Dos años de 'tira y afloja'

Vodafone saca pecho en España y marca distancias ante la fusión con Másmóvil

El jefe del grupo destaca la mejora del rendimiento y el valor de sus activos españoles y así sacudirse la presión para consolidar, mientras admite que analizará cualquier plan "creíble y viable".

Nick Read, consejero delegado de Vodafone
Nick Read, consejero delegado del grupo Vodafone.
EFE

El baile de fusiones y compras está a punto de comenzar en el mercado de las telecomunicaciones, con Másmóvil en el centro. Y todos van tomando sus posiciones. Tras más de un año de un ‘tira y afloja’, Vodafone quiere marcar distancias ante un potencial matrimonio corporativo con Másmóvil en España, después de la exclusión de ésta de la bolsa por la OPA de los fondos internacionales. El grupo británico persigue sacudirse la vitola de operador ‘necesitado’ de una operación como esta, tratando de sacar pecho por la lenta pero continua mejora de todo el negocio en el país. Y advierte: “Hay que entender el valor intrínseco de nuestro negocio en el país”.

El de Vodafone y Másmóvil es, sin duda, el matrimonio de conveniencia con más posibilidades del mercado español. Ejercen de tercer y cuarto operador por volumen de ingresos en el mercado y su unión generaría sinergias significativas para ambos. Y además lo reafirmaría como el segundo grupo muy por encima de Orange, que se vería obligado a mover ficha -con pocas alternativas más allá de Euskaltel- como sucediera en la anterior ola de consolidación en 2014. Pero las piezas, pese a todo, no han encajado. No encajaron hace año y medio y tampoco ahora. Al menos por el momento. Los fondos dueños de Masmóvil saben que esta es su oportunidad de ganar tamaño y revalorizar su inversión de más de 3.000 millones de euros en la OPA. Y hacerlo antes de que se produzca una ralentización del crecimiento del grupo dirigido por Meinrad Spenger que ya advertía PwC en un informe elaborado a petición de la propia empresa de cara a la oferta pública.

Pero desde Vodafone se quieren sacudir ese ‘sambenito’ de empresa vendedora que se tiene que abrazar a toda costa a una fusión de este tipo. “No elimino nada; nosotros evaluamos y consideramos qué es lo mejor para nuestros accionistas…”, aseguraba este miércoles desde Londres el primer ejecutivo del grupo, Nick Read, repitiendo el mensaje que ha ido trasladando en los últimos meses. Pero apostillaba: “Pero lo más importante que hay que entender es el valor intrínseco del negocio de Vodafone en España y el valor que logra a través de las sinergias que tiene siendo parte de nuestro grupo”. Era su manera de reivindicarse. Luego expuso los números y los resultados positivos que, a su juicio, ha dado la estrategia arrancada hace casi dos años.

Hace dos años, tanto Read como Margherita Della Valle, responsable financiera del grupo, pusieron patas arriba la filial española. En palabras del CEO, pronunciadas el pasado mes de noviembre, era “una reestructuración muy radical”: plan comercial renovado, dándole mucha más importancia al low cost (con Lowi) y a las tarifas ilimitadas; estrategia audiovisual sin los derechos de retransmisión del fútbol; plan de ajustes, con un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 1.000 empleados, y, por último, una mayor apuesta por la compartición de redes fijas y móviles con Telefónica y Orange. “El negocio español mantiene su momentum; creo que el reposicionamiento que hicimos nos fortaleció comercialmente, pero también desde una perspectiva de costes nos ha permitido competir en todos los niveles allí”, apuntó este miércoles.

En concreto, en el último trimestre, los ingresos por servicios -que excluyen otros negocios menos ‘core’ como la venta de teléfonos móviles- se han reducido apenas un 1,1%, siete décimas menos que el trimestre anterior y cinco puntos porcentuales menos que un año antes. Y la clave ha estado en la fuerza de Lowi como operador ‘low cost’: ya tiene 1,1 millones de clientes (ganó 49.000 altas netas, que no permitió que el saldo total incluyendo su marca más premium Vodafone perdiera 45.000 contratos). Los márgenes de beneficio son bastante más estrechos en este terreno de juego y la pelea comercial es mucho más cruda (y más basada en precio). Pero gracias a esa fuerza ha ido corrigiendo caídas de dos dígitos que se llegaron a dar, tratando de salir de la ‘travesía en el desierto’.

Y es justo en ese punto en el que se intensifica el ‘tira y afloja’ en una potencial operación de fusión con Másmóvil, con el empuje no sólo de actores periféricos e intermediarios, sino también de parte de la competencia que se beneficiaría claramente de esta consolidación del mercado con menos agresividad comercial y una mayor estabilidad. “Estoy satisfecho con nuestra ejecución orgánica, pero todavía estamos trabajando en cómo mejorar los retornos y ahí tenemos la digitalización y la compartición de redes; esos beneficios están todavía reflejándose en los números”, apuntó Read. Es decir, entienden que aún tienen margen de mejora en España, frente a sus competidores, con Orange sufriendo también en la ola ‘low cost’ con caídas de hasta el 5% en ingresos.

Los principios de una fusión

A lo largo del año 2019, cuando se iniciaron los cantos de una consolidación, Vodafone sufría caídas importantes del negocio y una incertidumbre significativa. Una incertidumbre que tuvo que gestionar el propio Read. El CEO del grupo tuvo que descartar públicamente y en el marco del Mobile World Congress la posibilidad de vender la filial española. Y en noviembre de ese ejercicio, ante analistas, fue mucho más directo en su desmentido: “Quiero dejar esto claro: no estamos comprometidos con ningún competidor en el mercado europeo; nunca hemos puesto precio a ese negocio y es parte de nuestra huella ‘core’ en Europa”. Ahora, su visión se ha modulado ante las circunstancias del mercado y deja la puerta entreabierta pero manteniendo bastante las distancias.

Tras operaciones corporativas como la fusión en Holanda con Ziggo, Vodafone ha establecido, según explica el primer ejecutivo, varios principios básicos para analizar la gestión de los diferentes activos. El primero es el de si se tiene escala local suficiente en el territorio que se analiza. “Somos el número dos en el mercado minorista español; hemos aprovechado mucho la escala regional europea”, explica. En segundo lugar, está la alternativa que cualquier competidor, como Másmóvil, pueda poner sobre la mesa. “Analizaremos planes creíbles y viables para obtener un retorno del capital por encima del valor de mercado”, apunta. Y apostilla: “Hemos hecho progresos en España y creemos que todavía hay beneficios adicionales”.

Más allá de la consolidación en cada uno de los mercados, Vodafone sigue presionando para que haya una regulación que permita ese mismo proceso en toda Europa, con el objetivo de reducir al máximo el número de operadores del continente y acercarse a los niveles de Estados Unidos o China. En este sentido, tanto el propio Read como otros ocho consejeros delegados europeos se reunieron con la Comisión Europea en Bruselas con el objetivo de mejorar los retornos del sector de las telecos y tratar de presionar para que se faciliten esas uniones entre grandes actores continentales. Mientras eso sucede, la operadora británica se sacude la presión y trata de marcar distancias ante una potencial unión con Másmóvil. Los próximos meses serán críticos.

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