Trump pone en jaque al turismo en Cuba tras levantar el veto a reclamar bienes

  • Las hoteleras españolas que operan en el país señalan normalidad y abogan por continuar con un destino "abierto al turismo internacional".
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Donald Trump, presidente de Estados Unidos, decidió endurecer las sanciones a Cuba una vez más. En cambio, en esa ocasión, el magnate norteamericano decidió darle la puntilla al ejecutivo de Miguel Díaz-Canel al cambiar el periodo de suspensión del título tercero de la Ley Helms-Burton, la columna vertebral del embargo estadounidense sobre la isla. El levantamiento de esta suspensión, permite a los estadounidenses, tanto si lo eran o no en el momento de la expropiación, presentar en tribunales de Estados Unidos reclamaciones de bienes confiscados en Cuba a empresas extranjeras que mantengan algún tipo de relación comercial con ellos. De llevarse a cabo estas solicitudes, el turismo, gran motor de la isla, podría verse seriamente afectado. 

Hasta ahora, la suspensión de la ley se llevaba a cabo cada seis meses. En cambio, este miércoles, Trump decidía cambiar el plazo y fijarlo en 45 días al considerar que es necesario llevar a cabo "una revisión cuidadosa" de esta parte de ley, teniendo en cuenta los "intereses nacionales" del país norteamericano. Por ello, todo parece apuntar a un levantamiento de la suspensión de forma definitiva que puede poner patas arriba el turismo que da de comer a Cuba.

Uno de los bienes más afectados de producirse finalmente este hecho, serían los hoteles y como consecuencia, el sector turístico en general. En los años 50, en plena Revolución Cubana, la obligada salida de los estadounidenses de la isla, unida a las expropiaciones que llevó a cabo Fidel Castro, hizo que se nacionalizaran la gran mayoría de las infraestructuras turísticas de la isla. 

El icono por excelencia es el hoy Tryp Habana Libre, en El Vedado de La Habana. Gestionado por la cadena española Meliá pero de propiedad estatal -como la mayoría de ellos-, fue en su momento la gran obra de Hilton en la isla, un antes y un después en lo que parecía ser el nuevo 'Dorado' del turismo. En cambio, tras finalizar su construcción en marzo de 1958 y con apenas unos meses en funcionamiento por parte de los estadounidenses, este enclave en una de las zonas nobles de la capital fue expropiado por el estado. 

Los 28 millones de dólares que habían invertido los hoteleros apenas tuvieron recorrido. En 1959, Fidel Castro decidió quedarse con la instalación en la que incluso llegó a a instalar su oficina personal en los primeros años de gobierno revolucionario. De hecho, y según se puede ver en el propio establecimiento, fue precisamente allí, en la habitación 'La Castellana', donde la CIA intentó asesinarle en dos ocasiones. 

Precisamente la gestora de este icono, Meliá, fue una de las primeras en reaccionar a la decisión de Trump. La hotelera española pone sobre la mesa su "voluntad de seguir trabajando por el desarrollo de la industria turística más sostenible en Cuba", un país que considera que "debe seguir abierto al turismo internacional". Del mismo modo, lamentan "la incertidumbre e inseguridad jurídica creadas por el anuncio de levantamiento de la suspensión", pese a lo que añaden que "Meliá continúa operando con plena normalidad en Cuba", sin no representando el anuncio realizado en el día de hoy ninguna alteración sustancial de nuestra actividad.

Para tranquilizar a sus inversores, confirmaron que la compañía no tiene en propiedad "bienes o participaciones de bienes que pudieran ser objeto de potencial reclamación tras su expropiación en la década de 1960" y afirman que, "de dirigirse alguna reclamación contra algún hotel, nuestro papel sería el de meros gestores hoteleros", señalan. Del mismo modo, agradecen la reacción de la Comisión Europea -que ha admitido que si las empresas europeas no quedan "totalmente" excluidas de esa medida, "la UE se verá obligada a utilizar todos los medios a su disposición, incluso en cooperación con otros socios internacionales, para proteger sus intereses" en Cuba-.

Meliá admitió que el levantamiento de la suspensión les "pondría en el objetivo por el simple hecho de ser un actor económico dedicado al turismo, industria que, tal y como compartió el expresidente Obama en la reciente Cumbre Mundial del Turismo en Sevilla, siempre hemos concebido como una herramienta para construir un mundo mejor". 

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