Un millón de euros conseguidos golpe a golpe: la crisis sube el negocio del boxeo

  • La empresa reinvierte en el negocio y ayuda a organizar veladas, celebra pesajes en sus instalaciones de Tetuán y apuestan por los pequeños.
Charlie aumentó su negocio con la crisis
Charlie aumentó su negocio con la crisis

El pasado 29 de abril Kerman Lejarraga logró meter a 10.000 personas en el Bilbao Arena, que comprobaron enardecidos como ‘El revólver’ pulverizaba en dos asaltos a un gran boxeador, top 5 mundial, como el británico Bradley Skeete para hacerse con el cinturón europeo del peso Welter. Lejarraga y otro vizcaíno, aunque éste afincado en Madrid, Jon Fernández, ‘Jonfer’, un peso ligero con un palmarés de 15 victorias, ninguna derrota y 13 KO's, son los dos principales ‘prospectos’, como se dice en el argot boxístico, de un deporte que parece estar viviendo un resurgir en nuestro país y en el que da la impresión de que empieza a moverse el dinero. Aun así, más allá de los dos púgiles vascos y algún otro más, en España todavía casi ningún deportista puede vivir del boxeo, según asegura Jorge Illanca, propietario junto a otros dos socios, de Charlie, la firma española nacida en 1987 especializada en artículos de boxeo y deportes de contacto que vende miles de pares guantes al año y factura cada ejercicio más  de un millón de euros. “Somos una empresa ligada al boxeo español y si a este deporte le va bien en nuestro país a Charlie le va bien, como ahora”.

Charlie, una empresa con 9 trabajadores, tiene su sede en el madrileño barrio de Tetuán y su historia es la de un éxito ligado al boxeo y a otras modalidades como el MMA (Artes Marciales Mixtas) o el muay thay y el kick boxing, modalidades que esta firma introdujo en nuestro país a finales de los años 80 del siglo pasado cuando nadie las conocía por estos lares. De hecho el nombre Charlie, desde el año 2010 en propiedad de antiguos trabajadores de la empresa, proviene de cuando el dueño de un gimnasio le puso su nombre al material que traía de Thailandia para los deportistas a los que formaba en su centro. En la actualidad, más allá del escaparate del boxeo profesional que representan Lejarraga y ‘Jonfer’, según los datos federativos, hay más de 6.000 fichas de boxeadores amateurs y en los cientos de gimnasios diseminados por España miles de personas practican boxeo y otros deportes de contacto. Y esos boxeadores necesitan guantes, botines y protecciones bucales o para la cabeza y los gimnasios el material necesario para fabricar un ring y sacos o puching balls… Y ese material lo proporciona en España principalmente Charlie.

Charlie reinvierte sus ganancias en el boxeo
Charlie reinvierte sus ganancias en el boxeo.

La firma de Tetuán vende todos los años más de 10.000 pares de guantes a la Federación Española de Boxeo y a las distintas territoriales y también miles de ellos a particulares y a boxeadores profesionales. Jorge Illanca no quiere decir la cifra exacta, pero se puede hacer uno una idea de la misma cuando su facturación se encuentra alrededor del millón de euros, “déjalo así”, teniendo en cuenta que el par de guantes sniper para amateurs cuestan 55 euros, los Bat-x, quizás su producto estrella, de piel de búfalo y muy resistentes e ideales para los entrenamientos, cuestan 59 euros, o los de competición, de piel de vaca, cerca de 70 euros.

“Nuestra máxima es calidad a buen precio” en toda la gama de productos que esta empresa fabrica en Indonesia, Thailandia… y vende en España y Alemania desde su tienda de Tetuán y online, canal que ya supone el 20% de nuestras sus ventas. “Nuestro lema es 'made in hell' (hecho en el infierno) y quiere decir que cualquiera, tenga los recursos que tenga, puede boxear porque tenemos packs de iniciación” (vendas, guantes y protector bucal) por menos de 50 euros. Incluso, Charlie tiene desde hace unos años productos para niños, “lo más interesante de los últimos años es la cantidad de niños que se inician en el boxeo, que es, y así lo reconoce el propio Consejo Superior de Deportes, el deporte más completo que hay. En las últimas finales de la Federación madrileña, que se acaban de celebrar, había 60 niños entre 7 y 13 años practicando boxeo”. Unos guantes Charlie junior kid cuestan 28 euros y un pack de iniciación para los más pequeños compuesto por guantes y un pequeño saco para golpear no pasa de los 25 euros.

Los productos Charlie, de cualquier manera, son de la máxima calidad y están homologados por los organismos internacionales. Incluso con ellos se han disputado títulos mundiales. Como, por ejemplo, lo hizo Javi Castillejo, ocho veces campeón del mundo, y que “en cualquier otro país, con ese palmarés, sería un ídolo de masas y un deportista mucho más reconocido de lo que lo es en España”. De hecho, en el piso de debajo de la tienda de Charlie en la madrileña calle de Villaamil, un verdadero museo, hay varios pares de guantes dedicados del ‘Lince de Parla’, que los dejaba allí tras cada victoria. Como los hay de Poli Díaz o de Manel Berdonce, fotos dedicadas del promotor de Muhammad Alí y Mike Tyson, Don King, o de María Jesús Rosa, la única española que ha sido campeona del mundo profesional. Pero quizás el recuerdo más espectacular es el cartel anunciador del combate más rutilante que haya disputado un boxeador español en los últimos años, el que disputó Javier Castillejo y perdió a los puntos. Fue el 23 de junio del año 2001 en el Hotel MGM  con la súper estrella norteamericana Oscar de la Hoya, ‘The Golden Boy’. “Ahora es más difícil trabajar con los boxeadores profesionales”, aseguran en Charlie, “no son como los de antes, ahora ganan dos combates y ya te piden dinero por boxear con tu material".

Quizás por eso en Charlie, que reinvierte parte de sus ganancias, ayudan a organizar veladas y celebran pesajes en sus instalaciones de Tetuán, en el deporte que “nos ha dado todo”, y están en este instante más enfocados en el boxeo amateur y en los gimnasios, donde se produjo una auténtica explosión en la práctica del boxeo durante la profunda crisis económica iniciada en el año 2008. “La gente estaba frustrada, hundida, y se fue al gimnasio quien sabe si a desinhibirse de sus problemas y frustraciones boxeando”.

Además, ante la complicada situación económica, jóvenes de clase baja y pocos recursos “se acercaron al boxeo y a los deportes de contacto buscando una salida económica y profesional”. Aunque al boxeo, de unos años para aquí, “también han llegado las clases acomodadas por la proliferación de gimnasios de lujo en España”. Así, en España, excepción hecha de los mentados Lejarraga o ‘Jonfer’, no existen en la actualidad una extensa nómina de grandes púgiles como sucedía en los años setenta. Pero la base de practicantes anónimos ha aumentado muchísimo y ello le ha venido de perlas a Charlie, una historia de éxito cuya “salud es la salud del boxeo español”. ¿Crecer? “Sí, pero con los pies en el suelo, sin hipotecarnos, firmamos quedarnos como estamos”, afirma categórico Jorge Illanca, una de las tres cabezas visibles de Charlie.

Mostrar comentarios