El banquero italiano pide ahora 66 millones

El testimonio de Ana Botín en el juicio de Orcel irrita a la cúpula suiza de UBS

La vista ha quedado suspendida 'sine die' hasta que Weber y Shelton puedan declarar y aunar la testifical para evitar ventajas entre las partes. Renovales expondrá su testimonio pese a ser apoderado del banco.

Andrea Orcel y Ana Botín
Andrea Orcel y Ana Botín
EFE

Dos horas ha durado el inicio de la vista en la que se enfrentaba Andrea Orcel contra Banco Santander por su fichaje frustrado hace ya casi dos años y medio. El juez Javier Sánchez Beltrán decidió suspender el acto después de que la defensa del italiano confirmara que no había renunciado a las testificales del presidente de UBS, Axel Weber, y del jefe de recompensas del banco suizo, Mark Shelton. Con el fin de aunar estas declaraciones con las del que fuera jefe de recursos humanos de la entidad cántabra en ese momento, Roberto di Bernardini, y las del secretario general y del consejo, Jaime Pérez Renovales, el juicio ha quedado aplazado 'sine die'. Así, todo el protagonismo en el arranque lo ha acaparado Ana Botín, quien fue interrogada en calidad de representante de la parte demandada. 

La primera ejecutiva de Santander centró su declaración en la idea de que el contrato nunca se hizo efectivo y que, además, el banquero no cumplió con su deber de negociar todo lo posible con UBS para rebajar el coste de su fichaje. Pero también se refirió a conversaciones que mantuvo con Sergio Ermotti, quien entonces era consejero delegado de UBS, y con Weber. La presidenta de la entidad dejó caer que los dos primeros espadas del grupo suizo tenían posturas contradictorias sobre si realizar o no los pagos en diferido de Orcel, asegurando que el italiano le repitió en varias ocasiones que el consejo no se opondría a la opinión de Ermotti, actual presidente de Swiss Re, quien afirmaba que se realizarían. "En todos los consejos está el simpático y el que pone la cara dura", señaló Botín. Estas palabras han irritado bastante a la alta esfera de UBS, ya que dieron a entender que el consejero delegado mandaba más que el presidente, según fuentes cercanas al banco suizo consultadas por La Información. 

Tanto Weber como Shelton están obligados a declarar según la Ley de Enjuiciamiento Criminal. El magistrado ha mostrado su preferencia por que testifiquen de forma presencial en el Juzgado de Primera instancia numero 46 de Plaza de Castilla en Madrid. En cualquier caso, no se descarta que puedan o bien hacerlo de forma telemática, una vía que desde Suiza y con un traductor podría complicarse, o bien por escrito. A la cúpula del banco del país alpino tampoco le ha gustado que Botín haya afirmado que no conoció la posición final del consejo de UBS hasta mediados de noviembre de 2018, ya que considera que su criterio estaba claro desde el consejo que Santander celebró en septiembre de ese mismo año. La 'numero uno' del banco con sede en Boadilla del Monte insistió en que en esa reunión únicamente se analizó la propuesta del nombramiento del directivo, que estaba pendiente de su renuncia formal en UBS y de su compromiso de negociar el buy-out a la baja, al menos a la mitad, y que ese día quedó fijado en un máximo de 35 millones de euros, una cifra considerada inasumible por un banco comercial. 

La testifical de Renovales, sometida a su posible parcialidad

Además de los dos banqueros de inversión de UBS, antes de las conclusiones finales de las defensas deberán declarar también Bernardini y Pérez Renovales. La testifical de éste último ha sido objeto de discusión en los primeros compases de la sesión debido a que el abogado de Orcel se oponía a la misma porque es apoderado de la entidad. "Al ser representante de la demandada, no debe actuar como testigo aunque fuera integrante del hecho que se enjuicia", dijo el letrado del demandante. El juez Sánchez Beltrán, con el fin de no causar indefensión, ha decidido tener en cuenta su testimonio. "Me parece razonable, sopesándolo mucho, se tendrá como testigo aunque sometido sin duda al perjuicio de la posible parcialidad", sentenció el magistrado.

En cualquier caso, lo que se analiza en el juicio, y que es la base de la demanda, es si hubo contrato o si se trataba de una carta-oferta. Botín fue clara: el contrato nunca fue efectivo. Además, esgrimió que un banco comercial no puede asumir un fichaje tan elevado como el que pretendía Orcel, que en ningún momento se mostró flexible con rebajar la cifra ni incluso después de conocerse la clara oposición de UBS respecto al bonus. También hizo alusión al propio contexto, marcado por el inicio de las negociaciones del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) derivado de la adquisición de Banco Popular. Este argumentario recordó el reciente debate político instigado por el propio Gobierno en torno a los altos salarios de los banqueros y la polémica que giró alrededor de la aprobación de la política de remuneraciones de la nueva CaixaBank.

Santander dio marcha atrás en su nombramiento hace ya dos años y medio y fue entonces cuando Orcel decidió iniciar una demanda ante los juzgados, pidiendo inicialmente 112 millones de euros como compensación económica, fundamentalmente por los posibles daños reputaciones y a su carrera que esta decisión le pudiera acarrear en su vida laboral. El problema es que la situación de Orcel ha cambiado y su defensa ha ido perdiendo consistencia. Uno de sus principales argumentos era que había dejado su trabajo en UBS y que debía ir al paro, pero hace apenas un mes ha sido nombrado consejero delegado del banco italiano Unicredit, uno de los mayores grupos financieros de Europa. Su argumentario principal descalifica la propia demanda y él lo entiende, pero su intención es continuar con la 'guerra judicial'.

Orcel exige ahora una compensación económica que oscila entre los 66 y los 56 millones de euros

Ante estas nuevas circunstancias, Orcel ha rebajado las cifras de los conceptos por los que pide una indemnización, aunque siguen siendo elevadas y la entidad no está dispuesta a asumirlos. En este tipo de pleitos es habitual reclamar por elementos aún siendo consciente de que se denegarán, como es en este caso los 10 millones de euros que mantiene por daños morales y que hasta el propio magistrado calificó de "incoherencia". Adicionalmente, el banquero italiano exige 17 millones de euros por el bonus de incorporación, otros 10 millones de euros por dos anualidades de retribución fija y entre 19 y 29 millones de euros de buy-out. De este modo, la indemnización que requiere oscilaría en una horquilla de entre 66 millones y 56 millones de euros, según si se tiene en cuenta la parte baja o alta de la retribución diferida. 

El abogado de Santander cree que es posible que durante estos años Orcel haya recibido entre 20 y 30 millones de euros de UBS en concepto de remuneraciones en diferido, aunque el directivo no lo haya comunicado al juez y a pesar de que se había comprometido a ello. "Son especulaciones mías, pero tengo alguna base para pensarlo", remarcó el letrado de la parte demandada. Según un escrito enviado al Juzgado, el italiano solo habría comunicado lo que supuestamente habría perdido.

Mostrar comentarios