También gestiona la venta de Rovensa

Las dificultades de Miya abocan al fondo Bridgepoint a recortar el precio de venta

Operadores locales en Portugal apuntan a menos de 100 millones, muy por debajo de los 250 millones pagados hace año y medio por el 'private equity' británico.

Miya Water sale a la venta.
Miya Water sale a la venta.
Miya

Un año y medio después de sacar la chequera, el fondo de private equity Bridgepoint quiere salir de la compañía tecnológica especializada en la gestión del agua Miya. La gestora ha sacado toda la artillería para 'colocar' este activo después de experimentar dificultades para expandirse. Tras los primeros contactos con algunos grupos industriales, ha optado por iniciar conversaciones con varias gestoras internacionales. Su objetivo oficial es superar los 550 millones de euros, pero esos problemas para ganar tamaño a nivel internacional y la necesidades de inversión -ante un endeudamiento significativo- abocan a un ajuste de precio. Algunos de los operadores locales de Portugal, donde concentra las concesiones más destacadas, plantean precios que no superan los 100 millones, según confirman fuentes del mercado.

Miya, con sede en España y Portugal, fue fundada hace más de una década por Shari Arison, empresaria israelí heredera de Ted Arison -fundador de la línea de cruceros Carnival-. Reclutó al expresidente de la empresa nacional de agua de Israel y puso sobre la mesa 100 millones de dólares de inversión para aportar tecnología y mejorar la eficiencia en la gestión del agua, tratando de reducir las fugas en las ciudades. Su nombre: Miya. Con una fortuna estimada en más de 3.700 millones de dólares, a principios de 2019 la empresaria decidió desprenderse de este proyecto personal: "Fue creada desde lo más profundo de mí, con la visión de llevar agua pura a las personas de todo el mundo. Lo más importante para mí es que esta visión continúa", aseguró tras la venta a Bridgepoint.

El fondo de capital riesgo pagó a principios de 2019 unos 260 millones de dólares (250 millones de euros al cambio de la fecha). Su objetivo era tratar de impulsar el crecimiento y expandirlo más allá de los países en los que estaba presente, principalmente Portugal (tras la compra de Indaqua) y el Caribe (con rentabilidades menos atractivas), además de Brasil, Botswana, o Sudáfrica. Sin embargo, no ha sido nada fácil. Según explican diferentes fuentes del sector, ha sufrido problemas para expandirse fuera de esos mercados y rentabilizar su tecnología.

Hace algo más de un mes contrató a Citi para asesorarle en la venta, pese a que lo habitual en estos casos es que el periodo de inversión se alargue durante más de un lustro con el objetivo de hacerla crecer al máximo y rentabilizarla todo lo posible. Después de haber tanteado a algunas de las grandes multinacionales en este industria, ha decidido acudir a otros 'pares' del capital riesgo. Entre los que han sido contactados se encuentran KKR, Brookfield o EQT, todos ellos con fondos especializados en infraestructuras.

El precio de salida es de unos 550 millones de euros, casi el doble de lo pagado hace ahora año y medio. Fuentes del sector señalan que este es el techo y estarían dispuestos a rebajar de manera significativa esa cantidad. Aún no hay ofertas formales pero en Portugal habría interés de algunos de los operadores de la gestión de aguas, aunque con un recorte muy significativo del precio -éste no superaría la barrera de los 100 millones-. La razón de ese interés hay que encontrarla en una adquisición que llevó a cabo en 2016, cuando aún estaba en manos del equipo fundado israelí: Indaqua. Se trata de un operador de aguas luso, donde da servicio a través de cuatro municipios que no superan los 250.000 habitantes. En todos ellos tiene compromisos de inversión de un mínimo de trece años.

Estas concesiones se han convertido en la rama de negocio clave para todo el grupo, gestionado desde España pero sin negocio en este país. Pero su modelo requiere de una fuerte inversión y de caja, según apuntan las mismas fuentes, algo que se haría cuesta arriba para el fondo británico. Ante esta situación, ha decidido desinvertir para intentar devolver parte de lo desembolsado. 

Bridgepoint, ¿de salida?

Hay que recordar que esta no es la única desinversión que Bridgepoint, liderada en España por Héctor Pérez, está llevando a cabo en compañías con sede en España. Ha vuelto a retomar la venta de Rovensa, líder español de fertilizantes. Inició el proceso antes de que estallara la pandemia global del coronavirus, lo que obligó a paralizarlo. Ahora se retoma con el objetivo de superar el precio de los 1.000 millones de euros.

El otro gran activo del fondo británico en España es Dorna Sports, la organizadora del mundial de motociclismo. A mediados del año 2018 decidió poner el cartel de 'Se Vende' al 40% de participación que mantenía en la sociedad. Sin embargo, al entender que las ofertas recibidas no correspondían con lo que valía, traspasó las acciones de uno de sus fondos más 'veteranos' a otro. Esa transacción colocó la valoración de ese activo por encima de los 700 millones de euros, según sus últimas cuentas. Ahora, el coronavirus ha generado incertidumbre sobre el campeonato y su rentabilización -los primeros grandes premios serán sin público-. 

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