Primero fue Orange. Y varios meses después ha sido Vodafone. La operadora británica ha anunciado hoy el relevo de Antonio Coimbra como consejero delegado en España. Le sustituye el que ocupaba este puesto en Turquía, Colman Deegan, un especialista en estrategias de adquisiciones y fusiones. El directivo portugués se mantendrá como presidente no ejecutivo de la operadora mientras se completa toda la transición.
Deegan se incorporó a Vodafone en el año 1998 y ocupó altos cargos en diferentes puestos a nivel corporativo, así como la filial de India e Italia antes de convertirse en consejero delegado en Turquía en el año 2016. En los últimos cuatro años ha logrado crecimiento de doble dígito en ingresos por servicio en el país con un trabajo orientado a la digitalización de la compañía.
El nombramiento se produce en la antesala de lo que todos los analistas señalan como la segunda ola de consolidación en el mercado. Y en un momento en el que se da por hecho que habrá una reducción de competidores, Deegan tiene experiencia en el área de adquisiciones y fusiones. Entre los años 2007 y 2011 fue el responsable de esa división para todo el grupo. "Estoy seguro de que Colman tiene todas las condiciones para liderar este proyecto y llevar Vodafone España a un nuevo nivel de performance y generación de valor", asegura Coimbra en una comunicación entregada a los empleados.
Coimbra se despide después de ocho años en el cargo en España. Llevó a cabo la integración de ONO en el grupo, tras la compra por 7.200 millones de euros en 2014 como respuesta a la irrupción de Movistar Fusión y de las primeras ofertas convergentes (fibra y móvil) en el mercado español. En los dos últimos años de su gestión Vodafone ha sido pionero en el lanzamiento de las primeras redes 5G en España, tras el que se han sumado el resto de competidores, y de las tarifas ilimitadas en todos sus productos -Yoigo lo había hecho de manera puntual en algunas de las suyas-, que también ha sido seguido por Orange.
Pero su mandato, especialmente en los últimos años, ha estado marcado por la crisis del sector y el reposicionamiento de la compañía en el mercado. Fue el encargado de llevar a cabo un giro para tratar de protegerse ante el 'boom' del bajo coste -y el estrechamiento de los márgenes comerciales- hace casi tres años. Una de las decisiones clave fue la de no comprar los derechos del fútbol, al entender que los precios exigidos eran imposibles de rentabilizar. Eso desató una primera guerra comercial en el verano de 2018, cuya intensidad se ha mantenido hasta hoy.
La otra gran decisión en ese reposicionamiento es la apuesta por su segunda marca Lowi, destinada a ese segmento de bajo coste y a la que le dotó de una oferta de fibra y móvil para competir especialmente con Másmóvil. ¿El resultado? En agosto del año pasado sumaba algo más de 700.000 clientes y un año más tarde había superado la barrera del millón. Este giro del mercado y el endurecimiento de los márgenes desembocó en el tercer expediente de regulación de empleo (ERE) ejecutado por el propio Coimbra en 2019, en el que salió en torno a un millar de empleados.
Esa hoja de ruta fue su intento por recuperar el pulso en un mercado como el español, sacudido por la presencia de Másmóvil. En los últimos trimestres había logrado cambiar la tendencia a la baja de los ingresos, aunque seguían estando en 'rojo', retomó el pulso comercial con una mejora en la captación de clientes convergentes y de televisión. En el segundo trimestre del año, marcado por el coronavirus, su volumen de negocio se redujo un 8%.
El recambio en Vodafone se produce tan sólo tres meses después de que Laurent Paillassot siguiera el mismo camino que Coimbra. El que fuera consejero delegado de Orange en España salió de la compañía y fue sustituido por el que hasta la fecha era máximo directivo de la operadora en Polonia. El grupo galo busca revitalizar su negocio después de varios trimestres cayendo en ingresos y sufriendo también por ese giro hacia el 'low cost' y una mayor batalla comercial.
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