Movimiento de calado

Vivendi se cuidó de no forzar el escudo 'anti-OPA' para su desembarco en Prisa

La multinacional francesa se ha quedado justo por debajo del 10% para facilitar la posición neutra del Gobierno español, que no tendrá que autorizar formalmente el plan trazado de la mano de Amber.

Joseph Oughourlian, gestor de Amber Capital
Joseph Oughourlian, presidente de Prisa y hombre fuerte  de Amber Capital

La irrupción del grupo francés Vivendi ha sido la última y definitiva réplica de la sacudida en la cúpula de Grupo Prisa, dueño del diario El País y Cadena Ser. Después de la salida de Javier Monzón como presidente, tras la alianza de Amber Capital y Telefónica, ha llegado la compra de un porcentaje relevante por parte del conglomerado de medios y telecomunicaciones presidido por Vincent Bolloré. Este movimiento implica la consolidación del vuelco de poder vivido en la compañía. Y pese a que será clave en el futuro a medio plazo del Gobierno, no va a necesitar el beneplácito explícito del Gobierno, pues los galos fijaron su estrategia accionarial justo por debajo del 10% que marca el ‘escudo anti-OPA’.

Vivendi no lo va a tener fácil para tener voz e influir en la gestión y el control de la compañía de medios española. La razón hay que encontrarla en el Real Decreto que regula ese 'escudo anti-opa' del Gobierno, que fue aprobado en marzo y ampliado en noviembre del año pasado. Se considera una inversión extranjera, que obligaría a la autorización del Gobierno, cuando el socio ostente una participación igual o superior al 10% del capital "o cuando como consecuencia de la operación, se participe de forma efectiva en la gestión o el control de la sociedad".

HSBC como origen

HSBC había colgado el cartel de ‘Se Vende’ a sus acciones desde hacía meses. Esos títulos eran herederos de la gran operación de refinanciación del año 2012 y de las pasadas ampliaciones de capital. Oughourlian conocía esa intención y movió ficha entre bambalinas. El resultado fue la operación que se formalizó en los últimos días: la compra en dos fases de un 9,9% de las acciones del grupo mediático español. El inversor francés de origen armenio ganaba así la pieza que le faltaba para fortalecerse en el consejo de administración tras la operación para forzar la salida de Monzón. El movimiento era conocido por el Gobierno de España, pero la configuración de la transacción le ha ahorrado tener que posicionarse en público.

Y ha sido así gracias al Real Decreto aprobado el pasado mes de marzo, justo en pleno estallido de la pandemia. Se rescataba una figura que estaba en desuso en España: la conocida como 'acción de oro' que otorga al Ejecutivo la potestad de autorizar o 'tumbar' las operaciones corporativas sobre empresas españolas. En un primer momento se circunscribió a las empresas de fuera de la Unión Europea (UE), pero en noviembre se aprobó incluir también a las empresas del entorno más cercano. En un primer momento, se pensaba para gigantes del Ibex (banca, 'utilities', telecomunicaciones...). Pero la realidad es que el escudo también afectaría a la llegada de Vivendi en caso de haber superado el 10%, como sí va a ocurrir en la opa lanzada por el 'megafondo' de infraestructuras australiano IFM sobre el 22,7% de las acciones de Naturgy y formalizada este martes.

Vivendi ha logrado una posición muy relevante como segundo máximo accionista evitando, al menos por el momento, que el Ejecutivo tenga que pronunciarse públicamente, algo que podría convertirse en un aprieto. Bien es cierto que se sustituye un accionista como HSBC, entidad financiera con sede en Reino Unido, por un grupo de medios con sede en Francia. Pero se trata de un movimiento que consolida un cambio en el control de la gestión. De los tres accionistas de relevancia que ahora lideran esta nueva fase del grupo, dos son extranjeros y suman casi el 40% del total de los 708 millones de títulos en circulación. 

No sólo una posición financiera

Con el camino despejado para la llegada de este nuevo socio y una vez que había sido engrasada la alianza con Telefónica -la operadora dio un paso al frente decisivo en favor de Amber- Oughourlian quiere asegurarse que la llegada del grupo francés no va a empañar su relación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. El Gobierno ya fue informado del movimiento antes de hacerlo público. Pero ahora, el primer ejecutivo de la gestora de fondos Amber Capital promoverá una reunión de los galos con el jefe del Ejecutivo, a fin de explicar los pormenores de su proyecto.

Vivendi ha dejado claro que su posición no va a ser meramente financiera. "La estrategia de Vivendi tiene sinergias muy claras con la hoja de ruta elaborada por Prisa, que implica el desarrollo de servicios de suscripción educativa, así como contenido de noticias y entretenimiento y un compromiso con la digitalización de sus productos y marcas", aseguraba en el comunicado oficial. El papel en la estrategia futura del grupo español puede ser significativo. Hay que tener en cuenta que los galos son dueños de Canal+ en Francia; de Universal Music, una de las tres compañías discográficas más importantes del mundo; o de la editorial francesa Editis, segundo grupo por tamaño en el país y cuya compra a Planeta culminó hace ahora dos años. Ahora, con la compañía presidida por Bolloré en el 'núcleo duro' se abordará el 'split' del negocio de Santillana, junto a la desinversión de otros activos no prioritarios y el proceso de digitalización.

Un 'viejo conocido'

Vivendi es un viejo conocido de Oughourlian. En París, ambos han comandado la operación para tomar el control de Lagardère, otro de los bastiones empresariales de los medios franceses. Pese a su intento por cambiar el consejo de administración en una junta general de accionistas, ambos -que mantenían el 48% del capital y en torno al 40% de los derechos de voto- chocaron con el Tribunal de Comercio de París el pasado mes de octubre. El nuevo socio de Prisa también es conocido de Telefónica. En mayo de 2015, ambos firmaron la transacción de GVT en Brasil, por la que la teleco se hacía con el control por más de 4.600 millones de euros. Esa transacción, que era una mezcla de efectivo y acciones, convirtió a los franceses en accionistas del grupo. Esto acabó en 2018, cuando deshizo su posición ligeramente inferior al 1% y vendió su participación por 373 millones.

El papel del hedge fund Melqart pudo facilitar la compra de títulos de Vivendi, que venía sobrevolando el capital de Prisa desde antes de la salida de Monzón

¿Cómo queda entonces el núcleo duro de Prisa? Amber mantiene el 29,8% de las acciones; Vivendi tiene el 9,9% y Telefónica seguirá con un 9,4%. Después del nombramiento de Rosauro Varo y Javier Santiso  como nuevos consejeros, queda por ver cuándo se produce la llegada del nuevo representante de Vivendi. De los dos nuevos administrados citados cabe señalar que  el primero está muy cercano a la operadora presidida por Álvarez-Pallete mientras que el segundo reúne esta misma condición pero además mantiene de antiguo una exquisita relación de confianza personal con Ourghoulian. 

El 'asalto' a la toma de control de Prisa tuvo también otro aliado menos protagonista, como fue Melqart, un hedge fund especializado en posiciones bajistas, que elevó su participación al 4,6% justo antes del cambio en la presidencia. En algunos círculos financieros se comenta que el papel de Melqart ha sido también importante a la hora de facilitar ahora la aparición en escena de Vivendi, lo que hace suponer que la operación con el grupo francés venía siendo preparada a fuego lento desde antes de la salida forzada de Javier Monzón. En el capital de Prisa se mantienen con cuotas significativas el Banco Santander (4,1%) además de los tres inversores mexicanos que llegaron de la mano de Juan Luis Cebrián: Carlos Fernández, Roberto Alcántara y Carlos Slim, con entre el 4% y el 5%, cada uno.

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