Plan de sucesión a tres años

El consorcio vasco de ITP aguarda a la salida a bolsa para tomar el control

La firma de motores, ya en manos de Bain Capital, debe ahora completar el 30% del capital reservado para socios industriales. El pacto consiste en que estos nuevos accionistas sean los que gobiernen la empresa.

ITP Aero motor
ITP Aero motor
ITP

La venta de ITP a Bain Capital por parte de Rolls-Royce promete dejar más capítulos. La puja entre distintos fondos del capital riesgo -KKR, Platinum, Cinven y Towerbrook mostraron interés- y la búsqueda de un consorcio de inversores vascos y españoles como condición del Gobierno central y vasco son los dos grandes episodios que ha dejado la operación. El tercero se fija para dentro de tres años, con una salida a bolsa de la compañía, en la que Bain se desharía de su paquete accionarial del 70%. Es el último paso que dejará una operación que ha contado con toda serie de giros y cambios de guion en los últimos meses.

De acuerdo a las fuentes consultadas, Bain se ha fijado en el horizonte el periodo de maduración posible más breve para deshacer su inversión en ITP y salir de ella con plusvalías pese a haber fijado un precio de compra de 1.700 millones de euros. Aunque los fondos de capital riesgo acostumbran a mantener una participación de este tipo hasta durante cinco años -e incluso más-, el fondo estadounidense considera que podrá desinvertir con éxito por varios motivos. Es el mismo horizonte que se ha fijado en otras ocasiones, como con el fabricante de componentes Autodis (2015-1018), al que quiso hacer debutar en la Bolsa de París. Otra operación similar se planteó con el negocio de chips de la empresa japonesa de Toshiba. La firma fue comprada en 2017 y el fondo con sede en Nueva York quiso fijar una OPV para 2020 en la Bolsa de Tokio.

El primero se debe a la propia recuperación del sector, que está repuntando a medida que la crisis del coronavirus va quedando atrás. Sin ir más lejos, los últimos resultados de Rolls depositados ante el regulador británico reflejaban una clara mejor de los vitales de ITP Aero: su beneficio fue siete millones de libras (aproximadamente 8,2 millones de euros al cambio) hasta junio, frente al resultado plano de los primeros seis meses de 2020, y sus ingresos cayeron, pero a menor ritmo que en trimestres anteriores.

El segundo motivo está en los efectos de la operación. Sin estar bajo la propiedad de Rolls-Royce, ITP tiene un gran abanico de potenciales socios estratégicos con los que establecer nuevas alianzas -manteniendo a Rolls-, algo imposible hasta el momento por los acuerdos de exclusividad y veto que mantenía la compañía británica con sus competidores. Está previsto que el fabricante de motores multiplique se portfolio de clientes y, por tanto, también las ventas.

El consorcio espera

Con el futuro salto al parqué, el consorcio de inversores españoles y vascos, en el que de momento solo figuran la empresa guipuzcoana de material de defensa SAPA y JB Capital, de Javier Botín, mantendría su proyecto industrial y no abandonarían el capital. Este baile de sillas provocaría un cambio en la clasificación del accionariado, donde definitivamente los minoritarios dejarían de mantener dicha condición y verdaderamente tendrían mando en plaza en la compañía de motores.

La lógica de este movimiento es compartida también por Bain. En la entidad estadounidense, no obstante, están más pendientes de completar el bloque de inversores españoles, que puede alcanzar hasta un 30% del capital y cuyo plazo para lograrlo expira el próximo primer semestre de 2022. Durante ese tiempo, se explorará la reincorporación de Sener, cuya posición ahora es más lejana que antes del verano, ya que la familia Sendagorta, quien ya fue su propietaria, discrepaba en el precio de entrada. También se espera el reenganche de Sidenor, que quedó fuera en el último momento. No se descarta tampoco el reenganche de otros empresarios del país como Francisco Riberas, dueño de Gestamp.

Para Bain cabe la posibilidad incluso de que entre el propio Gobierno vasco. Fue su respuesta a las dudas del lehendakari Íñigo Urkullu, que el pasado sábado embarró el proceso de venta en su recta final ante las dudas existentes que había en torno a la operación. Así, el propio Gobierno vasco podría entrar en ITP con una participación a través de su vehículo de inversión Socade, una suerte de SEPI para el Ejecutivo regional. La empresa cuyo nombre responde al acrónimo Sociedad de Capital Desarrollo de Euskadi está presente en empresas regionales vascas como el fabricante de trenes CAF.

Con todo, hay que esperar primero a las autorizaciones rutinarias de la administración. Gobierno central y vasco influyeron en la primera venta de ITP a Rolls, cuando impusieron a Josep Piqué como presidente no ejecutivo, y lo han vuelto hacer durante estos últimos meses. El ministerio de Industria fue el único que se pronunció sobre la compra el pasado lunes. Lo hizo a través de un comunicado en el que celebraba el desentuerto tras meses de negociaciones y al mismo tiempo recordaba que la operación "deberá iniciar a partir de ahora los trámites de aprobación por parte del Ministerio de Defensa y de la Junta de Inversiones Exteriores (JINVEX) del Ministerio de Industria".

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