Torres tiende puentes al PNV con apoyo de Juan Asúa, asesor de cabecera en BBVA

  • El Banco Central Europeo intensifica los contactos con el banco en previsión de los acontecimientos que pueda generar la deriva del 'caso Villarejo'
Carlos Torres junto a su mano derecha en el BBVA, Juan Asúa
Carlos Torres junto a su mano derecha en el BBVA, Juan Asúa

El presidente del BBVA, Carlos Torres, ha adoptado una posición más activa en defensa de su labor ejecutiva dentro del banco y, sobre todo, del proceso llevado a cabo para blindar la entidad financiera de las consecuencias que pueda deparar el célebre 'caso Villarejo'. El máximo responsable del BBVA trata de aglutinar nuevos apoyos externos y ha encargado a su asesor de cabecera, Juan Asúa, que ponga en valor sus mejores oficios ante el PNV para que el banco vuelva a ser profeta en su tierra; esto es, dentro del País Vasco, donde se ubica geográficamente el llamado grupo de Neguri formado por accionistas claramente hostiles al anterior presidente Francisco González (FG).

En medios cercanos al BBVA existe la certeza de que Carlos Torres quiere acabar de una vez para siempre con ese papel secundario que le ha vinculado hasta ahora como la correa de transmisión de FG en la gestión del escándalo que afecta al banco por las supuestas escuchas ilegales contratadas al grupo Cenyt, propiedad del comisario José Manuel Villarejo, actualmente en prisión. Las relaciones de camaradería entre los dos ejecutivos que han dirigido los designios del segundo banco del país durante los últimos años están totalmente rotas como demuestran también los comentarios atribuidos recientemente a FG en los que éste criticaba agriamente a su sucesor, al que tildaba de un "mero consultor" sin mayor capacidad de gestión para dirigir el banco. 

Dentro del banco nadie quiere entrar públicamente en polémicas, pero eso no impide que en el círculo más próximo al actual presidente se haya extendido una corriente de profundo malestar contra FG. Los partidarios de Carlos Torres se hacen cruces recordando que el antiguo socio de McKinsey llegó a la cúpula del BBVA de la mano del propio González y fue éste quien le promovió primero al cargo de consejero delegado y después como sustituto directo en la presidencia. De ahí la indignación no exenta de estupor con que han sido recibidas las presuntas críticas vertidas ahora contra Torres por el que fuera su antecesor y máximo valedor en la entidad financiera.

La actitud de FG, no hay mal que por bien no venga, ha servido en todo caso para aclarar el panorama en el seno del BBVA y animar a su actual presidente para que de un paso al frente y tome las riendas de una campaña destinada a proteger la imagen y la reputación del banco ante los diferentes grupos de interés. En esta nueva estrategia la primera y más importante estación está situada en el País Vasco donde el BBVA quiere fortalecer sus raíces ancestrales en un intento de restablecer las relaciones con el Gobierno del PNV y a poder ser también con las familias fundadoras que todavía mantienen una posición conjunta estimada en un 4% aproximadamente del capital de la entidad.

Carlos Torres considera que ha llegado el momento de cerrar las heridas con los Ampuero, Arregui, Aresti, Ybarra, Zubiría y demás apellidos ilustres que impulsaron el desarrollo industrial de Vizcaya y contribuyeron decisivamente a la configuración de la arquitectura financiera que dio lugar al BBVA. Todos ellos se muestran resentidos por la indiferencia con que fueron tratados en la etapa presidencia de FG y no cejan en su empeño de volver por sus fueros aprovechando los movimientos internos que más tarde o temprano tienen que producirse en el consejo de administración y, probablemente también, en las propias estructuras directivas del banco.

Colaboración con las autoridades judiciales y con el BCE

El primer 'introductor de embajadores' que está desplegando la buena nueva de Carlos Torres es su senior advisor en el banco, Juan Asúa, un histórico de la casa cuyo nombre sonó precisamente en la 'short list' de candidatos a ocupar el cargo de consejero delegado del BBVA cuando se produjo el relevo de FG en la presidencia. Asúa, que entonces era responsable del área de Corporate & Investment Banking competía por el cargo con Ricardo Forcano, actual director de Engineering & Organization. Al final la designación recayó en el turco Onur Genç en una decisión que estuvo directamente influida por el Banco Central Europeo.

Asúa es un profesional de dilatada experiencia en el sector bancario que se ha convertido de un tiempo a esta parte en la mano derecha de Carlos Torres  ante la crisis provocada por el 'affaire Villarejo'. En su calidad de asesor de cabecera del presidente, Asúa aporta además sus exquisitos contactos con todo el entorno del Euskadi Buru Baztar (EBB), máximo órgano ejecutivo del PNV, presidido por Andoni Ortuzar. Asúa forma junto a José Ignacio Goirigolzarri (Bankia), Josu Jon Imaz (Repsol) y Gonzalo Sánchez (PwC) el cuarteto de altos cargos vascos y residentes en Madrid con mayor ascendente en los ámbitos nacionalistas de poder que controlan las grandes decisiones políticas del Gobierno autónomo que encabeza Íñigo Urkullu.

Los buenos oficios de Asúa son esenciales en este momento para Carlos Torres con vistas a recobrar el pulso institucional del BBVA en el que fue su territorio básico de actuación antes de convertirse en una marca de carácter multinacional y sistémico. Los máximos responsables del banco han comprendido que no pueden quedarse a la espera de los acontecimientos, lo que ha intensificado la colaboración con las autoridades judiciales a la hora de depurar todas las responsabilidades y con todas las consecuencias.  Como es sabido este jueves día 10 los representantes legales del BBVA declararán ante el juez Manuel García Castellón en respuesta a la imputación que pesa sobre el banco como entidad jurídica.

El banco mantiene al mismo tiempo contactos permanentes con los supervisores del Banco Central Europeo (BCE) en un programa de trabajo orientado a monitorizar de común acuerdo la evolución del 'caso Villarejo' y los efectos que puede provocar en la actividad cotidiana del BBVA. De momento, la entidad ha controlado perfectamente la situación sin que se hayan producido alteraciones en las variables fundamentales de negocio que, en su caso, darían lugar a una intervención de las autoridades de Fráncfort.

Ni los baremos de solvencia financiera ni la cotización en bolsa se han visto afectados, pero los vigilantes del BCE se mantienen en estado permanente de alerta a la espera del desenlace que depare la deriva judicial, sin descartar la posibilidad de eventuales y nuevas imputaciones penales. El BBVA no puede ni quiere permitirse ninguna sorpresa en sus relaciones con los reguladores europeos y es el primer interesado en ir de la mano con el BCE para prevenir cualquier contingencia. A fin de cuentas, nadie mejor que el banco sabe que la historia del 'caso Villarejo' tiene todavía algún que otro capítulo por relatar.  

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