En proceso de liquidación

El accionista de El Corte Inglés, César Álvarez, mira Zalacaín para su hijo chef

Ha encargado a sus asesores que estudien las cifras del concurso para ver las opciones que hay de levantarlo con un nuevo proyecto dirigido por Isidoro Álvarez Penella, que trabaja ahora en París

Uno de los salones del restaurante Zalacaín
Zalacaín despierta el interés de César Álvarez... para que lo dirija su hijo chef.
Europa Press

La puja por hacerse con el mítico restaurante Zalacaín está cogiendo vuelo y ya son "varias" las cauciones que se han recogido por los administradores concursales de la sociedad para conocer los datos y presentar ofertas, entre ellas alguno de los fondos de capital más conocidos de Madrid. Fuentes conocedoras del proceso aseguran que una de las ofertas que se están preparando, pendiente de concretar por el momento, sería la del empresario madrileño César Álvarez, uno de los accionistas de El Corte Inglés, hermano del anterior presidente, Isidoro Álvarez.

Tras conocer la mala situación del restaurante y el inicio del concurso para su liquidación, Álvarez encargó a sus asesores fiscales y jurídicos de cabecera que pusieran en marcha toda la maquinaria para tener acceso a los datos del proceso concursal, que llevan los administradores de FTI & Partners, y analizar la viabilidad de un proyecto en el que el nuevo chef de uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad sería su hijo, Isidoro Álvarez Penella, cocinero de alto nivel que en la actualidad trabaja en un restaurante de París.

El plazo de un mes para presentar ofertas se abrió el pasado 11 de enero, tras la entrega al Juzgado Mercantil número 13 de Madrid por parte de los administradores del concurso del informe de liquidación del grupo, con una opción que facilita su rehabilitación: va a poder comprarse como un todo o por separado, ya que se establecen tres “unidades productivas”, el restaurante Zalacaín, el negocio de catering y eventos, y el café restaurante del Club Golf de Somosaguas. En apenas una semana con el proceso abierto, las fuentes consultadas aseguran que ya se ha interesado algún grupo de hostelería y varios fondos de inversores, que quieren conocer las cifras reales del negocio y el inventario de bienes de cada unidad productiva, para estudiar la presentación posterior de posibles ofertas.

César Álvarez puede operar en este proceso a través de cualquiera de las dos sociedades inversoras de las que es administrador (Cesal y Alvanella), y en las que incluye como apoderados a su esposa, su hijo Isidoro y su hija, aunque si finalmente presenta un proyecto concreto, lo puede hacer con una nueva entidad o con un planteamiento adaptado a las necesidades de gestión y explotación que se necesiten, explican las fuentes consultadas. El propio informe de liquidación presentado en el juzgado advierte que, a la hora de elegir un proyecto, ya sea por el total o por una de las unidades de negocio, pesará además del precio y las condiciones de pago, los contratos en vigor a los que se subrogará y el número de trabajadores que mantendrá. En la actualidad, se ha iniciado un ERE sobre los 58 empleados que quedan en la empresa.

La Finca se centra en el inmobiliario

Los propietarios actuales de Zalacaín, el Grupo la Finca que controla la familia García-Cereceda, ha dejado muy clara su salida del sector de la hostelería, sobre todo tras el golpe que la pandemia ha causado a su negocio, para centrarse en el sector inmobiliario de alto nivel. La familia propietaria inyectó un préstamo de 9 millones de euros al restaurante en el año 2019, que es prácticamente la deuda que acumula y que ha causado su entrada en concurso y liquidación, a no ser que alguien lo compre primero. El negocio total alcanzaba una facturación anual del orden de los 5 millones de euros desde 2018, pero no dejaba de perder un millón cada año, hasta que a finales de 2020, el cierre por el parón económico que provocó la pandemia y los elevados gastos de personal duplicaron esas pérdidas, sin devolver el préstamo, y dieron lugar al concurso voluntario.

A pesar de ello, se realizó una importante reforma hace algo más de tres años, también sufragada por los propietarios de La Finca, que permitió renovar todas las instalaciones, por lo que, aunque lo que se ha puesto en marcha es una liquidación, caben muchas opciones de reflotarlo si se pone en marcha una buena gestión de los activos o, al menos, de alguna de las unidades productivas, según explican fuentes del sector, que advierten que una buena parte de los restaurantes de alto nivel de la capital están a pleno rendimiento a pesar de la pandemia. Se sabe que uno de los grupos de restauración interesados y muy próximos a La Finca es Urrechu, a quien fuentes del sector apuntan que le podría ir bien con los activos del negocio del catering y los eventos. 

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