Varapalo en ACS: un 35% del capital se opuso a la reelección de Florentino

  • Un tercio votó también en contra del acuerdo que delega en el consejo de administración la emisión de convertibles hasta 3.000 millones.
Florentino Pérez junta ACS bolo
Florentino Pérez junta ACS bolo
José González

Las recomendaciones de los 'proxy advisors' para que los accionistas de ACS otorguen un voto en contra de la política de gobierno corporativo de la empresa ha adquirido carta de naturaleza después de la última junta general celebrada el pasado viernes 10 de mayo. Al menos, eso es lo que se deduce tras la publicación de los resultados de las votaciones, que, en términos generales, muestran una fuerte disconformidad con la elección de los consejeros que fueron propuestos por la dirección de la compañía a la asamblea de accionistas, incluyendo al propio Florentino Pérez.

El primer accionista de ACS con un 12,6% de las acciones resultó elegido para otros cuatro años como consejero ejecutivo, cargo desde el que desempeña las funciones de presidente ejecutivo a la vez que consejero delegado. Precisamente la ausencia de una separación de poderes en los más alto de la cúpula ejecutiva de la compañía ha sido una de las principales causas que ha motivado la posición contraria de los asesores de voto. El nombramiento de Florentino Pérez fue aprobado por un 63,7% del capital presente y representado, incluyendo en este porcentaje la participación del propio interesado.

En consecuencia, y he ahí lo más significativo de la votación, un 36,3% no avaló la petición del consejo de administración en favor del presidente y CEO de ACS. En concreto, un 35,3% votó en contra y un 0,91% se abstuvo. Estos datos muestran que la junta general del grupo constructor no fue, en ningún caso, un paseo militar para los máximos responsables de la compañía que, evidentemente, consiguieron sacar adelante sus propuestas, pero que lo hicieron en buena parte con una elevada contestación por parte de los socios minoritarios.

La oposición al nombramiento de consejeros fue constante en la mayoría de los casos, hasta el punto de que el antiguo consejero independiente y actual externo, Joan David Grimá, consiguió salvar por los pelos el cargo con un voto favorable de tan sólo el 50,9%. Pedro López Jiménez, socio de Florentino Pérez, obtuvo el apoyo de un escaso 53,2%, en tanto que José María Loizaga, vicepresidente de la compañía, consiguió un 54,6% y María Soledad Pérez, hermana del presidente, fue respaldada por un 56,8%. Miguel Roca, un histórico de la empresa, registró el apoyo de un 61,8%, muy parecido al de su presidente en el grupo constructor.

Todos estos pírricos datos evidencian un claro voto de castigo en contra no tanto de los propios ejecutivos de la compañía, sino más bien como denuncia de un gobierno corporativo que no termina de ser aceptado por los mercados. Son demasiados los inversores que se han quedado al margen de las propuestas de nombramientos de consejeros dentro de una tendencia que empieza a resultar peligrosa para la imagen reputacional de las grandes sociedades cotizadas. Los minoritarios han tomado conciencia de lo que debe ser una buena gobernanza y lo expresan de una manera cada vez más descarada cuando llega el momento cumbre de las juntas generales de accionistas.

Quórum del 66,6%

En otras ocasiones, y cuando el orden del día de las asambleas generales no incluyen propuestas de nombramiento, la expresión de denuncia por mal gobierno corporativo suele hacerse efectiva también en la política de retribuciones. Es lo que ocurrió precisamente el año pasado en ACS, cuyo informe de remuneraciones fue castigado con el voto contrario de más del 40% del capital presente y representado. Esta vez el citado informe anual fue apoyado por un 95,7% de los accionistas que, sin embargo, se han cebado con la reelección de los citados consejeros.

La junta general de hace una semana también se opuso de forma manifiesta a la delegación en el consejo de administración de la facultad de emitir valores convertibles hasta un importe de 3.000 millones. Dicha operación iba vinculada en el mismo punto del orden del día con la opción de ampliar capital sin derecho de suscripción preferente hasta un límite del 20% del capital, un porcentaje que los asesores de voto consideran excesivo. El acuerdo en su conjunto fue rechazado por un tercio del capital presente y representado, lo que todavía es más significativo si se tiene en cuenta que el quórum de la junta fue del 66,6% y que, como ya se ha comentado, Florentino Pérez, por sí solo, tiene un 12,6% de la empresa.

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