Google, Skype y fondos venden Fon a su directiva en el último intento por salvarla

  • La compañía tecnológica española ejecuta un ERE que supone la salida de 60 de los 100 empleados de su sede central en Madrid.
Así se reparten Google, Varsavsky y los fondos las acciones de Fon
Así se reparten Google, Varsavsky y los fondos las acciones de Fon

Es una de las compañías tecnológicas con más historia en el panorama español. Google, Skype o megafondos de Silicon Valley  han convivido durante años en el accionariado de la tecnológica Fon. Hasta este año. Todos estos gigantes han vendido sus acciones al equipo directivo, liderado por el consejero delegado, Alex Puregger, por una cantidad muy inferior a la fuerte inversión recibida. Se trata del último intento por reflotarla tras varios años de dificultades ante el final de 'roaming' en Europa.

La primera medida que se ha tomado: un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que ha acabado afectando a unos 60 de los 100 empleados que tenía la startup en su sede madrileña. El objetivo es tratar de aguantar durante los próximos meses para reflotar este negocio y, en caso que no sea posible, completar un cierre ordenado, pues hoy siguen contando con contratos de clientes en vigor.

Trece años de historia

Fon Wireless se levantó en 2006. El empresario argentino Martín Varsavsky decide crear una compañía para compartir la wifi sobrante de cada uno de los routers entre otros usuarios con móvil. En aquellas fechas, el ecosistema de startups en España estaba en pañales. Apenas un puñado de compañías sobresalían. Y los apoyos que logró desde el principio impresionaron: Google, Skype y los dos fondos estadounidenses Sequoia Capital e Index Ventures. Estos dos últimos han respaldado a prácticamente todas las grandes compañías de Silicon Valley en las dos últimas décadas. A partir de ahí llegaron todos los demás nombres: el fondo Atomico, el gigante de los microchips Qualcomm o las telecos europeas Deutsche Telekom y British Telecom.

Con ellas se hizo el primer negocio de la compañía. Tras vender las primeras 'foneras' -routers preparados para compartir esa wifi- llegó a acuerdos con todas las telecos de los principales mercados internacionales. El objetivo: introducir su 'software' en los routers a cambio del reparto a partes iguales de los 3 euros que la compañía cobraba al usuario por conectarse a la wifi de otro. Sin embargo, como confirma Puregger, la llegada del 'roaming' gratuito en toda Europa a mediados de 2017 -puedes conectarte a la red móvil 4G en todos los países de la UE sin sobrecoste alguno- golpeó de lleno su modelo. Ese año trató de girar hacia la venta de 'software' para gestionar la wifi y la conectividad en el hogar, en empresas, centros públicos... Los ingresos cayeron y las pérdidas empezaron a ser más significativas desde ese ejercicio.

La compañía había sobrevivido sin ninguna inyección de capital desde 2015. En aquel año se hizo la última operación, con la que se rozó los 120 millones de dólares de financiación (108 millones de euros al cambio). Los fondos y las grandes tecnológicas empezaban a lanzar señales que querer salir, tras completar un récord de permanencia en una empresa. El primer planteamiento, según Puregger, fue el cierre y la liquidación 'in extremis'. Sin embargo, él y otros directivos decidieron hacerse cargo de la empresa en este punto, para tratar de mantenerla a flote. 

Las claves del 'management buyout'

Lo han hecho, según ha quedado plasmado en el registro mercantil británico, a través de una sociedad llamada Dotrise Limited, en la que más del 75% de las acciones está en manos del propio Puregger. ¿El precio pagado? No se ha hecho público, pero la recompra de las acciones tras la fuerte reducción de capital que se completaron meses atrás de 56 millones de euros fue el antecedente. Una parte de ese dinero fue destinado a esa operación. En todo caso, se trata de una cantidad muy inferior a todo lo invertido en este tiempo por estos accionistas. Además de los mencionados y de Martín Varsavsky (50,8%) se encontraban otras compañías como el grupo de inversión Coral Group, el cofundador de Netscape o uno de los principales inversores de Silicon Valley Marc Andreessen, según se reflejaba en los documentos oficiales.

El objetivo ahora es tratar de reflotarla o, al menos, llevar a cabo un cierre más ordenado. La primera medida que se ha tomado ha sido, según apuntan desde la empresa, un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 60 de los 100 empleados que se mantenían en la sede central en Madrid. Al margen queda el puñado de empleados que trabajaban en algunas de las sedes de la compañía en Londres y en otros países. Con ello se pretende reducir costes y tratar de frenar unas pérdidas que no han dejado de crecer desde que en 2017 se perdiera algo más de medio millón de euros, con una facturación a la baja de 25 millones (-20%).

A partir de aquí se quieren analizar vías para seguir manteniendo la actividad. Hoy, según Puregger, existen varios contratos en marcha con empresas de telecomunicaciones y con otros grandes clientes. Quieren analizar vías para seguir adelante durante los próximos meses. En caso de que no sea posible, se ejecutará un cierre ordenado de la compañía. A cierre de 2017 contaba con deudas de 5,6 millones de euros, entre acreedores comeciales y otros pasivos.

Después de "meses muy duros", el equipo directivo se da de margen seis meses en este último intento. Un último intento en el que no estarán los fondos y gigantes tecnológicos que han convertido a Fon en la única startup española con tantos respaldos de relumbrón en Silicon Valley. Un último intento en el que estará al frente el equipo directivo.

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