Tras acosar a ZTE, Trump ha encontrado ya un nuevo enemigo en China... Huawei

  • En el trasfondo de esta nueva disputa subyace la feroz lucha entre las dos potencias para liderar tecnológicamente las próximas décadas.
Ren Zhengfei, presidente de Huawei Technologies (Foto: Huawei)
Ren Zhengfei, presidente de Huawei Technologies (Foto: Huawei)
Ren Zhengfei, presidente de Huawei Technologies (Foto: Huawei)
Ren Zhengfei, presidente de Huawei Technologies (Foto: Huawei)

En los últimos meses la administración Trump ha cargado en varias ocasiones contra la compañía tecnológica china ZTE. La empresa, un auténtico referente en el gigante asiático, con ventas millonarias de dispositivos móviles, se ha visto acorralada por la nueva política proteccionista emprendida por Washington. Salvando las distancias, el presidente Trump parece querer gobernar la economía en la era de la globalización como si fuera todavía la época de la construcción de los primeros casinos en Nevada, bajo la sombra de Meyer Lansky, o al modo en el que las cinco familias recordaron a Jimmy Hoffa quien mandaba en el transporte, con el generoso regalo de hormigón que ha hecho imposible encontrar su cuerpo hasta hoy.

Inmerso de lleno en la guerra de aranceles con Europa, Canadá y China, los Estados Unidos han vuelto a emprender una campaña de corte similar al macartismo contra las firmas tecnológicas que han logrado hacerse hueco en mercados occidentales gracias a su -por fin- mezcla de calidad y desarrollo. Lejos queda el tiempo en el que 'Made in China' suponía copia barata. Tras cerrar un acuerdo millonario con ZTE, parece que Donald Trump redirige su mirada hacia una de las principales competidoras de la primera, Huawei. Actualmente esta compañía se ha erigido en líder global en el desarrollo de nuevas tecnologías, destacando en la implantación de infraestructuras para la llegada del 5G.

Matthew Bey, analista senior de Stratfor, destacaba esta semana que justo cuando parece que Huawei ha logrado hacerse un hueco en el mercado estadounidense comienzan sus problemas. Acusada de robar tecnología del 'Tio Sam' y bajo la sospecha de mantener lazos tanto con el Partido Comunista Chino como con el Ejército de Liberación del Pueblo, la cuenta atrás para las sanciones se ha iniciado.

En el trasfondo de esta nueva disputa subyace la feroz lucha entre las dos potencias para liderar robótica, nanotecnología y nuevas energías para las próximas décadas. Muchas de las sospechas sobre Huawei y sus lazos con el Partido Comunista señalan a Ren Zhengfei, el discreto fundador de la empresa, y al explosivo crecimiento de la misma en solo 15 años de existencia. El hecho de que Beijing apostase por la creación de 'campeones nacionales' y mantuviese estas relaciones simbioticas político-empresariales justifican el recelo de los Estados Unidos de América.

Un oscuro comienzo

Claro que, analizando la trayectoria de Ren Zhengfei no es difícil que algunos en Washington hayan podido ver fantasmas. El fundador de Huawei se unió al cuerpo de ingenieros del Ejército de Liberación Popular en 1974, permaneciendo dentro de su disciplina durante una década, hasta las reformas económicas emprendidas por Deng Xiaoping. Tras abandonar la disciplina castrense trabajó para el área logística de la Shenzhen South Sea Oil Corporation, antes de que junto a otros fundase en 1987 la compañía privada Shenzhen Huawei Technologies, con un capital inicial de 20.000 yuanes (5.000 dólares).

Los recelos actuales sobre Huawei nacen de fuentes de inteligencia, que consideran su creación fruto del programa 863 creado por Deng Xiaoping para lograr reducir la dependencia china de la tecnología de terceros. Y esta teoría podría sostenerse si el empuje inicial de la empresa lo hubiese justificado, pero fue ZTE la empresa que lideró durante años el desarrollo de I+D que perseguía Beijing. Así fue hasta 1993, cuando Huawei logró encontrar su escalera al éxito, con el lanzamiento de un switch digital de telecomunicaciones, con el que logró sacar la cabeza en el mercado y atraer la atención de los líderes políticos, incluido Jian Zeming.

El mundo tuvo las primeras noticias de Huawei con el cambio de milenio. Fue en el 2000 cuando la firma china se expandía por el globo, haciéndose con un buen trozo del mercado de los router y con su contribución al desarrollo del estándar 4G. Hoy día cualquier ciudadano a este y el otro lado del charco sabe pronunciar el nombre de la empresa, que ya es el mayor productor mundial de equipos de telecomunicaciones, destaca como una de las firmas pioneras en el desarrollo del 5G, y se ha colado en el Top Cinco de empresas desarrolladoras de software, junto a viejas conocidas como IBM, Oracle o Red Hat. Finalmente, su presencia en el mercado de los smartphones crece día a día, con productores de gama alta y asociaciones pioneras como la cerrada con Leica para el desarrollo de las cámaras de sus móviles. Su último lanzamiento, el Huawei P20 Pro, compite de tú a tú con el iPhone de Apple, algo impensable hace pocos años.

El recurso a la Seguridad Nacional

En Estados Unidos los frentes se le multiplican a Huawei, incluido el consabido recurso a los problemas que pueden suponer la seguridad nacional. Muchas voces del ámbito militar estadounidense han señalado el riesgo de que los productos de la compañía cuenten con 'puertas traseras' controladas por Beijing. La empresa lo ha negado una y mil veces, y no se ha encontrado ninguna prueba de la existencia de dichas 'ventanas trampa'. En cualquier caso, Washington sigue firme en su decisión de impedir la colaboración de Huawei y otras tecnológicas chinas con empresas estadounidenses como Google y otros gigantes tech.

A ello se añade que no es solo el Gobierno de EEUU el que ha puesto bajo el foco a Huawei. Australia también está rechazando la incursión de las grandes tecnológicas del gigante asiático por similares motivos. La empresa trató de pujar para la construcción de un cable submarino de telecomunicaciones entre Australia y las Islas Salomon, pero Camberra vetó su participación por los habituales motivos de "seguridad nacional".

La excepción es Europa, un mercado en el que no se han mostrado excesivos recelos al desembarco de la empresa china. Por ejemplo, en la telefonía móvil ya se ha hecho con el 16% del mercado... y subiendo. Sus modelos de alta gama compiten con los últimos lanzamientos de Apple y Samsung, registrando un boom del 38% en sus ventas durante el primer cuatrimestre de 2018. A pesar de las constantes llamadas a la protección de la privacidad de las autoridades europeas, hasta ahora no se ha considerado a Huawei una amenaza a la seguridad.

En conclusión, el Viejo Continente puede ser el 'paño de lágrimas' de las empresas de tecnología chinas en caso de que la Administración Trump logre extender su ofensiva contra las firmas tech de Beijing a sus aliados en el grupo llamado "Five Eyes": Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido.

Mostrar comentarios