Los 'Compro Oro' no se fían

Las casas de empeño explican el 'caso Tous': "Sus joyas no valen para fundir"

Las casas de empeño sobre el 'incidente' de Tous: "Sus joyas no valen para fundir"
Las casas de empeño sobre el 'incidente' de Tous: "Sus joyas no valen para fundir"

"Si llevamos las joyas de Tous a la fundición perdemos dinero", asegura el encargado de una de las casas de empeños del centro de Madrid. El tratante contesta con decisión a la pregunta sobre la calidad de los artículos de la firma: "Aceptamos sus productos solo por la marca". Así, el hombre explica que, aunque el 'DNI' de estas joyas marque un 75% de oro puro, la 'trampa' sale a la luz cuando se funden: en la mayoría de los casos "no pasa del 60%". El tasador se muestra contundente al otro lado de la ventanilla: "Lo que hacemos con Tous es vender directamente las piezas que nos llegan a otras joyerías, donde muchas compradoras jóvenes acuden en busca del famoso osito".

La insignia de la firma catalana es más popular entre las consumidoras que entre los 'peritos'. En la Plaza de Canalejas, otra tasadora coincide con el anterior: "Con Tous hay que tener cuidado porque los niveles de pureza reducen el precio de sus piezas en las fundidoras y tampoco es una marca que responda demasiado bien al mercado de segunda mano". Desde detrás de otra vitrina, la mujer asegura que lo que buscan las clientas en este tipo de tiendas "es un Cartier o un Bulgari". En definitiva, en ambas casas de empeños prefieren revender un Tous que fundirlo, dado que su firma se valora más por la propia marca que por la proporción de oro que contienen sus artículos y que, en el momento de la fundición, quedan a la vista sin trampa ni cartón.

"Es habitual que las firmas hagan sus piezas a partir de moldes de resina bañados en metal, generalmente en plata", explica el responsable de una empresa de fundición de Alcobendas. Así, se consigue el peso y el volumen que, aparentemente, tendría una pieza maciza. Una vez que se construye el molde se procede a dar un baño electrolítico de plata a la resina plástica, tantas veces como la empresa quiera, para obtener el grosor que vea oportuno. Este fabricante de joyas afirma que su trabajo debe adherirse a lo que pauta la ley y al dictamen de quien le encarga el trabajo.

Desde la fundición señalan que existen fórmulas diferentes según el resultado que se quiera obtener. Para el oro amarillo, el rosa y el rojo se mezcla oro y cobre en distintas proporciones; para el blanco, además, se añade el platino. El problema en el 'caso' Tous, señala el especialista, no está tanto en esta proporción sino en que "probablemente se parta de ese molde de resina". El trabajador de la fundición asegura que varias veces se ha encontrado con mujeres que han comprado pendientes de la casa y, al romperlos, la firma no ha accedido a arreglárselos: "Esto lleva a pensar que el interior no es metálico, por lo que si en Tous tratasen de soldar la pieza desprendida al cuerpo del pendiente, este se derretiría".

El establecimiento del primer tratante es uno de los tres locales de compraventa del número 14 de la Puerta del Sol, cuya entrada custodian dos 'hombres anuncio' fosforescentes. Cruzar su umbral implica adentrarse en un entramado de letreros que, sin cambiar de planta, anuncian desde clases de evangelio hasta sugerente lencería. En las escaleras, el encargado de seguridad de uno de estos negocios impide el paso a un joven que pretendía vender una pieza de otro hombre apostado en la entrada: "¿Por qué no lo acompañas?", le instiga al mayor el empleado. El otro responde: "Es que a mí no me dejáis pasar".

¿Cómo criban las falsificaciones?

Y es que estos locales, que pueden llegar a recibir una decena de personas cada día, tienen reglas claras: no pueden entrar los menores, ni aceptar vendedores de ciertas nacionalidades. El segundo aspecto, con el objetivo de evitar mafias, tal y como, según alegan ambos responsables de estas casas de empeños, les han recomendado desde la Policía. El contacto entre los establecimientos y los agentes tiene es constante. Cuando una joya llega a sus dependientes, antes de fundirla o revenderla, debe permanecer 21 días a la espera de la 'luz verde' policial que llega si no hay indicios de que el artículo es robado ni está vinculado a ningún otro delito. Antes de ello, en los propios locales se ocupan de certificar su valor.

La tasadora de Canalejas se apresura a mostrar cómo determina el precio que tiene que pagar por un anillo de oro. En primer lugar, el metal debe rozar una base que se conoce como "piedra de toque", donde deja una huella de color ocre. Después, la especialista vierte diferentes muestras de ácido nítrico, altamente corrosivo, sobre la marca que ha dejado el anillo. Cada muestra corresponde a un quilataje y la señal no se borra hasta que no se aplica el ácido correspondiente a los quilates con los que cuente la pieza. Así, si un vendedor trae una joya y afirma que es de 22 quilates (4,4 gramos de oro), debería resistir a los ácidos inferiores a esta proporción. Las casas pagan en función que lo que dicte la química.

Compro oro
Instrumental para verificar la pureza del oro / La Información

Para piezas más voluminosas, existe otra máquina que controla la densidad. Emulando a Arquímedes, los 'orfebres' del siglo XXI emplean una máquina que primero pesa la pieza en el aire y después lo hace en el agua. En el caso de piezas de diamantes, una especie de punzón en ciende una u otra luz en función de la pureza del material que toque el extremo de la máquina. En definitiva, es difícil 'colar' una falsificación en estos establecimientos... aunque a veces ocurre. "Cuando pago por una pieza y, una vez en la fundición, se demuestra que esta es falsa perdemos la pieza y el dinero que le dimos al que nos la trajo", asegura un empleado de otra casa de empeños madrileña.

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