Escenario de cambios

La subida de tipos y el fin de las ayudas presionará la mora y el margen bancario

El sector financiero se enfrentará en los próximos años a un entorno totalmente diferente que permitirá dar cuenta de los efectos colaterales de todas las medidas aplicadas hasta ahora. 

El BCE pide una reestructuración adecuada del sector bancario del área euro
Banco Central Europeo (BCE). 

El sector bancario debe prepararse para hacer frente a una nueva realidad que llegará más pronto que tarde. El mercado empieza a descontar que el Banco Central Europeo (BCE) soltará el freno sobre los tipos a finales de 2023, lo que supondría adelantarse más de 18 meses respecto a las expectativas anteriores. El precio del dinero lleva ya un lustro en negativo. Y a este nuevo entorno se le suma la retirada del gran escudo de ayudas puesto en marcha por los gobiernos para paliar los efectos de la crisis del coronavirus. Son dos factores que preocupan especialmente a las autoridades regulatorias, pues podrían impactar directamente sobre la morosidad y los márgenes de los bancos. 

La cicatriz del shock económico sufrido en 2008 aún no se ha terminado de difuminar en los balances de las entidades y en menos de lo que cabe esperar deberán poner a sus equipos a gestionar nuevas turbulencias. La crisis del Covid-19 todavía no se ha dejado notar demasiado, pues las instituciones públicas han hecho un gran esfuerzo para la contención de los riesgos y para permitir que el sistema financiero siguiera 'regando' a la economía ante la falta de liquidez. Pero esta protección acabará disipándose y podría aflorar una morosidad que por ahora se ha mantenido contenida

La morosidad de la banca española, que se mide con el porcentaje de créditos impagados en relación con la financiación total concedida por las entidades financieras, cayó en septiembre hasta el 4,35%, su nivel más bajo en lo que va de año, según las últimas estadísticas disponibles en los registros del Banco de España. En todo caso, está lejos de la cota máxima por encima del 13% alcanzada hace ocho años y los analistas y los propios bancos dan por hecho que, aunque suba, no volverá a repetir esos niveles. Habrá empresas a las que se le arraiguen los problemas que podían parecer transitorios o pasajeros de tal forma que no puedan recuperarse tras quitarles el soporte pandémico. 

Habrá empresas que tenían problemas supuestamente pasajeros pero que sufrirán cuando se les levante el soporte pandémico

Dado que los problemas derivados del Covid-19 se han anclado más de lo que se pensaba inicialmente, el propio Gobierno en España está valorando la ampliación del blindaje al tejido productivo en lo que se refiere a las refinanciaciones y las quitas. El Consejo de Ministros del próximo martes, 30 de noviembre, será un encuentro clave, pues el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital podría aprobar la ampliación del plazo de solicitud de este tipo de acuerdos financieros hasta 2023. 

Como parte de los avales concedidos por 140.000 millones de euros se introdujo una serie de medidas de actuación para reforzar a las empresas que sufren un deterioro transitorio de sus indicadores de solvencia como consecuencia de la intensidad y duración de la caída de actividad. Se pueden así aplicar conversiones de los créditos en préstamos participativos, de forma que los recursos propios de los beneficiarios se verían reforzados al tener un tratamiento equivalente al capital a efectos mercantiles. Pero además, se añadió un recurso de carácter excepcional: las quitas. 

Esta ampliación de las ayudas hará que los riesgos de los ICO no lleguen hasta pasado 2023, haciéndolos coincidir prácticamente en el tiempo con la posibilidad de que el BCE empiece a dar los primeros pasos hacia el retorno de los tipos de interés en la eurozona a unos niveles por lo menos normalizados. El problema es que los bancos han adaptado sus estrategias comerciales durante los últimos años a una situación en la que el precio del dinero se mantendría en negativo o en el 0% en el largo plazo. 

Los bancos han dado un giro a su estrategia comercial que podría generar problemas de mora y presionar los márgenes

El esfuerzo realizado por las entidades para cambiar las tornas comerciales ha dado resultados. La opción fija, que nunca había sido tan barata, ya supera a la variable a la hora de adquirir una casa. La tranquilidad que puede dar a ambas partes tener asegurado un precio queda secundado por la diferencia que supondría vivir con la incertidumbre de no saber cuánto se tendrá que pagar dentro de 10 años: un euro. Un préstamo de 100.000 euros a 20 años al tipo fijo medio actual apenas tendría una diferencia mensual de un euro al mes o doce euros al año con respecto a las variables.

La mayor exposición a los préstamos con garantía inmobiliaria a tipo fijo junto a su abaratamiento provocará que los márgenes se estrechen a medida que la situación de los tipos se vaya normalizando, pues podría llegar un momento en el que son más rentables aquellos con interés variable. Las hipotecas son un producto del que depende en gran medida la banca española, que no cuenta con unos balances muy sofisticados, aunque conscientes de la presión sobre su rentabilidad están empezando a reforzar otros nichos de negocio como la banca de inversión y la gestión de activos. Además del estrechamiento de los márgenes, la subida de tipos podría dar lugar a que los clientes con un interés ligado a la referencia que marca el organismo presidido por Christine Lagarde tengan problemas de pago, derivando también en un incremento de la morosidad. 

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