y acusaciones por parte de la compañía alemana. Esto le permite asegurarse "valiosas fuentes de ingresos" a medio plazo.

1&1 Drillisch, en manos del conglomerado United Internet -controlado en un 40% por el empresario local Ralph Dommermuth-, está muy necesitada de este acceso mayorista a la red de Telefónica. En la última subasta de espectro radioeléctrico para el despliegue de 5G, la compañía echó el resto y se comprometió a poner sobre la mesa más de 1.000 millones para comprar bloques de frecuencias para construir su propia infraestructura. Pero mientras lleva a cabo todo ese desembolso en los próximos años, necesita seguir ofreciendo servicios  de conectividad a sus clientes corporativos y residenciales en el país. Por tanto, estaba condenada a entenderse con la operadora española. Aún así, durante el último año y medio, la cuerda se tensionó una y otra vez.

El acuerdo que tenía hasta ahora es de capacidad. Es decir, tiene acceso sobre el 20% de la capacidad de red de Telefónica Alemania a unos precios que se negocian cada cinco años y prorrogables y que han de ser revisados periódicamente -la Comisión Europea estableció que debían ser "justos" para poder competir-. De manera sistemática se ha ido alzando la voz por parte del cuarto operador exigiendo mejoras o denunciando incumplimientos, con peticiones de revisiones periciales externas incluidas. En septiembre del año pasado, dieron un paso más: lanzaban un 'profit warning' ante el mercado y señalaban con el dedo una vez más a Telefónica. La culpaban de introducir tarifas fijas más altas desde la renovación del acuerdo -que se amplió hasta 2025-, lo que acarreaba una reducción de más de 83 millones de euros hasta los 600 millones en sus beneficios operativos previstos para el año 2020.

La presión iba creciendo. Y como telón de fondo había algo más importante: se estaba manteniendo una conversación en paralelo para poner en marcha un acuerdo de 'roaming' nacional más allá del pacto regulatorio sobre el 20% de la red de Telefónica y que diera mucha más estabilidad de cara al futuro. En el marco de estas negociaciones, también se habló con otros como Deutsche Telekom. Ese pacto es el que resulta clave, porque de esta forma, Drillisch gana tiempo mientras construye su propia red 5G en todo el territorio del país. Y esta semana, este operador independiente ha aceptado las condiciones planteadas por Telefónica en octubre, que acaban de ser respaldadas por la Comisión Europea en su labor de supervisión. El organismo regulador confirmó a principios de este mes que la oferta es "competitiva y en buena fe" y sólo ha hecho algunos cambios menores.

¿Qué supone para Telefónica este acuerdo? Básicamente, la teleco presidida por José María Álvarez-Pallete se está asegurando "valiosas fuentes de ingresos a largo plazo". Las condiciones son confidenciales. Pero desde la operadora explican a La Información que los precios exigidos a Drillisch se basan en una combinación de precios por unidad, lo que supondrá un aumento significativo del tráfico móvil en su red. La duración será de cinco años desde mediados de 2020 -tiene un inicio retroactivo desde el final del antiguo pacto de mayorista de capacidad-, con la posibilidad de ejecutar una ampliación en dos ocasiones hasta 2029. El cuarto operador podrá esgrimir, como ha hecho hasta ahora, un mecanismo de revisión de tarifas una vez al año para salvaguardar que se trata de precios justos y competitivos, como exige la Comisión. No hay exclusividad, aunque desde Telefónica entienden que la entrada de otro proveedor es improbable, debido al alto coste de la migración de los clientes.

Para Drillisch, el contrato, que estaría completamente operativo en mayo tras los diferentes ajustes, supondría un alivio. No sólo para sus arcas: ha anunciado unas ganancias de unos 30 millones de euros para el año fiscal 2020, porque el acuerdo tiene carácter retroactivo. También para su estrategia futura. "La itinerancia nacional será necesaria durante un periodo de transición de varios años", explica la compañía, que insiste en que este pacto es un "requisito previo esencial para el despliegue de la red de 5G".

Esta firma del acuerdo significa una paz entre ambas compañías, al menos, temporal. La propia Drillisch advertía recientemente en un hecho relevante que la aceptación de estas nuevas condiciones del 'roaming nacional' no eran obstáculo para seguir exigiendo una revisión de los precios planteados en el pasado, antes de mediados de 2020. Pero la realidad es que la última derrota ante un tribunal de arbitraje con el que trató de exigir mejores tarifas no invita al optimismo. Pero, lógicamente, el 'tira y afloja' se mantendrá, previsiblemente, en el tiempo.

Este pacto firmado 'in extremis' por la española y la alemana da a la primera una cierta paz en un país que, después del plan estratégico presentado por Álvarez-Pallete a finales de 2019, se ha convertido en uno de los cuatro mercados prioritarios para el negocio. Hay que tener en cuenta que el grupo está vigilado muy de cerca por la Comisión Europea, que ya le dio un toque hace justo dos años para insistirle en que tenía que cumplir con todas las obligaciones regulatorias impuestas tras la adquisición de E-Plus.

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